En los últimos años México ha enfrentado inéditos fenómenos naturales que nos han puesto a prueba. Entre los más importantes encontramos en septiembre de 2013 el Huracán Ingrid que en conjunto con la tormenta Manuel azotaron con furia al Estado de Guerrero, dejando graves daños y miles de damnificados. Un año después, el Huracán Odile tocó tierra en la península de Baja California, dejando desastre a su paso, sobre todo en Cabo San Lucas. En octubre de 2015 el huracán Patricia, uno de los más catastróficos de los últimos años a nivel global, impactó las costas de Jalisco, Colima y Nayarit.

En septiembre de 2017 los mexicanos volvimos a sentir el temor que sólo provocan los intensos sismos. En esta ocasión, varios terremotos se registraron principalmente en la Ciudad de México, zona centro y sur del país generando severos daños y también damnificados.

De estas emergencias, todas históricas por su inusual intensidad, nuestro país ha salido adelante gracias a una estrategia nacional basada en la inmediata coordinación entre autoridades civiles y militares, sociedad civil y medios de comunicación.

En atención a los fenómenos ocurridos y a la pronta respuesta para enfrentarlos en construcción de nueva infraestuctura, México fue reconocido en el año 2017 por la Organización de las Naciones Unidas en materia de prevención, de emergencias y reducción de riesgos de desastres.

Hoy, nuestro país es un referente a seguir en el fortalecimiento de los sistemas de alerta, de preparación y capacidad de respuesta frente a las emergencias, así como para reforzar la resiliencia en materia de infraestructura carretera y generar mejores prácticas que puedan ser replicables en todo el mundo.