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La Federación Mundial del Corazón señala que más de 500 millones de personas padecen algún tipo de enfermedad cardiovascular y cada año 18.6 millones fallecen por esta causa. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró 141 mil 800 muertes por este problema entre enero y agosto del 2020, convirtiéndose en la principal causa de decesos.

La atención oportuna es primordial para evitar secuelas graves, irreversibles e incluso la muerte por enfermedades cardiovasculares, ya que hasta 90 por ciento de las personas infartadas logra sobrevivir cuando recibe tratamiento a tiempo, refiere el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”.

El padecimiento más común es la cardiopatía isquémica inducida por el cierre o estrechamiento de las arterias coronarias por placas de colesterol y coágulos, que puede provocar infarto agudo de miocardio. También, se han observado más casos con insuficiencia cardiaca, enfermedad valvular o daño cardiaco secundario a hipertensión arterial descontrolada.

Algunos síntomas de las enfermedades cardiovasculares pueden incluir dolor de pecho, falta de aire, palpitaciones, sudoración, náuseas, vómito o desmayo. En algunos casos ocasionan muerte súbita.

El tratamiento de un infarto consiste en abrir la arteria lo más pronto posible para recuperar el flujo sanguíneo y prevenir la muerte del músculo del corazón. Existen dos métodos: mediante medicamento que disuelve parte del coágulo o a través de un catéter que se introduce hasta el corazón para recuperar el flujo.

El sistema sanitario de México redobla esfuerzos para la prevención y atención de pacientes con este tipo de enfermedades cardiovasculares, que a través del Programa Nacional para la Reducción de la Mortalidad por Infarto Agudo al Miocardio IAM_MX (Premia), instaurado desde el 2017, mejora la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes con infarto agudo de miocardio.

La práctica de hábitos saludables como ejercicio físico, alimentación equilibrada, control de los niveles de colesterol, peso corporal y de enfermedades como diabetes e hipertensión, además de evitar el consumo de tabaco, favorecen la salud cardiovascular.

El Instituto Nacional de Cardiología refiere que es indispensable realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física, consumir verduras y frutas en desayuno, comida y cena, evitar alimentos procesados, y acudir al menos una vez al año a revisión médica para detectar a tiempo cualquier alteración física que sea factor de riesgo para desarrollar enfermedad cardiovascular.

La Secretaría de Salud hace un llamado a la población a que, además de mantener las medidas sanitarias para evitar el contagio de COVID-19, refuerce el cuidado de la salud cardiovascular.

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Instituto Nacional de Cardiología

 

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