Muchas gracias por el aprecio que me demuestran y muchísimas gracias al señor director del ISSSTE, al señor licenciado y amigo mío, Florentino Castro por la invitación para estar aquí, por ayudar a acomodar el horario y vine porque me da mucha pena llegar tarde, pero dije yo tengo que dar la cara.

Dos, tengo que darles una explicación, vengo de Ciudad Universitaria, di una conferencia a las nueve de la mañana y me costó mucho trabajo salir del auditorio.

No porque los estudiantes no me dejaran salir, porque tuvimos muchas fotografías, estaban muy contentos, seguramente porque se había acabado mi conferencia, estaban felices.

Para salir de Ciudad Universitaria había un tránsito, para llegar al Periférico espantoso y después en el Periférico hubo un accidente.

Perdón de verdad, no hay otra palabra, les ofrezco una disculpa, pero yo quise venir, ¿cómo me iba a perder esto?, ¿cómo no iba a estar con ustedes?, ¿cómo piensan? Entonces por eso quise venir y muchas gracias.

Saludo a todo el presídium, a una amiga universitaria, a la maestra, a la química, Bertha Rodríguez Sámano, al señor presidente del SENTISSSTE, al señor Subsecretario el Trabajo, y a todas y todos los que están en el presídium, pero sobretodo muchas gracias a ustedes.

Ofrecí a cambio de que me permitieran llegar tarde, que iba a ser breve en mi intervención, y que en lugar de hacer un discurso prologando, solo 25 minutos y ya.

El director estuvo de acuerdo totalmente, no escuchó lo del tiempo, pero se los advierto.

No en serio, yo quiero solo venir a decir algunas cosas que van a reiterar lo que ya se comentó.

Primero, lo importante que señalaba el director general del ISSSTE, de cómo hemos cambiado en este país.

Nací en 1948, algunos por ahí andan, eh. Las damas no, pero de los caballeros algunos por ahí andan, son modelos ya descontinuados, digamos.

Pero, cuando yo nací, yo pertenezco a una generación en donde las mujeres no votaban, en donde la proporción de mujeres que tenían educación, era baja.

En donde la mayor parte de las personas que no sabían leer, ni escribir, eran mujeres.

En donde las mujeres no estaban incorporadas al mercado laboral. En donde había muchas formas de discriminación en contra de las mujeres.

Hoy hemos mejorado, pero no hemos resuelto el problema. No está resuelto el problema de actos discriminatorios, de actos de exclusión y de actos inconvenientes a la dignidad de un ser humano.

Por eso tenemos que seguir luchando, pero se ha avanzado. Vengo de la Facultad de Medicina de la UNAM. Esa facultad es hoy, mucho mejor que cuando yo entré en 1967.

Y es mucho mejor, no por quedar bien, no por ser políticamente correcto, por ser educado. Es mejor porque hoy dos de cada tres estudiantes son mujeres.

Y en mi generación, hace 50 años, 25 por ciento, menos del 30 por ciento eran mujeres. Entonces claro que hemos mejorado, pero por supuesto que faltan muchas cosas por alcanzar. Y el tema no es el tema de las mujeres.

El tema es de todos, los hombres tenemos que hacer mucho en esa misma dirección. Lo primero convencernos, y lo primero, aplicarlo en casa con nuestras esposas, con nuestras hijas, con nuestras nietas.

Yo tengo la fortuna de tener esposa. Sé que les voy a generar una decepción, de tener una esposa, hija, una y de tener dos nietas.

Entonces a mí me preocupan mucho y yo lo que quiero es que tengan una vida, ni más ni menos, que la que pueden tener mis nietos o mis hijos. Que sean tratados, tratadas, en este caso, de manera igual, que tengan las mismas oportunidades, las mismas posibilidades en la educación, en el trabajo, en el deporte, en la recreación, en la seguridad, que ese, yo sé que es un problema y es un pendiente serio, en general y agudizado en el caso de la mujer.

Por eso el Presidente Peña Nieto se ha comprometido, y hace unos días en la celebración formal del Día de la Mujer, en Los Pinos, se hizo un recuento de lo que se ha seguido avanzando y se dijo lo que estoy diciendo.

No podemos estar satisfechos. Nos falta mucho por hacer. Tenemos muchos pendientes. Hay muchas asignaturas que no hemos aprobado y no nos consuela que sea un problema general en el mundo.

Todavía hay muchos pendientes en esta dirección. Por eso es importante esta ceremonia. Por eso quise venir, aunque llegara tarde.

Sí, para estar con ustedes para decirlo muy claro, que tenemos que hacerlo, y tenemos que hacerlo juntos, hombres y mujeres.

A mí por eso también me da mucho gusto acompañar al señor director, atestiguar que el Subsecretario del Trabajo le entrega este reconocimiento a la institución, que es una manera de estimular el trabajo que se ha desarrollado.

Termino. Termino dando las gracias, termino haciendo un reconocimiento a este acto y termino diciendo a las mujeres: que no están solas, que muchos hombres, muchos, muchos hombres, pensamos lo que yo estoy diciendo y estamos con ustedes.

La lucha es de todos y por todos, es por todos, es por nuestros hijos y es por el futuro del país.

Felicidades a las mujeres y muchas gracias.

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