La Reducción del Daño se entienden como todas aquellas políticas programas y prácticas orientadas principalmente a reducir las consecuencias adversas de salud, sociales y económicas derivadas del consumo de sustancias psicoactivas, en este caso las ocasionadas por el consumo de bebidas alcohólicas, y que rechaza todo tipo de discriminación, estereotipo y estigmatización de las personas que usan drogas [1].

Tradicionalmente, la Reducción del Daño no tiene como objetivo principal la abstinencia al consumo, sino que busca limitar los daños asociados al consumo de alcohol. Se ha propuesto que dichas estrategias se pueden enfocar hacia tres segmentos de la población [2]:

a) Población que no está buscando tratamiento: La aplicación más importante para este grupo es el uso de intervenciones oportunistas breves en entornos generales, entre personas que beben de manera peligrosa o dañina, pero con niveles bajos de dependencia del alcohol y que no buscan tratamiento por problemas relacionados con el alcohol. Con ello, la disponibilidad de intervenciones que no exigen una abstinencia total puede alcanzar una proporción mucho mayor de la población necesitada y con esto multiplicar el impacto potencial de la intervención.

b) Bebedores problema en situación económicamente adversa: Este grupo está compuesto por individuos que normalmente no pueden alcanzar una abstinencia total o libre de riesgo, a pesar de los intentos por hacerlo. Esto se debe a que en la mayoría de los casos, tienen una deteriorada calidad de vida, por lo que tienen pocos incentivos para cambiar su consumo de bebidas alcohólicas. En esta población se deben ocupar estrategias que representen ganancias modestas en salud, trabajo y relaciones sociales, en lugar de buscar cambios radicales en la conducta de consumo.

c) Bebedores problema que buscan tratamiento: Esta es la población objetivo a quien naturalmente se dirigen los programas de Reducción del daño, aunque su uso es controversial, debido a que esta población se considera dependiente al consumo de alcohol.

Ante este panorama, la Comisión Nacional contra las Adicciones, a través de la Oficina Nacional para el Control del Tabaco, se dio a la tarea de convocar a un grupo de especialistas reconocidos en el campo de las adicciones, la Reducción del Daño y las intervenciones comunitarias, para así establecer las bases para el desarrollo conjunto de una propuesta que considere esta clase de intervenciones con personas que consumen bebidas alcohólicas.

En esta primera reunión participaron especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, del Centro Cáritas de Formación para la Atención de la Farmacodependencia y Situaciones Críticas Asociadas AC, del CENSIDA, de la Clínica Condesa de la Ciudad de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Anáhuac y de la propia CONADIC. Se está trabajando una agenda de trabajo conjunta, para establecer un marco general de referencia para la reducción de daño y que a partir de este se propongan el diseño y desarrollo de estrategias específicas para grupos vulnerables.

Referencias:

  1. Harm Reduction International. (2018). What is harm reduction? Recuperado de: https://www.hri.global/what-is-harm-reduction.
  2. Heather N. (2006). Controlled drinking, harm reduction and their roles in the response to alcohol-related problems. Addiction Research & Theory; 14(1):7-18.