En el año 1987, al concluir la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos se proclamó el 28 de mayo como el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, con el objetivo de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano de las mujeres, al que deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo su ciclo de vida.

Desde entonces se emite un llamado a la acción, que en el año 2016 se centra en organizar actividades en cada comunidad, con el fin de defender la salud y el bienestar de las mujeres: movilizarse, tomar la palabra y actuar. Lo anterior implica el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, incluyendo sus derechos sexuales y reproductivos.

En el marco de esta conmemoración se afirma que todas las mujeres tienen derecho no solo a la salud sexual y reproductiva sino a la salud en general, pues incide en su empoderamiento y trasciende como condición indispensable para asegurar su bienestar y la vida misma.

En este sentido, es fundamental tomar en cuenta los determinantes estructurales que afectan a las mujeres y las condiciones de vida individuales, pues en conjunto constituyen contextos diversos en los que se construyen diferencias en relación con los hombres y entre unas y otras, que inciden en sus posibilidades de alcanzar la salud y el bienestar. Ambos aspectos, lo estructural y lo individual, conforman los determinantes sociales de la salud, que permiten incorporar la dimensión social a un ámbito que tradicionalmente se centra en lo biológico.

La forma en que se construyen las diferencias en relación con los hombres y entre las mujeres determina, entre otras cosas, el acceso a los servicios de salud, la calidad de la atención y, en última instancia, su ejercicio al derecho a la salud. Además, las mujeres continúan realizando las tareas de cuidado de personas dependientes y enfermas, lo que las coloca en una posición de vulnerabilidad, pues por lo general, descuidan su propia salud y bienestar para centrarse en la atención de las y los otros. Por lo tanto, ocurren inequidades sanitarias, las cuales son injustas y evitables.

Por tal motivo, la perspectiva de género adquiere mayor relevancia al incorporarse como principio esencial y estrategia transversal en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (PND), que considera "inconcebible aspirar a llevar a México hacia su máximo potencial cuando más de la mitad de su población se enfrenta a brechas de género en todos los ámbitos".

Lo anterior incide en que el Gobierno Federal reconozca la discriminación que existe hacia las mujeres y las niñas e identifique brechas de desigualdad en el ámbito de la salud, por ello se incluyó en el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación (PROIGUALDAD) 2013-2018 , la instrumentación de acciones específicas que eliminen esas brechas e impulsen la igualdad en la salud.

Así, las acciones afirmativas impulsadas por el Gobierno Federal para garantizar la salud de las mujeres responden al compromiso que mantiene el Estado Mexicano en relación con los tratados y convenciones internacionales que en materia de igualdad sustantiva, derechos humanos y no discriminación se han pactado en las últimas décadas.

En este marco, el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, como Órgano Desconcentrado de la Secretaría de Salud, es la instancia que promueve la instrumentación de acciones que incorporan la perspectiva de género en todas las actividades de esta institución, incluyendo la planeación, programación, presupuestación y prestación general de los servicios de salud.

Asimismo, destaca la necesidad de reconocer y observar los problemas de salud que afectan a las mexicanas en el curso de su vida, los cuales comprenden muy variados aspectos. En el contexto actual están en el centro de la discusión pública problemas de salud de las mujeres como el embarazo en adolescentes, el debate sobre la interrupción del embarazo, la violencia obstétrica, la muerte materna, la violencia de género, las adicciones y las enfermedades crónicas no trasmisibles, así como la relación de la obesidad como factor de riesgo para estas últimas.

En el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva refrendamos nuestra responsabilidad para seguir trabajando día tras día para combatir aquellos problemas sociales que afectan los cuerpos y la salud de las mujeres. Como instancia rectora de las políticas de equidad en la salud, asumimos el compromiso de contribuir al logro de la igualdad sustantiva en la salud de las mexicanas.

 
Ponencias del panel de especialistas en la conmemoración del 
Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, realizada en el Auditorio del Hospital “Dr. Manuel Gea González”. 
26 de mayo de 2016.
 

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