Introduciéndonos en el tema de la atención no formal a la salud
Gustavo Nigenda y colaboradoras, en “Cuidados a la salud
en el hogar y salud comunitaria. Análisis con perspectiva
de género”, nos ubican en un tema de gran sensibilidad y
actualidad: la dinámica familiar en relación con la atención
a miembros con enfermedades crónicas no transmisibles y
discapacitados para, particularmente, identificar qué integrantes
de las familias dedican más tiempo al cuidado de
las personas enfermas y discapacitadas, así como aspectos
sobre la calidad de la atención y la forma en la que la estructura
familiar se ajusta y redefine funciones por el hecho de
tener una persona enferma o discapacitada a quien hay que
proporcionarle cuidados específicos. Por otro lado, se exploraron,
algunas respuestas institucionales y comunitarias ante
el incremento de la demanda de atención de la población
envejecida y discapacitada.
En el siguiente trabajo, “Mujeres y Hombres bebiendo cerveza:
etnografía del consumo de alcohol en una comunidad
zapoteca del istmo de Tehuantepec” Sergio Lerin y Marinella
Milano enfocan los daños a la salud de las mujeres y
hombres, así como la función que ellas cumplen en la distribución
y comercialización del alcohol, de ahí que una aportación
importante de su análisis sea el considerar la relación
entre los géneros y las normas culturales de consumo y de
alcoholización prevalecientes en esa comunidad. Se destaca
el hecho de que el creciente consumo de alcohol por parte
de hombres y mujeres ha generado un aumento en la violencia
manifestada en diversas formas, situación que afecta
particularmente a las mujeres.
En el siguiente artículo, Rodríguez Martínez, documenta los
efectos del alcohol como factor de riesgo para los accidentes
y las enfermedades del hígado, y su impacto en la salud
de los hombres. A decir de la autora “la cirrosis hepática y
otras enfermedades del hígado” son una de las principales
causas de muerte de hombres en México. En 2005 ocupó
la segunda causa de muerte en hombres de 15 a 64 años
de edad con 14,534 casos y una tasa de 45.1 por 100 mil
habitantes, 5 veces más alta que en el caso de las mujeres.
Para 2007 esta clasificación ocupó la tercera causa de
muerte en hombres con 20,941 casos y una tasa de 40.2
por 100 mil habitantes, resultando ser 4 veces más alta que
la de esta causa de muertes en mujeres cuya tasa fue de
12.9 por 100 mil habitantes con 6,905 casos.
Como es conocido los determinantes sociales de la salud
son factores que estimulan, marcan y definen una diferente
estratificación social en los grupos humanos y, por ende,
diferente posición social respecto al acceso y control de los
recursos. El modelo de determinantes sociales de la salud
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) toma en
cuenta indicadores tradicionales (ingreso y educación), indicadores
innovadores (género, sexualidad y etnia) e indicadores
intermediarios (condiciones de vida, disponibilidad
de alimentos,...).
En dicho marco teórico se adscribe el artículo “Masculinidades
y perspectiva de género en problemas de salud actuales
en México: realidades y retos”, donde su autora, Rodríguez
Martínez a partir de un análisis documental presenta algunos
problemas prioritarios de salud de los varones en el
contexto mexicano. Describe datos epidemiológicos de las
principales causas de morbi-mortalidad en los hombres en
México, para sustentar algunas prioridades en investigación
e intervención interdisciplinaria en salud considerando al
género como determinante social de la salud.
La autora hace énfasis en que la relación entre la construcción
social de las masculinidades, las subjetividades de los varones,
y sus identidades han sido eje de muchas discusiones
conceptuales, metodológicas para la comprensión de las masculinidades
y la aproximación a proyectos de acción dirigidos
a la atención de las problemáticas como la violencia contra
las mujeres y contra los mismos hombres, así como temáticas
sobre la experiencia y diversidad sexual, la salud sexual y reproductiva.
Sin embargo, señala la necesidad de avanzar una
línea investigativa fundamental, que relacione la masculinidad
y la perspectiva de género con los problemas de salud que
no necesaria o directamente se vinculan con la sexualidad, la
reproducción, o las consecuencias de la violencia física contra
sí mismos, contra otros hombres o contra las mujeres.
La autora también sugiere un desafío para las organizaciones
internacionales de incorporar realmente la perspectiva
de género, al analizar reportes internacionales de problemas
de salud como los accidentes viales, donde ni siquiera
desagregan los datos por sexo y mucho menos, se analizan
con perspectiva de género. Ejemplo de ello, es el caso del
Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial, es
hora de pasar a la acción, de la OMS, en el cual la palabra
“género” no aparece en todo el documento y la palabra “sexo”
aparece sólo como parte de la nota metodológica pero no
se utiliza como variable para desagregar y presentar cuadros
por sexo. Llama la atención, ya que –éste es un problema
de salud pública donde los afectados son mayoritariamente
los hombres y en el que el género se encuentra presente
como determinante social de esta problemática.
En “Masculinidades y perspectiva de género en problemas de
salud actuales en México: realidades y retos”, se confirma a partir de las cifras documentadas que las muertes por homicidios,
accidentes y, en general, la violencia son factores de
riesgo y determinantes de salud de los varones.
En este artículo se reconoce una sugerente invitación a
comprender en su diversidad y profundidad las dimensiones
de la construcción de las masculinidades y su impacto en la
salud. Nos plantea el desafío de incursionar en esta relación
de poderes, saberes, imaginería, mitos, costumbres. Nos estimula
a visualizar los determinantes sociales que afectan
ostensiblemente la salud de los hombres.
En este orden temático, Robledo Vera, nos alerta sobre la
necesidad de documentar Inequidades de Género en Salud,
en su ensayo, sitúa la importancia de mostrar cómo y con
qué magnitud se ve afectada la salud de mujeres y hombres
de diversas edades y condiciones sociales en relación con
las desigualdades de género. En este sentido la autora señala
tres rutas críticas: los datos oficiales, desagregados por sexo
y edad; el análisis de los procesos que intervienen en el continuo
salud-enfermedad, a través de la implementación de
encuestas; y la investigación.
Ratificamos el compromiso de Género y Salud en Cifras de
estimular la construcción de rutas científicas interdisciplinarias
para lograr que el trabajo en salud con perspectiva de género
cuestione permanentemente la desigualdad social entre
mujeres y hombres y alcance los objetivos éticos y políticos
de desarticularla y transformarla en igualdad y condiciones
equitativas para mantener la salud de mujeres y hombres de
todas las edades.
Género y Salud en Cifras sigue abogando por que la investigación
entre las ciencias médicas, incluyendo la epidemiología,
y las ciencias sociales con perspectiva de género, avancen
en sustentar con evidencias científicas, el impacto del
sistema tradicional de género, sobre la salud de los hombres
y las mujeres, las niñas y los niños, de manera que se formulen
líneas de intervención y políticas públicas más efectivas
y eficientes para mejorar la salud de la población y erradicar
las inequidades de género.
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Género y Salud en Cifras. Volumen 7, No. 2 Mayo - Agosto 2009. CNEGSR
Revista Oficial del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva
Secretaría de Salud |
31 de agosto de 2009
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