Buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto.

Señores titulares del IMSS, el ISSSTE, y representantes de las instituciones que conforman el sector.

Muy estimadas enfermeras que hoy son justamente reconocidas.

Señora Coordinadora General de la Comisión Permanente de Enfermería.

Señor Director General del Instituto Politécnico Nacional.

Señor presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores.

Señores titulares de los sindicatos de trabajadores del Estado y de las instituciones públicas de salud y de educación.

Señor Secretario del Consejo de Salubridad General.

Apreciadas y estimados titulares estatales e institucionales de los servicios de enfermería de las instituciones del sector.

Señora, señores ex secretarios de Salud, aquí presentes.

Señor legislador, muchas gracias por acompañarnos.

Señoras y señores representantes de los medios de comunicación.

Colegas servidores públicos.

Señoras y señores:

De manera muy especial, saludo con afecto a todas las enfermeras y enfermeros que representan a ese sector imprescindible de la gran familia de profesionales que cuidan y atienden la salud de todos los mexicanos.

Mi pleno reconocimiento a su labor, por el compromiso que han asumido para mejorar los servicios públicos de salud y para hacerlo con calidad y sentido humano.

Gracias, muchas gracias por su esfuerzo de todos los días, por sus desvelos para atender, cuidar, aliviar, asistir, consolar y dar la mano tanto a los enfermos como a sus familiares. Su labor ha sido fundamental en la mejoría de los servicios y en los indicadores de salud alcanzados durante el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

En esta ceremonia, que se celebra desde hace 86 años, se reconoce la vocación de servicio y la labor que realizan las enfermeras y los enfermeros en todo el país, tanto en el sector público como en el privado.

En este, su día, expreso mi más sincera felicitación a quienes destinan su vida a la noble profesión de cuidar con preparación, esmero y dedicación a los pacientes, que lo hacen lo mismo en un consultorio, en un hospital, en el quirófano o en la sala de cuidados intensivos; en la comunidad o en el laboratorio; en los programas preventivos, en los de rehabilitación o al alentar al paciente en su recuperación.

Hoy se entregan los reconocimientos que el Consejo de Salubridad General ha instituido para destacar el trabajo de las y los profesionales de la enfermería. Muchas felicidades a las tres enfermeras sobresalientes que, por sus méritos y aportaciones, por su entrega y dedicación, reciben estas distinciones que resaltan la importancia del trabajo del gremio. De un gremio que, como sugiere su himno, anda del día al ocaso buscando el sueño de un mundo sin dolor.

De esta forma, Susana Salas Segura acompaña en la lista de honor a la gran maestra universitaria, a una de las líderes más destacadas del sector, Graciela Arroyo de Cordero; María de Lourdes García Campos a María Guadalupe Cerisola Salcido, innovadora de la educación y el servicio y fundadora de instituciones, y Maribel Hernández Aquino a María Suárez Vázquez, de una calidad humana extraordinaria.

A ustedes tres, ¡muchas felicidades! y la invitación de seguir dando ejemplo a las nuevas generaciones y a quienes ejercen esta noble profesión. Ustedes prestigian a todas las enfermeras y enfermeros que laboran en las instituciones públicas de salud.

Aprovecho esta oportunidad, para referirme a un asunto que ha generado descontento en nuestra sociedad. Me refiero al incremento en el precio de las gasolinas, que no es otra cosa que la supresión del subsidio a las mismas. Esta ayuda hubiera representado este año, 200 mil millones de pesos y habría beneficiado principalmente a quienes menos la requieren.

Se trata de una decisión compleja pero ineludible, de una determinación dolorosa pero responsable, de una medida impopular pero apenas oportuna. Para tener una idea de lo que representa esta cantidad, habría que recordar que equivale prácticamente al presupuesto total de la Secretaría de Salud, incluidas por supuesto las transferencias a los 32 servicios estatales.

La resolución permitirá contar con los recursos para asegurar, entre muchos otros, los programas de lucha contra la pobreza y de atención a la salud, entre estos últimos, el financiamiento del Seguro Popular, los de salud reproductiva y vacunación, los de atención hospitalaria y el combate a las enfermedades transmitidas por vector, por solo ejemplificar el punto. Conviene también recordar que el año pasado, en 2016, el presupuesto de la Secretaría de Salud tuvo ajustes por más de 10 mil millones de pesos.

Las finanzas públicas ya no soportaban esa carga y se optó por proteger a los menos favorecidos. Entiendo que los argumentos que dan pie y justifican la decisión, no sean fácilmente aceptados. Esto es así, porque es difícil admitir razones y dejar a un lado las emociones, particularmente cuando lo que está en el centro de la discusión tiene que ver con el ingreso de las familias. Sin embargo, se debe aceptar que no es correcto gobernar a partir de ficciones o mentiras. El ejercicio del servicio público debe hacerse con apego a la verdad, por dura de aceptar que esta sea.

Hace unos días señalé y hoy lo reitero, estos son tiempos de unidad como nos ha pedido el Presidente de México. Cuando la historia nos ha sorprendido divididos y enfrentados, México ha perdido. Cuando, por el contrario, la unidad ha prevalecido, México ha resuelto sus problemas, el país ha prosperado y todos han ganado. Sé que, en las tareas de gobierno, como en otros campos de la vida, en ocasiones se debe optar por el mal menor, este es el caso. Pensemos entonces en México y su futuro.

Señor Presidente:

Para su gobierno, la atención a la salud de la población mexicana ha sido prioritaria. En estos cuatro años el sistema público de salud se ha fortalecido y se han registrado avances importantes, sin desconocer que todavía tenemos muchos pendientes.

En todos los avances está el trabajo de ustedes, del personal de enfermería. La mejoría en la esperanza de vida y en la mortalidad materna e infantil, no hubieran sido posibles sin su participación activa. La cobertura de los programas de vacunación y de salud reproductiva, la disminución de la transmisión vertical del VIH/Sida o el aumento en la cobertura de los servicios, serían menores de no haberse contado con el compromiso de la profesión.

Todo esto es cierto, pero también lo es, que millones de mexicanos no hubieran sentido el cariño, el apoyo moral y afectivo que ustedes brindan cuando más se necesita. ¡Gracias por su dedicación! ¡Gracias, muchas gracias, por su compromiso!

Señor Presidente:

Quiero agradecerle la confianza que ha depositado en los trabajadores de salud y también que presida esta ceremonia. Tenga la certeza que hacemos nuestro mayor esfuerzo por mejorar cada día los servicios que reciben los mexicanos. Estoy seguro que las enfermeras y los enfermeros, en este día dedicado a reconocer su trabajo y esfuerzo, valoran su presencia y su compromiso de mejorar las condiciones en las que este personal desarrolla su trabajo para cumplir mejor con su indeclinable vocación de servicio.

Felicidades y muchas gracias.

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