Las albercas son lugares públicos susceptibles de causar enfermedades que dañan la salud de quienes las visitan, a pesar de que la mayoría contienen cloro o algunos otros desinfectantes, que no eliminan los microorganismos causantes de enfermedades de manera instantánea.

Especialistas del sector salud coinciden en que, a través del agua, es posible que se transmitan diferentes enfermedades como diarrea, afecciones de la piel, ojos, oídos, infecciones respiratorias y síndrome urémico hemolítico.

Incluso, la pediculosis o piojos también se puede transmitir en la alberca porque pueden flotar y sobrevivir hasta 36 horas aún en agua clorada.

No obstante, todos podemos contribuir a disminuir la transmisión de enfermedades al seguir algunas sencillas recomendaciones.

  • No nadar cuando se tiene diarrea.
  • Bañarse antes de nadar.
  • Ir al baño cada 60 minutos.
  • Lavarse las manos después de ir al baño o cambiar pañales.

Si los niños o niñas pequeñas van a entrar a la alberca deben ir al baño cada 30 minutos y a los bebes revisarles el pañal cada 30 a 60 minutos.

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