Buenas tardes tengan todas y todos ustedes.
Me enseñó un ex rector de la Universidad Nacional, algo que, a su vez, él aprendió de un director general de la UNESCO. Que le dijo que, en la vida pública, uno debería estar siempre preparado para dar un discurso largo y uno corto.
Por supuesto, para usted no será sorpresa que el mío va a ser muy largo, pero la anécdota transita porque así debería ser uno, que el discurso corto, diría: gracias. Y el largo: muchas gracias.
Pero no voy a hacer caso, yo ya lo dije y se los voy a cumplir, porque preparé algunas líneas que quiero compartir con ustedes, después de saludar a Fernando, al licenciado Fernando Suinaga Cárdenas, a su señora esposa, a don Olegario, a Pilar, a todas y todos los que integran este presídium, y de manera muy especial a todos ustedes.
Particularmente a Gela, mi respeto, mi afecto, mi gratitud por las muestras de generosidad de la familia Vázquez Raña y Vázquez Aldir, muchas, muchas gracias.
Agradezco sinceramente al Consejo Nacional de Directores de la Cruz Roja Mexicana por otorgarme la medalla de la Gran Cruz. Es una distinción que me honra, y que en verdad espero corresponder con mi actuar cotidiano en favor de la salud de los mexicanos.
Particularmente, mi agradecimiento a mi amigo el licenciado Fernando Suinaga Cárdenas, Presidente Nacional Cruz Roja Mexicana.
Gracias a él, por muchas, muchas cosas, por la generosidad que le distingue, por su dedicación, entrega y compromiso. Gracias por la pasión con la que él y su señora esposa cumplen una misión de vida autoimpuesta.
Ésta distinción que se me concede me liga más con la gran institución de la Cruz Roja Mexicana, formada por gente comprometida con nuestros semejantes. Su labor humanitaria no sería posible sin los miles y miles, sin las decenas de miles de voluntarios, sin el trabajo de gente esforzada que da amor, cariño, cercanía, consuelo y apoyo a quienes tienen momentos de apuro. 
Es por eso que a todos ellos quiero dedicarles la medalla, que hoy se me concede, la comparto con todos los voluntarios que hacen posible el trabajo desinteresado y humanista de la Cruz Roja.
La comparto con quienes tienen la vocación por el servicio a los demás, arriesgando incluso su vida e integridad por estar cerca de la gente que los necesita.
Asimismo, quiero compartir esta medalla de la Gran Cruz con los trabajadores de la Secretaría de Salud, ellos y un servidor trabajamos para un Gobierno, el de Enrique Peña Nieto que busca servir a la sociedad en el área de la salud.
En este sentido, vemos el trabajo de Cruz Roja, como esa articulación virtuosa entre el gobierno y la sociedad. Que hace que alcancemos mejores resultados.  
Requerimos de las estructuras gubernamentales, es cierto, pero también de manera muy importante de la participación de la sociedad organizada. Sociedad y gobierno deben trabajar juntos para el bienestar de la colectividad.
Siempre he sostenido que formamos parte de un gran país, de una nación fuerte, de un país con una gran historia, con valiosas culturas y tradiciones. México es un país grande y con grandeza por sus riquezas materiales y humanas. Nuestra mayor riqueza, sin embargo, está en nuestra gente, en la sociedad y los valores que nos unen y cohesionan.
Parte de nuestro capital social son las organizaciones dedicadas a servir a los demás, a dar ayuda, auxilio y consuelo a los necesitados. Este es el caso de la Cruz Roja y de muchas otras organizaciones, cuyo único fin es auxiliar a quienes tienen alguna necesidad.
Una sociedad plural como la nuestra, requiere que los ciudadanos compartamos valores que nos permitan avanzar en la construcción de un mundo cada vez más humano. Valores que con su actuar cotidiano reivindica la Cruz Roja Mexicana.
Por otra parte, he de referirme al libro que hoy se presenta: El Voluntariado Gente Extraordinaria con Valor. Este libro documenta claramente la gran tarea humanitaria que día a día realizan decenas de miles de voluntarios, quienes han convertido la ayuda desinteresada en su proyecto de vida.  
Los voluntarios de la Cruz Roja constituyen un pilar fundamental. Sin esperar nada a cambio ayudan, auxilian, dan consuelo, cariño y apoyo a quienes tienen momentos de apremio y a los grupos sociales más vulnerables.
El libro conmemora en 252 páginas las convenciones nacionales dela Cruz Roja celebradas entre los años 2013 y 2017. Con gran apoyo gráfico, más de 260 fotografías, las conté. Más de 260 fotografías. El libro va más allá de documentar esas convenciones nacionales, ya que se hacen reflexiones sobre su importancia, a partir de la primera que se llevó a efecto en el palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, en 1940.
La filosofía y las razones humanitarias de esta benemérita institución, a la que hoy celebramos en 108 años de labor humanitaria, se reflejan fielmente a lo largo del libro.
El mismo, consta de seis apartados. En el primero de ellos se documenta el papel de la Cruz Roja en las emergencias y desastres que el país vivió en los años cuarenta del siglo pasado. El sismo de 1941 que tuvo por epicentro las costas de Colima y que afectó a la Ciudad de México.  
El ciclón, que en el mismo, año azotó a Baja California o la erupción del volcán Paricutín en 1943, hace 75 años. Fue en esa década cuando la Cruz Roja funda delegaciones en varias partes de la República para brindar auxilio a nivel nacional. Para fortalecer a la institución se iniciaron, en esa época, las reuniones nacionales. 
En los otros cinco capítulos se documenta el contenido de las convenciones donde se abordaron los temas del Voluntariado como pilar de la Institución, las necesidades de modernización tecnológica, para hacer más eficiente su labor humanitaria. El fomento de una cultura de la prevención de accidentes, la definición del plan estratégico de la Cruz Roja, así como la unidad necesaria para fortalecer la acción humanitaria de la institución. 
En el libro, por supuesto, también se documenta la participación de Cruz Roja Mexicana en el auxilio a la población durante los sismos del mes de septiembre del año pasado, que nos recordaron la fragilidad de nuestra condición humana y que nada es más importante que la vida y la salud. 
En efecto, la salud es junto a la vida el bien más preciado. Es condición imprescindible para el disfrute de una vida digna y plena, es fundamental tanto para las personas como para las sociedades. Sin salud casi nada es posible. 
Muchas de las oportunidades y cosas buenas que nos ofrece la vida son imposibles, o al menos se dificultan, sino contamos con salud. Donde hay salud prevalecen las oportunidades, donde no la hay florecen las carencias. 
Por ello, durante el gobierno del Presidente Peña Nieto la salud de la población ha sido una de las prioridades. En esta materia mucho es lo que hemos avanzado en los últimos años, el desarrollo ha sido vertiginoso, sobre todo a partir de la segunda parte del siglo pasado. 
El saldo ha sido altamente favorable y puede ser contado entre los resultados más significativos para el trabajo de nuestra sociedad. Los éxitos del sistema público de salud se deben, en gran parte, a que la atención de la salud ha constituido una verdadera política de estado en la que hemos trabajado juntos con las instituciones del sector privado. 
Para la continuidad de la política de salud no ha importado quién sea la o el titular de la Secretaría y tampoco si la sociedad ha optado por alguna alternancia en la Federación o en las entidades federativas. 
A pesar de los innegables avances, para muchas personas el acceso efectivo a los servicios de salud es todavía una aspiración. Aún tenemos mucho por hacer para garantizar el derecho a la protección de la salud, con cobertura universal y
y servicios de calidad.
Además de esto, seguimos enfrentando grandes desafíos. Dentro de los principales pueden destacarse la epidemia del sobrepeso y obesidad, la diabetes, el cáncer, la insuficiencia renal, el embarazo en niñas y adolescentes, las enfermedades del corazón, la atención geriátrica, la salud mental de las adicciones.
Los retos son grandes, no obstante, debemos ser optimistas ya que contamos con los recursos humanos y materiales para superarlos. Nuestra infraestructura pública es cercana a las 23 mil unidades de atención ambulatoria.
Más de mil 400 hospitales y alrededor de 90 mil camas censables. Más de 200 mil médicos y más de 300 mil enfermeras.
No quiero perder esta oportunidad para expresar mi mayor reconocimiento a todos los trabajadores de la salud, a los del sector social como los de la Cruz Roja Mexicana, a los del sector privado, aquí dignamente representados y por supuesto a mis compañeros los trabajadores de la salud en las instituciones públicas.
Para todos ellos un justo homenaje por su compromiso para atender a la población, por acudir a los lugares más remotos, por trabajar con entrega y sentido humano para prevenir la enfermedad, aliviar el dolor, restaurar la salud o consolar a los pacientes.
Por ello resulta claro que el bienestar de la sociedad no es únicamente tarea gubernamental, hay múltiples tareas sociales que pueden ser resueltas por el altruismo y la cooperación de las organizaciones de la sociedad civil.
Darse la mano entre vecinos, participar en los trabajos comunitarios, abrazar las causas que más nos preocupan como ciudadanos, implican la solidaridad.
Solidaridad que es una palabra con la que los mexicanos nos sentimos muy identificados porque es parte de nuestra cultura.
Nuestras organizaciones sociales son la muestra más clara de la vigencia de los valores sociales dentro de los mexicanos. El trabajo que llevan a efecto reivindica la política en su sentido originario de participación de los mexicanos en los asuntos que interesan a todos.
Los valores laicos como libertad, igualdad, justicia, respeto, tolerancia, diálogo, solidaridad, generosidad y compromiso, han sido y deben seguir siendo la base de la ciudadanía.
Estos valores constituyen el basamento sobre el que se sustenta la convivencia pacífica en sociedades como la nuestra, caracterizadas por la libertad y la pluralidad, por la diversidad ideológica, política, de orientaciones y de creencias.
Estos valores, termino. Estos valores están en los cimientos y en el actuar cotidiano de la Cruz Roja Mexicana, por ello mi agradecimiento personal, por ello mi reconocimiento institucional por más de un siglo de servicio a los mexicanos más necesitados.
Gracias por la distinción de la que hoy soy sujeto.
Muchas gracias.

Síguenos en Twitter: @SSalud_MX y @JoseNarroR
Facebook: @SecretariadeSaludMX y @JoseNarroOficial

You Tube: Secretaría de Salud México