Género y Salud en Cifras. Volumen 6, No. 3 Septiembre - Diciembre 2008. CNEGSR

Revista Oficial del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva

Secretaría de Salud | 31 de diciembre de 2008
En este número del Boletín Género y Salud en Cifras se presentan tres trabajos sobre aspectos de la salud estrechamente vinculados a los roles y representaciones de género en poblaciones que –por diversas razones– se encuentran en situación de alta vulnerabilidad, el primero de ellos aborda aspectos de salud sexual y prevención de infecciones de transmisión sexual en mujeres que viven en reclusión en el Distrito Federal; el segundo, se refiere a la sanción social hacia el embarazo y la maternidad de niñas y adolescentes que viven en situación de calle y las repercusiones sobre su salud mental; mientras que el tercero trata sobre los aspectos antropológicos vinculados al embarazo y la infección por VIH/SIDA en áreas indígenas caracterizadas por procesos de migración pendular.

Los tres trabajos se realizaron con metodologías cualitativas, lo que puede llamar la atención de los lectores porque no encontrarán muchas, si acaso algunas, cifras. A pesar de esta característica de los trabajos en cuestión el Comité Editorial del Boletín consideró que su publicación contribuye de manera importante al análisis con perspectiva de género de problemas de salud sexual y reproductiva que apunta hacia la necesidad urgente de desarrollar políticas públicas con dicha perspectiva para atender estas problemáticas.

En el trabajo titulado “Dilemas y contradicciones en las prácticas de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) en un reclusorio de mujeres del Distrito Federal “, la Mtra. Martha María López Ramos presenta evidencia sobre la forma tardía en que las mujeres acceden a la información sobre métodos preventivos de infecciones de transmisión sexual y control de la fecundidad, muchas de ellas hasta después del nacimiento de su primer hijo, siendo las fuentes más relevantes las instituciones de salud y en menor grado las de educación; dentro del Reclusorio las mujeres reportan que se dan cursos sobre estos temas pero no reportan tener mucho interés en ellos y además el acceso es limitado. En cuanto a las prácticas preventivas, llama la atención el concepto prevalente de que el realizarse pruebas de detección tiene un “valor preventivo”, por otro lado se establecen dos niveles uno discursivo y otro de la práctica; en el primero hablan del uso de condones como preventivo, pero también de lavados y otros pero en la práctica no usan el condón aunque lo lleven a la visita conyugal porque “el señor no acepta”, lo que reproduce la incapacidad de las mujeres de negociar la adopción de medidas preventivas dentro de la prisión igual que ocurre fuera de ella, acentuándose quizás en la población en reclusión el temor al rechazo y al abandono por parte de la pareja si se insiste en el uso de medidas preventivas.

En el siguiente trabajo la Dra. Azucena Hernández Ordóñez, realiza una serie de consideraciones sobre las reacciones sociales e institucionales hacia niñas y jóvenes que viven en la calle alrededor de la gestación y maternidad en esta situación a partir de la experiencia de vida de las jóvenes y las consecuencias que esta sanción social tiene sobre su salud mental. Las participantes mencionan entre los principales motivos por los que salieron de sus hogares, la situación de marginación y pobreza, la movilidad del grupo familiar, el envío a hogares sustitutos o instituciones y la violencia. Las niñas al irse a la calle logran huir de la miseria de la familia y encuentran formas de sobrevivencia, que les permiten mayores márgenes de libertad y la sensación de pertenencia; sin embargo ellas mismas reconocen que vivir en la calle es más peligroso y sancionado socialmente para las mujeres que para los hombres y que en los grupos se establecen relaciones discriminatorias y excluyentes para las mujeres.

Las niñas y adolescentes madres o gestantes, son víctimas de violencia verbal e incluso física y sexual por parte de su pareja, de los otros integrantes del grupo, de su familia y de las instituciones, por sus prácticas de crianza y sus estilos de vida. La sanción extrema al incumplimiento del estándar de la maternidad responsable, abnegada y amorosa es el despojo de la patria potestad de sus hijos e hijas, bajo el argumento de que no serán o no son buenas madres; lo que frecuentemente tiene como consecuencia el aumento en el consumo de drogas y otras prácticas que ponen en riesgo su salud, mientras que por otro lado esta misma sanción social las excluye de los servicios de salud, programas sociales, laborales y educativos.

Las propias entrevistadas dicen que las instituciones no sólo no satisfacen sus necesidades de desarrollo; sino que sabiendo sus condiciones y estilos de vida les piden observar ciertos principios (reglas y/o normas) que no son alcanzables para ellas; sin duda es un reto para la política social el desarrollo de programas que permitan a las niñas y adolescentes que viven en la calle el acceso a opciones de desarrollo de habilidades para la vida, servicios de salud incluida la salud sexual y reproductiva, capacitación para el empleo, entre otros que favorezcan una mejora de sus condiciones de vida e idealmente, que dejen la calle.

Finalmente el Dr. Daniel Hernández Rosete, en el trabajo “Aspectos antropológicos sobre SIDA y embarazo en zonas indígenas de Michoacán con migración pendular” aborda desde un punto de vista antropológico el rol que juega el contexto sociohistórico en la propagación de la infección por VIH en el México rural e indígena, a través de un estudio etnográfico en pobladores de la meseta purépecha que se autoidentifican como parte de este grupo étnico en el que se exploraron las representaciones sociales sobre infidelidad femenina y vida conyugal, enfatizando el análisis en las resistencias al uso del condón como un hecho que podría estar relacionado con los significados que algunos de los migrantes estacionales dan al embarazo, como un recurso de control sexual de sus esposas de cara a su propia imagen como hombres ausentes. Además se indagó acerca de las motivaciones que llevan a los migrantes entrevistados a buscar relaciones sexuales sin protección cuando regresan a sus localidades de origen, qué opinan las esposas que esperan en México de la relación padre-hijo cuando el migrante regresa y cómo experimentan las mujeres indígenas la estancia de sus maridos cuando están en México. Finalmente se exploró la existencia de algún modelo de negociación conyugal en torno a las relaciones sexuales cuando el migrante vuelve a casa.

Entre los hallazgos destacan que los hombres que migran de manera pendular buscan el embarazo de su pareja cuando vuelven a la comunidad como un recurso de dominación y control de la esposa que espera en México; para las mujeres entrevistadas el regreso de sus esposos propicia contextos de depresión y angustia asociadas a dos aspectos principales, a saber: la relación de sus hijos con el padre que regresa y las relaciones sexuales con fines reproductivos y sin protección que demanda el varón y que las exponen a contraer infecciones de transmisión sexual, riesgo que las mujeres identifican plenamente.

El autor concluye que se requieren políticas de intervención que partan del análisis de las masculinidades y el significado de ser hombre en comunidades rurales y que busquen que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres tengan “un significado legible” para los varones.

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