El Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (ILEF), el Istituto Europeo di Formazione e Consulenza Sistemica (IEFCoS) y Centros de Integración Juvenil organizaron el simposio “Adicciones y familia. Perspectivas actuales y multiculturales”. Los objetivos fueron abordar el consumo de drogas desde una perspectiva actual; mirar las diferentes adicciones con un modelo epidemiológico, social, teórico y clínico que, a través de la complejidad, pueda subrayar las diferentes necesidades de intervención; focalizar las nuevas necesidades de instituciones públicas y privadas, comunidades locales y profesionales; e hipotetizar nuevos modelos de formación para quienes se encuentran en el campo de la prevención y el tratamiento del consumo de sustancias y adicciones.

La doctora Carmen Fernández Cáceres, directora general de CIJ, presentó el tema “Modelo de terapia familiar multidimensional para la atención de las adicciones y la violencia, con perspectiva de género”. Explicó que, de acuerdo con los enfoques de terapia familiar en la atención del consumo de drogas, el doctor Juan Luis Linares destaca que las relaciones familiares y la parentalidad se fundamentan en un cuadrante que, por un lado, tiene que ver con la conyugalidad, que puede ser armoniosa o disarmónica, y por otro lado, con la parentalidad conservada o deteriorada. Estos aspectos consideran la relación tanto entre parejas, como la comunicación, el afecto, el maltrato, las fobias, la violencia y la ausencia de límites. Luigi Cancrini, por su parte, detalla que la infancia antisocial se relaciona con la violencia física o sexual y también con la negligencia y la falta de atención y de vínculos afectivos, lo cual desencadena afectaciones emocionales que son factores de riesgo para el consumo de sustancias.

La doctora Fernández Cáceres afirmó que en una muestra de pacientes atendidas en CIJ, 87 por ciento de quienes fueron víctimas de violencia tienen una pareja consumidora de drogas, además de que presentaron mayores porcentajes de consumo de alcohol y drogas ilegales; en el caso de las adolescentes, muchas veces la invitación proviene del grupo de pares hombres y muchas inician el consumo porque sus amigos usan drogas.

Indicó que se han realizado investigaciones acerca del uso recreativo de drogas ilegales con fines sexuales, pues muchos testimonios de pacientes jóvenes señalan el consumo de mariguana y metanfetaminas para tener mejores experiencias con sus parejas, además del abuso de alcohol mezclado con otras drogas a fin de tener relaciones sexuales. Los reportes detallan datos como aumento de excitación, reducir la inhibición y mantener relaciones múltiples. Estas conductas, en su mayoría, surgen de una infancia infeliz, con familias donde se ha vivido violencia, falta de afecto y de aceptación.

Resaltó que es importante cambiar las subjetividades masculinas, por lo que se lleva a cabo el programa “Terapia familiar multidimensional con perspectiva de género”, el cual se basa en la terapia sistémica y narrativa, así como en la construcción de los géneros, y cuenta con un abordaje psicoeducativo y socioecológico.

Maurizio Coletti, director de IEFCoS, precisó que no hay homogeneidad en el concepto de adicciones, pues hay distintos tipos de trastornos por dependencia; además, no existe un perfil único del paciente ni un objetivo único en la intervención terapéutica, ya que se debe analizar una serie de aspectos psicológicos, familiares, psíquicos y de la comunidad, y todo ello ofrece un panorama muy difuso y con una enorme variedad de tratamientos posibles.

Afirmó que la participación de la familia en los procesos terapéuticos tiene un papel primordial, sobre todo por aspectos que juegan a favor de la recuperación del paciente y que muchas veces debido a la edad, al tipo de consumo y al contexto en el que se dio el uso de drogas, puede fungir como un factor de protección para evitar las recaídas y mantenerse en abstinencia.

El psicoterapeuta Juan Antonio Abeijón, presidente de la Asociación Europea de Terapia Familiar de la Cámara de los Individuos, afirmó que el fenómeno del consumo de sustancias actualmente se analiza desde diversas perspectivas y con base en los nuevos trastornos por uso de sustancias; además, también se estudian otras adicciones no asociadas a las drogas, lo cual cambia la perspectiva del tratamiento, pues ha cambiado la universalización del acceso a las sustancias y los usuarios pueden decidir si consumen o no.

Todos estos aspectos han cambiado el significado del consumo y la funcionalidad que los usuarios le dan a la sustancia; de este modo, indicó que toda adicción o dependencia quiere comunicar algo sobre la conducta del usuario, de su familia, de su entorno y de su contexto social. Por ello, es muy importante buscar qué necesita expresar y qué aspecto está complementando o de qué manera ese consumo está funcionando en el usuario, a fin de trabajar también con los padres, amigos y familiares, entre otros.

La licenciada Silvia Morales Chainé, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, refirió los resultados de la Estrategia de Salud Mental y Adicciones que se ha implementado durante la pandemia por COVID-19 desde el 23 de marzo de 2020. Informó que se desarrolló una aplicación tecnológica que permite hacer un análisis de las condiciones de riesgo a la salud mental en este contexto. En la página http://misalud.unam.mx/covid19/ se ofrece un cuestionario en el que el usuario puede evaluar qué tanto le ha afectado o cómo se siente ante esta problemática que se vive a nivel mundial; además de proporcionar información, se proporciona ayuda personalizada a través de llamada telefónica y plataformas como Zoom y Google Meet.

Agregó que más de 122 mil personas han llenado el cuestionario, de las cuales 55 por ciento pertenece a la comunidad en general, 20 por ciento son universitarios y 20 por ciento es personal de salud que se encuentra en la primera línea de atención de la emergencia sanitaria. Los casos que requieren mayor atención se deben a violencia, autolesión, suicidio, uso de sustancias psicoactivas, depresión, ansiedad y estrés agudo; en el caso del personal de salud, cansancio por compasión, burnout, fatiga y somatización.

Hasta el 31 de diciembre de 2020, las prevalencias observadas indicaban que 26 por ciento de las personas reportaban algún tipo de violencia física, emocional o sexual, recibida o emitida; 13 por ciento reportó uso explosivo de alcohol, aumento o inicio del uso de tabaco o de sustancias psicoactivas; 11 por ciento de la población reportó dos indicadores de riesgo para desarrollar depresión; seis por ciento reportó riesgo de autolesión y suicidio; ocho por ciento presentó condiciones de ansiedad generalizada; tres por ciento, estrés agudo; y uno por ciento, somatización por compasión o burnout.

Informó que en una muestra de 45 mil participantes, se observó que quienes consumieron alcohol de forma explosiva, así como uso combinado de sustancias, presentaron más riesgo de tener ideas suicidas o pensamientos relacionados con la muerte.