Treinta y cinco años atrás, el mundo reconoció la existencia de un grave problema de salud pública: el principio de la pandemia de VIH/SIDA. Al inicio de este siglo, se adoptó la primera Declaración Política y ahora estamos en posibilidad de detener, en doce años, a la enfermedad.

Los progresos alcanzados son importantes, pero queda mucho por hacer. Una de las barreras existentes, aunque parezca increíble, tiene que ver con la necesidad de reconocer que el problema aún existe, que afecta el desarrollo de personas y naciones, que incumbe a todos y que debe mantenerse visible.

En México, durante el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, esta materia ha sido prioritaria y los resultados son alentadores: se han disminuido la mortalidad y la incidencia, y se ha estabilizado la prevalencia de la infección y la enfermedad; se ha incrementado la detección temprana y fortalecido la cobertura universal con tratamiento antirretroviral a las personas diagnosticadas; se han reforzado las acciones de prevención e incrementado el presupuesto para ello, se ha mejorado la coordinación con las organizaciones de personas que viven con VIH y de la sociedad civil y actualizado el marco regulatorio.

Una tarea fundamental ha sido trabajar explícitamente con las poblaciones clave afectadas: hombres que tienen sexo con hombres y sus parejas femeninas, hombres y mujeres trabajadoras sexuales, personas trans, personas que usan drogas inyectables y privadas de su libertad.

Se han hecho esfuerzos para reconocer que estos grupos tienen mayor riesgo de adquirir el VIH, pero que forman parte de la solución. El respeto a los derechos humanos, al igual que el combate a la discriminación de la comunidad LGBTI y la homofobia, han sido fundamentales en la estrategia.

Se estima que con las medidas asumidas ha sido posible que en los últimos quince años se eviten cerca de 50 mil infecciones, dos mil por transmisión vertical, al igual que 65 mil defunciones.

Los retos que nos planteamos para los próximos años son: alcanzar las metas de ONUSIDA para 2020; eliminar la transmisión madre-hijo de la infección por VIH; extender a todo el país antes de 2024, la profilaxis previa a la exposición que hemos iniciado como proyecto piloto con Brasil y Perú; fortalecer la inversión en prevención que se desarrolla con la sociedad civil; y eliminar la exclusión de las poblaciones clave y de las personas que viven con VIH.

La solución global reclama mantener el compromiso político al más alto nivel, fortalecer la cooperación internacional y la coordinación de todas las agencias multinacionales involucradas, al igual que hacer los esfuerzos necesarios para garantizar que los países con menos posibilidades financieras, cuenten con los recursos que el tema necesita. La tarea debe ser prioridad en la agenda de la humanidad.

208. En México se han evitado cerca de 50 mil infecciones por VIH

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