La obesidad es el principal problema de salud en el país, ya que provoca muertes prematuras y es el principal factor de riesgo para desarrollar enfermedades que son las causas de muerte y pérdida de años de vida saludable y productiva, señala la subsecretaria de Prevención y Promoción de la Salud.

Durante la conmemoración del Día Mundial de la Obesidad, y el lanzamiento del Día Nacional de la Obesidad en el Senado de la República, se mencionó que las personas que viven con cáncer, obesidad y problemas cardiovasculares pueden vivir cinco, 10 y hasta 15 años con mala calidad de vida y el impacto negativo en la familia, por lo que la efeméride es una oportunidad para invitar a la población a tomar medidas preventivas.

Se explicó que la obesidad es un problema que está prácticamente en todos lados, incluso en comunidades rurales, donde ya se observa el ascenso en la prevalencia de esta enfermedad, debido a que existen ambientes parecidos a los urbanos, contaminados con publicidad y fácil acceso a productos ultraprocesados, y con poco consumo de alimentos naturales; estos entornos se denominan “ambientes obesogénicos”.

Un factor que influye en la obesidad, precisa la subsecretaría, son las dietas de mala calidad y la promoción del consumo de ultraprocesados y bebidas azucaradas, impulsado por la industria alimentaria, y otras asociadas al sistema agroalimentario, como la de agroquímicos, que es altamente poderosa e impulsa la agricultura industrial con nula conservación del medio ambiente.

En tanto, la dirección del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), informó que en la actualidad la incidencia de la obesidad es el doble en comparación con los años 80, y su aumento pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas para 2030.

Se advierte que la población percibe a la obesidad como factor de riesgo, pero no la identifica como una enfermedad; aun cuando está reconocida en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). En el mundo, para el año 2035 habrá cuatro mil millones de personas con este problema si no se aborda con seriedad, y en la población infantil podría duplicarse.

En México, 36.9 por ciento de personas adultas vive con esa condición, y en 2030 podría llegar a 45 por ciento. En este contexto, el Día Nacional y Mundial de la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo, es una oportunidad para aumentar la concientización sobre el problema, fomentar la abogacía y compartir experiencias.

Al respecto, el INSP mencionó que todos somos rehenes de un sistema alimentario que no es saludable, ni sostenible ni justo, y de no actuar estaríamos condenando a las infancias a un futuro no saludable y un planeta encarecido.

El Centro de Investigación en Salud Poblacional del INSP hace notar que, tener obesidad aumenta el riesgo de complicaciones graves y fallecimiento por enfermedades infecciosas como COVID-19.

Sostuvo que el estado de salud de la población, como la prevalencia de enfermedades no transmisibles, es un factor crítico que debe considerarse parte de cualquier esfuerzo integral de preparación para pandemias.

A su vez, la vicepresidencia de la mesa directiva de la Comisión de Estudios Legislativos del Senado de la República, dijo que declarar el 4 de marzo como el Día Nacional de la Obesidad tiene como objetivo homologar la fecha con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial de Obesidad, para visibilizar el padecimiento y sensibilizar a la población sobre las implicaciones negativas.

Resaltó que la población mexicana experimenta sobrepeso y obesidad, sobre todo el segmento de niñas y niños que viven en ciudades y zonas urbanas. Asimismo, el país se encuentra en una transición alimentaria, es decir, en los próximos años, la población residente de áreas rurales y zonas de nivel socioeconómico bajo también padecerán exceso de peso al mismo nivel que en las zonas urbanas.

Detalló que 12 por ciento de niñas y niños menores de cinco años presenta desnutrición, y que uno de los principales conductores de la alimentación inadecuada es la sobreproducción de productos ultraprocesados, alto consumo de azúcares, grasas, sal/sodio, entre otros, y disminución de alimentos frescos como cereales integrales, leguminosas, verduras y frutas; así como la rápida urbanización y cambios en estilos de vida.

En el foro también participaron el representante en México de la OPS/OMS y la jefatura de Nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre otros.

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