El Financiero – Opinión – Gerardo Ruiz Esparza

Secretario de Comunicaciones y Transportes

9 de noviembre de 2017

"De mantenerse y profundizarse los cambios realizados, México podrá convertirse en un país plenamente desarrollado" 

Presidente Enrique Peña Nieto 


La inversión en infraestructura es un factor central en el desarrollo económico y social de cada nación, toda vez que potencia la eficiencia de la inversión pública y privada en la economía, facilita el funcionamiento eficaz de los mercados y apoya el crecimiento equilibrado de sus distintas regiones.

Donde se construye una carretera, una vía férrea, se edifica un puerto o se instala una torre de telecomunicaciones se abre la ruta al progreso y a la inclusión social.

La tendencia mundial es clara en favor de que el desplazamiento de personas, la distribución de bienes, así como la transmisión de información y conocimiento se realicen con una visión logística sustentable, esto es con mayor rapidez, agilidad, conectividad y menor costo.

Lograr esta conectividad logística contribuye a potenciar la competitividad de la planta productiva y comercial de cualquier nación, así como a elevar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Para ello es central una planeacion a más largo plazo; una planeacion determinada por las obras de infraestructura que se requieren para ser más competitivos y que por su complejidad, dimensión y monto de inversión requieren de más de un sexenio para su desarrollo total.

Corea del Sur es un ejemplo exitoso de la relevancia de la planeacion de infraestructura a largo plazo. Ha logrado convertir su estrategia logística en el motor de su economía y en centro logístico de primera línea.

Actualmente, de la infraestructura sudcoreana, la economía número 11 en el mundo, destacan dos modernos puertos, Busan e Incheon que atienden a más del 60% del PIB; el de Busan es el 5° puerto mundial de carga planeado desde 1995. El aeropuerto internacional de Incheon (Seúl) es considerado entre los más modernos y concurridos del mundo. Estos impresionantes desarrollos de infraestructura no son fortuitos.

De acuerdo a la CEPAL el modelo de desarrollo de infraestructura de Corea del Sur impulsado en las últimas cuatro décadas, es sinónimo de planes de largo plazo, políticas de Estado independientes de los vaivenes políticos o económicos, en el que el Estado orienta las inversiones y regula al sector.

En México también tenemos claros ejemplos de obras transexenales como son los casos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, el Nuevo Puerto de Veracruz, la Red Compartida de Telecomunicaciones, el Programa México Conectado entre otros, pero el marco legal actual los hace estar sujetos a vaivenes sexenales. Otros ejemplos relevantes de estas obras serían los trenes de pasajeros, los libramientos ferroviarios, los túneles de doble o triple estiba para trenes de carga, ampliaciones de puertos y aeropuertos, así como de ejes troncales carreteros, transporte masivo, etc.

Tanto la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) como otros actores claves del sector comunicaciones y transportes coinciden en esta prioridad que permita una planeación a largo plazo, con certidumbre y bases legales que exijan la continuidad de los desarrollos en razón de su importancia económica estratégica.

Por ello sería necesario que la ley de planeación vigente así como el sistema presupuestario del Gobierno Federal, incorporen el enfoque de desarrollo logístico a mediano y largo plazos.

Esta legislación permitiría contar con una normatividad moderna y en sintonía con las exigencias de desarrollo estratégico del país en cuestión de infraestructura, de conectividad por tierra, mar, aire y telecomunicaciones.

Una legislación que fije criterios para la formulación de programas, así como metas transexenales y asegure la continuidad de las grandes obras destinadas a convertirse en motores claves para el desarrollo del país.

En breve tiempo se ha logrado lo que hasta hace poco era impensable, construir grandes proyectos de infraestructura que sean orgullo de los mexicanos y pongan en alto el nombre del país.

Aún falta mucho por hacer; ahora lo prioritario es no abandonar el camino que ha dado resultados inmediatos y tangibles a fin de no perder el impulso de seguir construyendo para las generaciones futuras.

El Financiero – Opinión – Secretario de Comunicaciones y Transportes