• Se estima que en México afecta a más de siete millones de mujeres

Las mujeres mayores de 35 años que no se han embarazado tienen más riesgo de desarrollar endometriosis, un padecimiento que se presenta cuando el endometrio se descama y esos restos crecen fuera de la matriz, e invaden la zona abdomino-pélvica, ocasionalmente ovarios, trompas de falopio, intestino, recto, pulmones y hasta el cerebro.

En entrevista por el Día Mundial de la Endometriosis este 14 de marzo, el coordinador del servicio de Cirugía de Mínima Invasión en el Instituto Nacional de Perinatología (Inper) “Isidro Espinosa de los Reyes” de la Secretaría de Salud, Oliver Paul Cruz Orozco, detalló que estos pequeños desprendimientos provocan dolor, sobre todo al término de cada periodo menstrual, e infertilidad, y se puede presentar entre los 11 y 55 años de edad.

En el mundo, 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva padecen endomretriosis. Se estima que en México afecta a más de siete millones, muchas de ellas no están diagnosticadas debido a que consideran como normal el dolor menstrual.

El endometrio es el tejido que recubre la parte interna del útero. Los cambios hormonales que rigen el ciclo menstrual pueden ocasionar aumento del grosor y de la vascularización de las células endometriales, con su consecuente deterioro.

Cruz Orozco destacó que, debido a su complejidad, existen diferentes tipos de endometriosis, las más comunes son la profunda -cuando se afecta una zona donde se unen la vagina y el recto, lo que ocasiona dolores intensos-; tubárica o de trompas; pélvica-peritoneal, que genera lesiones superficiales en los ovarios, así como la serosa, que causa afectaciones vesiculares, fibrosis y cicatrización.

Otro tipo de endometriosis es la intestinal. El síntoma más frecuente es el sangrado rectal que origina tumores rectales en mujeres que están en la premenopausia, particularmente quienes tienen antecedentes de infertilidad.

Oliver Paul Cruz señaló que hasta la fecha no se ha encontrado una causa especifica; sin embargo, la genética, obesidad, relaciones sexuales a temprana edad, consumo de tabaco, inadecuados hábitos alimenticios o abortos involuntarios pueden predisponer el desarrollo de la enfermedad.

El retardo en el diagnóstico puede complicar el tratamiento; incluso, llevar a la muerte. La detección adecuada requiere la exploración física con un aparato específico, ultrasonido pélvico y resonancia magnética que se complementa con la ecografía. La ausencia de alguno de estos estudios puede retardar su detección.

Dijo que los estudios de papanicolaou y ultrasonido no permiten el diagnóstico de esta enfermedad. El resultado del ultrasonido puede ser confuso, debido a que los implantes son de tamaño diminuto y se puede confundir con algún otro padecimiento.

Las mujeres que se embarazan tienen menos probabilidad de desarrollar endometriosis, pero se puede presentar años después del último parto.

Detalló que los síntomas son fuertes dolores pélvicos durante el periodo menstrual; dolor al orinar y al defecar; depresión; ansiedad; malestar en el sistema digestivo y durante o después de las relaciones sexuales; diarreas; infertilidad; hipersensibilidad; alteraciones de órganos reproductores; sangrado abundante; sangrado ocasional entre un periodo y otro; así como menopausia temprana.

Añadió que algunas mujeres presentan síntomas hasta que llegan a la pre-menopausia. Sufren dolor intenso por la afectación en los nervios de la pelvis y existe riesgo de daño en otros órganos. Los malestares disminuyen o se erradican cuando la mujer llega a la menopausia.

La endometriosis puede tener como consecuencia el desarrollo de quistes, retracciones o adherencias que requieren intervención quirúrgica. Esta cirugía se debe enfocar solo en el retiro de descamaciones que se implantan, no del útero o de los ovarios, ya que esto conlleva envejecimiento prematuro, osteoporosis y afectaciones cardíacas.

Además, recalcó que la endometriosis no tiene relación con otra enfermedad crónico-degenerativa.

El tratamiento requiere la intervención multidisciplinaria con especialistas en psicología, nutrición, ginecología, radiología y en reproducción. La prescripción de medicamentos antiinflamatorios, analgésicos y hormonales solo mitiga los síntomas, pero no se atiende la causa específica.

El coordinador del Servicio de Cirugía de Mínima Invasión en el Inper indicó que el tratamiento adecuado permite curar o controlar la enfermedad. Hasta 90 por ciento de las mujeres cuya causa de infertilidad fue la endometriosis logra embarazarse con tratamientos reproductivos.

Subrayó la importancia de que la población en general tenga conocimiento de esta enfermedad; en especial, las mujeres desde la adolescencia.

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