El dengue es una infección causada por un virus que se transmite a los humanos, a través de la picadura de un mosquito infectado, y se presenta en las regiones tropicales y subtropicales.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 40 por ciento de la población está en riesgo de contraer dengue, enfermedad para la cual no hay tratamiento específico.

Los síntomas de la enfermedad se presentan tras un periodo de incubación de 4 a 10 días después de la picadura del mosquito infectado, y son: fiebre elevada (40ºC), dolor de cabeza intenso, en los ojos, muscular y articular, náuseas, vómito o salpullido.

En caso de presentar algún síntoma, la persona debe acudir de inmediato a la unidad de salud más cercana, para ser atendida y se le aplique la prueba confirmatoria.

El médico indicará el tratamiento adecuado para aliviar el dolor y la fiebre, pro en general es importante que el paciente guarde reposo en cama y tome abundantes líquidos para evitar la deshidratación.

Es importante utilizar protección en el hogar como mallas en puertas y ventanas, mantener patios y jardines limpios, tapar los recipientes que almacenen agua como tinacos o cubetas y aplicar repelente contra insectos.

La aplicación de larvicidas en los criaderos de mosquitos o las fumigaciones (nebulizaciones con insecticida), para el control de vectores ayudan a controlar la proliferación de los mosquitos transmisores de la enfermedad, llamado Aedes aegypti; sin embargo, también es importante mantener las casas limpias, sin posibles criaderos de mosquitos, ya que esta medida reduce hasta 70 por ciento los casos de dengue.

Con las sencillas medidas de lava, tapa y voltea los recipientes que puedan acumular agua y manteniendo los patios y terrenos baldíos limpios, se contribuye, en gran medida a controlar la enfermedad.