En este número del Boletín Género y Salud en Cifras se presentan
tres trabajos sobre aspectos de la salud estrechamente
vinculados a los roles y representaciones de género
en poblaciones que –por diversas razones– se encuentran
en situación de alta vulnerabilidad, el primero de ellos aborda
aspectos de salud sexual y prevención de infecciones de
transmisión sexual en mujeres que viven en reclusión en el
Distrito Federal; el segundo, se refiere a la sanción social
hacia el embarazo y la maternidad de niñas y adolescentes
que viven en situación de calle y las repercusiones sobre su
salud mental; mientras que el tercero trata sobre los aspectos
antropológicos vinculados al embarazo y la infección
por VIH/SIDA en áreas indígenas caracterizadas por procesos
de migración pendular.
Los tres trabajos se realizaron con metodologías cualitativas,
lo que puede llamar la atención de los lectores porque
no encontrarán muchas, si acaso algunas, cifras. A pesar de
esta característica de los trabajos en cuestión el Comité Editorial
del Boletín consideró que su publicación contribuye
de manera importante al análisis con perspectiva de género
de problemas de salud sexual y reproductiva que apunta
hacia la necesidad urgente de desarrollar políticas públicas
con dicha perspectiva para atender estas problemáticas.
En el trabajo titulado “Dilemas y contradicciones en las
prácticas de prevención de infecciones de transmisión
sexual (ITS) en un reclusorio de mujeres del Distrito Federal
“, la Mtra. Martha María López Ramos presenta evidencia
sobre la forma tardía en que las mujeres acceden a
la información sobre métodos preventivos de infecciones
de transmisión sexual y control de la fecundidad, muchas
de ellas hasta después del nacimiento de su primer hijo,
siendo las fuentes más relevantes las instituciones de salud
y en menor grado las de educación; dentro del Reclusorio
las mujeres reportan que se dan cursos sobre estos temas
pero no reportan tener mucho interés en ellos y además el
acceso es limitado. En cuanto a las prácticas preventivas,
llama la atención el concepto prevalente de que el realizarse
pruebas de detección tiene un “valor preventivo”, por
otro lado se establecen dos niveles uno discursivo y otro de la práctica; en el primero hablan del uso de condones
como preventivo, pero también de lavados y otros pero en
la práctica no usan el condón aunque lo lleven a la visita
conyugal porque “el señor no acepta”, lo que reproduce la
incapacidad de las mujeres de negociar la adopción de medidas
preventivas dentro de la prisión igual que ocurre fuera
de ella, acentuándose quizás en la población en reclusión el
temor al rechazo y al abandono por parte de la pareja si se
insiste en el uso de medidas preventivas.
En el siguiente trabajo la Dra. Azucena Hernández Ordóñez,
realiza una serie de consideraciones sobre las reacciones sociales
e institucionales hacia niñas y jóvenes que viven en la
calle alrededor de la gestación y maternidad en esta situación
a partir de la experiencia de vida de las jóvenes y las
consecuencias que esta sanción social tiene sobre su salud
mental. Las participantes mencionan entre los principales
motivos por los que salieron de sus hogares, la situación de
marginación y pobreza, la movilidad del grupo familiar, el
envío a hogares sustitutos o instituciones y la violencia. Las
niñas al irse a la calle logran huir de la miseria de la familia y
encuentran formas de sobrevivencia, que les permiten mayores
márgenes de libertad y la sensación de pertenencia;
sin embargo ellas mismas reconocen que vivir en la calle es
más peligroso y sancionado socialmente para las mujeres
que para los hombres y que en los grupos se establecen
relaciones discriminatorias y excluyentes para las mujeres.
Las niñas y adolescentes madres o gestantes, son víctimas
de violencia verbal e incluso física y sexual por parte de su
pareja, de los otros integrantes del grupo, de su familia y de
las instituciones, por sus prácticas de crianza y sus estilos
de vida. La sanción extrema al incumplimiento del estándar
de la maternidad responsable, abnegada y amorosa es
el despojo de la patria potestad de sus hijos e hijas, bajo el
argumento de que no serán o no son buenas madres; lo que
frecuentemente tiene como consecuencia el aumento en el
consumo de drogas y otras prácticas que ponen en riesgo su
salud, mientras que por otro lado esta misma sanción social
las excluye de los servicios de salud, programas sociales, laborales
y educativos.
Las propias entrevistadas dicen que las instituciones no
sólo no satisfacen sus necesidades de desarrollo; sino que
sabiendo sus condiciones y estilos de vida les piden observar
ciertos principios (reglas y/o normas) que no son alcanzables
para ellas; sin duda es un reto para la política social el desarrollo
de programas que permitan a las niñas y adolescentes
que viven en la calle el acceso a opciones de desarrollo de
habilidades para la vida, servicios de salud incluida la salud
sexual y reproductiva, capacitación para el empleo, entre
otros que favorezcan una mejora de sus condiciones de vida
e idealmente, que dejen la calle.
Finalmente el Dr. Daniel Hernández Rosete, en el trabajo
“Aspectos antropológicos sobre SIDA y embarazo en zonas
indígenas de Michoacán con migración pendular”
aborda desde un punto de vista antropológico el rol que
juega el contexto sociohistórico en la propagación de la infección
por VIH en el México rural e indígena, a través de un
estudio etnográfico en pobladores de la meseta purépecha
que se autoidentifican como parte de este grupo étnico en
el que se exploraron las representaciones sociales sobre infidelidad
femenina y vida conyugal, enfatizando el análisis
en las resistencias al uso del condón como un hecho que
podría estar relacionado con los significados que algunos de
los migrantes estacionales dan al embarazo, como un recurso
de control sexual de sus esposas de cara a su propia imagen
como hombres ausentes. Además se indagó acerca de las
motivaciones que llevan a los migrantes entrevistados a
buscar relaciones sexuales sin protección cuando regresan a
sus localidades de origen, qué opinan las esposas que esperan
en México de la relación padre-hijo cuando el migrante
regresa y cómo experimentan las mujeres indígenas la estancia
de sus maridos cuando están en México. Finalmente
se exploró la existencia de algún modelo de negociación conyugal
en torno a las relaciones sexuales cuando el migrante
vuelve a casa.
Entre los hallazgos destacan que los hombres que migran
de manera pendular buscan el embarazo de su pareja cuando
vuelven a la comunidad como un recurso de dominación y
control de la esposa que espera en México; para las mujeres
entrevistadas el regreso de sus esposos propicia contextos
de depresión y angustia asociadas a dos aspectos principales,
a saber: la relación de sus hijos con el padre que regresa y
las relaciones sexuales con fines reproductivos y sin protección
que demanda el varón y que las exponen a contraer
infecciones de transmisión sexual, riesgo que las mujeres
identifican plenamente.
El autor concluye que se requieren políticas de intervención
que partan del análisis de las masculinidades y el significado
de ser hombre en comunidades rurales y que busquen que los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres tengan
“un significado legible” para los varones.
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Género y Salud en Cifras. Volumen 6, No. 3 Septiembre - Diciembre 2008. CNEGSR
Revista Oficial del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva
Secretaría de Salud |
31 de diciembre de 2008
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