Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud
Una malformación es “toda
alteración que se produce en uno o varios órganos, sistemas o en la totalidad
del organismo, y que está presente al momento de nacer”; estas malformaciones
pueden ser congénitas (heredadas) o debidas a múltiples factores
(radiaciones, algunos fármacos, trastornos de la nutrición y sustancias
químicas) que intervienen durante la gestación.
Los defectos del tubo neural (o encéfalo-mielo-disfagia) forman parte de las malformaciones congénitas y son alteraciones que ocurren en el cierre del tubo neural y los más comunes son espina bífida y anencefalia.
La espina bífida ocurre cuando la columna vertebral del bebé en gestación no cierra completamente durante el primer mes de embarazo; por lo anterior, existe un daño neurológico. En el caso de la anencefalia, gran parte del cerebro no se desarrolla, por lo que el bebé puede nacer sin vida o morir al poco tiempo después de nacer.
La anencefalia y espina bífida pueden prevenirse si antes y durante el embarazo una mujer ingiere diariamente 400 microgramos (0.4 mg) de ácido fólico. El ácido fólico es una vitamina del complejo B que nuestro cuerpo requiere para producir células nuevas, se encuentra en diferentes alimentos como vegetales de hojas verdes, frutas, chícharos y nueces. A pesar de lo anterior, es muy importante que se ingiera como suplemento dietético.