Bajo el lema “¡Entre todos nos cuidamos mejor!”, la Dirección General de Educación Superior para Profesionales del Magisterio (DGESuM) y Centros de Integración Juvenil realizan la Jornada Nacional “Aprendizaje socioemocional en el aula”. El objetivo es reflexionar sobre el impacto positivo de las habilidades socioemocionales en el aula para las y los estudiantes y para la práctica docente; las jornadas estarán dirigidas a estudiantes normalistas de los planteles que forman parte de la DGESuM en el país.

En representación de la doctora Carmen Fernández Cáceres, directora general de CIJ, la licenciada Miriam Carrillo López, directora de Prevención, impartió la conferencia magistral. En ella destacó que en la institución casi el 70 por ciento de las actividades preventivas se realizan en el contexto educativo, y se trabaja con estudiantes, maestros y autoridades en el diseño de materiales y cursos. En el marco del regreso gradual a clases presenciales, refirió el comunicado emitido por la Secretaría de Educación Pública, donde destaca la importancia de trabajar el tema de las emociones, el cual no sólo es una cuestión técnica y pedagógica, sino también de salud mental. Sobre esto último, señaló que esto es algo que podemos agradecer, “que se empieza a normalizar el que podamos hablar de la salud mental de una manera mucho más abierta y además podamos atenderla”.

La conferencia abordó las habilidades socioemocionales en la escuela, el bienestar emocional del docente y estrategias y recursos de apoyo en la práctica educativa. A manera de introducción, la especialista expuso que el COVID-19 ha afectado profundamente el campo educativo a nivel mundial, al producir un cierre de escuelas que, de acuerdo a datos de organismos internacionales, impactó a casi 94 por ciento de estudiantes de todo el mundo. Los gobiernos de casi 200 países decretaron el cierre total o parcial de los centros educativos, por lo que más de mil 600 millones de alumnos y 60 millones de docentes se han visto afectados. Aunado a esto, proyecciones recientes de la Organización de las Naciones Unidas apuntan que 24 millones de estudiantes de todos los niveles educativos podrían abandonar sus estudios debido a la pandemia.

En México, el INEGI publicó recientemente la Encuesta para la medición del impacto de la COVID-19 en la educación. La especialista presentó los datos de la segunda edición de dicha encuesta, la cual señala que, en nuestro país, más de 1 millón 172 mil estudiantes no concluyeron el ciclo escolar 2019-2020. De éstos, casi el 60 por ciento fue por motivos relacionados por el COVID-19 y, para el inicio del ciclo 2020-2021, 5.2 millones de estudiantes ya no se inscribieron.

Explicó que, de ese millón de estudiantes que no terminó el ciclo escolar, 435 mil no concluyeron sus estudios por cuestiones relacionadas al COVID-19, entre las que destacan: falta de contacto con los maestros, imposibilidad de hacer las tareas, pérdida de empleo o reducción de ingresos, cierre definitivo de la escuela, carencia de dispositivos tecnológicos y de conexión a internet (condición que sólo existe en dos de cada 10 hogares, la mayoría accede a través de su dispositivo móvil con sus propios datos) y poca funcionalidad de las clases a distancia. De lo anterior, observó que hay 65 mil estudiantes que ya no pudieron concluir por falta de recursos económicos y otros 49 mil porque tenían que trabajar —sobre esto último, destacó que, desde nivel secundaria, hay un porcentaje importante de estudiantes hombres que tuvieron que dejar la escuela para poder empezar a trabajar—.

“Todo este panorama nos pone en un contexto de mucho estrés. Los sentimientos que predominan son miedo, tristeza, ansiedad e incertidumbre. Conforme ha ido avanzando la pandemia también empezamos a ver el duelo y la depresión, e incluso otras formas de tener que procesar el duelo por todos los cambios que ha habido. Se presentan alteraciones en el estado de ánimo, en la atención, en la concentración, en los hábitos alimenticios, de sueño e incluso de descanso”, subrayó Carrillo López.

Asimismo, se refirió al curso en línea “Vida saludable”, cuyo público ha incluido muchos maestros. De ellos, el 75 por ciento considera que sus estudiantes no tienen un estado emocional adecuado, y han compartido su preocupación por ver en sus estudiantes y en ellos mismos todas las afectaciones comentadas. Apuntó que se ha comenzado a observar la presencia de violencia intrafamiliar derivada de las circunstancias actuales, así como el abuso de sustancias como tabaco, alcohol y otras sustancias psicoactivas.

En lo que respecta al impacto del COVID-19 en los docentes, advirtió que es palpable la preocupación por el cierre de escuelas, el cambio los métodos de enseñanza convencional —migrar a las clases en línea exigió desarrollar una serie de habilidades, como el uso de plataformas y dispositivos móviles—, el exceso de cargas de trabajo y el cumplimiento de los programas educativos. “Todo este cambio en nuestra forma tradicional de enseñanza por supuesto que ha aumentado muchísimo los estados de estrés y ansiedad”, declaró.

Para ella, la docencia es una de las profesiones más nobles e importantes para la sociedad, pero también es una de las profesiones más estresantes, incluso antes de la pandemia. Bajo la situación en la que nos encontramos, “nuestras emociones pueden obrar a nuestro favor o en nuestra contra, depende justamente del manejo que tengamos de ellas”, expresó. Por todo esto, La directora de Prevención de CIJ aseguró que es muy importante hablar y trabajar con habilidades socioemocionales, aquellas que nos van a ayudar a conocer y regular nuestras emociones, a interactuar de una forma más constructiva con los demás, a resolver problemas cotidianos con responsabilidad, flexibilidad y creatividad. Comentó que “si somos conscientes de nuestras fortalezas y limitaciones, y aprendemos a identificarlas, nombrarlas y regularlas, no nos dejaremos llevar por la frustración o el enojo cuando alguien actúe de manera impulsiva y desafiante”.

Enfatizó que desarrollar el tema de las habilidades socioemocionales en el aula tiene beneficios tangibles, como mejorar el proceso de aprendizaje y desempeño académico, además de la salud física y mental; favorecer la conducta prosocial y la convivencia armónica; influir positivamente en la calidad de las interacciones entre estudiante y docente; prevenir el consumo de drogas, el embarazo adolescente, la depresión y el abandono escolar.

Lo anterior tiene un impacto positivo en el bienestar del docente. Refiriéndose a este tema, la especialista apuntó que “difícilmente vamos a poder apoyar a nuestros estudiantes si no estamos bien primero nosotros”. Agregó que hablar de bienestar emocional en general es algo que se tiene que trabajar de manera personal, y la pandemia nos enfrentó al desafío de reaprender, reorganizarnos y reinventarnos, de lo contrario hacen aparición el malestar emocional, los problemas de salud mental e incluso una cierta insatisfacción laboral y una fatiga muy grande que pueden llegar hasta el síndrome de burnout.

Explicó que este agotamiento excesivo genera distancia emocional con los estudiantes y puede generar ambientes más hostiles que empeoran la situación. El deber ser de los docentes parte de que éstos deben ser amables, comprensivos, estar atento a las necesidades de los alumnos, pero “para poder ser comprensivos y empáticos, debemos empezar con nosotros mismos, debemos escuchar nuestras propias necesidades y aprender a cuidarnos y a procurar nuestro propio bienestar”, recalcó.

Finalmente, para dar cierre a la conferencia, la licenciada Carrillo López habló sobre algunas estrategias y recursos con los que se pueden trabajar estos temas, que incluyen entablar una escucha activa y actitud de comprensión hacia los estudiantes, fortalecer actividades de promoción de salud mental y apoyo psicosocial, fomentar espacios de expresión emocional y actividades permanentes de autocuidado. También invitó a aprovechar el espacio de las jornadas para diseñar talleres muy específicos donde se trabajen todas estas temáticas. Para quienes ya ejercen la docencia, compartió el programa de prevención “Desarrollo de competencias socioemocionales”, dirigido a jóvenes de 12 a 15 años de edad, el cual cuenta con una versión en línea con tres talleres disponibles: “Habilidades sociales y emocionales”, “Autocontrol” y “Relaciones positivas”.

Resaltó que la página web de CIJ cuenta con una sección donde se encuentran recursos interactivos para trabajar con jóvenes, http://www.cij.gob.mx/jovenesenaccion/, y un micrositio de autodiagnóstico que permite identificar los niveles de consumo en el caso de alcohol, tabaco y otras drogas, pero también ayuda a reconocer estados de depresión, ansiedad y violencia en la pareja, http://www.cij.gob.mx/Autodiagnostico/. Agregó que, tras hacer el autodiagnóstico, el usuario cuenta con varias vías de comunicación para recibir atención especializada: llamada telefónica, WhatsApp, Messenger (todos lo centros de CIJ cuentan con página de Facebook), correo electrónico y asistencia presencial.

Igualmente, comentó que CIJ cuenta con una amplia oferta educativa en materia de cursos, los cuales tienen aval académico: los cortos, cuya duración es de 10 horas, son automatizados y autogestivos, y prácticamente están abiertos todo el año. Su objetivo es trabajar cuestiones de duelo, primeros auxilios psicológicos, violencia y maltrato en el caso de niñas, niños, adolescentes y adultos mayores. Por otra parte, hay cursos especializados, dirigidos a población docente, como “Estrategias para la prevención de adicciones y violencia en las escuelas”, “Prevención de Adicciones” en formato MOOC y “Vida saludable y prevención de las adicciones”. Este último tiene una duración de un mes y cuenta con muchos recursos para trabajar con los alumnos en el día a día. También está disponible el diplomado en línea “Acoso escolar y consumo de drogas”, avalado por la Universidad de Colima y por el Colegio de Estudios Superiores en Adicciones “Dr. Jesús Kumate Rodríguez”.

El licenciado Issac Rodríguez Chávez, subdirector de Promoción Institucional de CIJ, habló sobre los trabajos colaborativos realizados por DGESuM y CIJ, entre los que destacan el apoyo en planes de estudios de licenciatura para maestros normalistas en formación, la elaboración en 2019 de la Jornada Nacional “Juntos en Acción. Prevención de adicciones en la comunidad escolar” —que tuvo alcance en 114 planteles de las escuelas normales y captó a más de 31 mil alumnos—, el desarrollo de cuatro generaciones del curso en línea “Prevención de adicciones con jóvenes” —con la participación de más de mil 300 estudiantes—, y la creación de cursos en línea como “Primeros auxilios psicológicos” y “Atención de la violencia familiar en el contexto de COVID”. Además, durante el 2021 se han capacitado a 437 maestros en el curso en línea “Vida saludable y prevención de adicciones”.

La conferencia fue presentada por el maestro César Romero, director de Desarrollo Académico de DGESuM, y contó con la presencia de Quetzalli Sánchez, integrante de la misma dependencia, profesores de las escuelas normales y los directivos de las unidades operativas de CIJ.