El esquema de financiamiento del Nuevo Aeropuerto prevé una alta rentabilidad en favor del Estado Mexicano.

Su rentabilidad presente y futura es una inmejorable oportunidad para el Estado de generar desarrollo en los sectores nacionales aeronáutico, turístico, económico y productivo, lo cual está sustentado por la confianza, interés y participación de cientos de inversionistas de todo el mundo que financian su construcción. Por ello es estratégico para el Estado conservarlo.

En la actualidad, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México se encuentra en etapa constructiva; es el Gobierno Mexicano el tenedor de las acciones del proyecto a través de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, con lo cual se aseguran las mejores condiciones de costo-beneficio tanto técnicos, financieros y de rentabilidad económica y social al país.

Es por eso, que es imprescindible la participación del sector público para resolver los problemas que aquejan la zona oriente del Valle de México en diversas índoles como la movilidad, la conectividad, el empleo, entre otros.

Una vez concluido el Nuevo Aeropuerto, el Gobierno Federal podría concesionarlo para recuperar su inversión, pues es factible legal y administrativamente.

Hacerlo antes, implicaría transferir altos riesgos operativos y financieros a un posible concesionario, con un alto costo para el Estado.