¿Recuerdas haber tenido los ojos rojos, con ardor, picazón, lagrimeo y una sensación de arena en ellos? Probablemente se trataba de conjuntivitis, una de las afecciones de los ojos más comunes en niños y adultos de todo el mundo.
Por definición la conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, una membrana mucosa y transparente que cubre la parte blanca del ojo y el interior del párpado. Sus síntomas se caracterizan por enrojecer e inflamar la parte blanca del ojo y el interior del párpado. Pueden incluir lagrimeo, picazón, ardor o irritación de los ojos, tener sensibilidad a la luz, sentir un cuerpo extraño en los ojos y lagañas en párpados o pestañas.
Cuando la conjuntivitis la producen virus o bacterias, se trata de una conjuntivitis infecciosa que puede transmitirse de persona a persona con mucha facilidad. Sin embargo, si la causa son alérgenos como el pelo de animales o el polvo, irritantes como el smog, el cloro o los rayos ultravioleta, esta conjuntivitis no es contagiosa.
En época de invierno los casos de conjuntivitis aumentan, por lo que es muy importante mantener medidas de higiene y prevención, entre ellas:
- Lavarse las manos con agua y jabón.
- Evitar tocarse o frotarse los ojos.
- Evitar compartir maquillaje, anteojos, lentes de contacto y sus estuches.
Si se presentan síntomas de conjuntivitis, no automedicarse y acudir con un profesional de la salud para recibir atención y asesoría.
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