Llevas un mes esperando a que llegue ese gran evento. Un día antes comienzas a sentir un dolor en la frente y ruegas que no pase nada. Justo en la mañana del gran día despiertas con un enorme, rojo, hinchado y doloroso grano en la frente. ¿Te suena familiar?

A muchos adolescentes sí. El acné es un problema de la piel muy frecuente. Se calcula que afecta a 9.4% de la población mundial. 
Prácticamente todos los adolescentes padece acné en algún momento, pero solo entre un 15% y 20% lo desarrolla en forma moderada o severa, y más en hombres que en mujeres.
Si los poros de la piel se tapan, se producen diferentes tipos de acné: espinillas negras, granos con la punta blanca y otros profundos y dolorosos como un quiste. 
El acné se puede desencadenar por diversos factores, como cambios hormonales relacionados con los periodos menstruales que hagan la piel más grasosa, el embarazo, las píldoras anticonceptivas o el estrés, lo que podría explicar por qué antes del gran día aparecieron esos granos en la frente. 
También los cosméticos o productos para el cabello grasosos, la humedad alta, el sudor abundante y algunos medicamentos pueden propiciar la aparición de acné.

Con este panorama, ¿qué se puede y qué no se puede hacer?

  • Lavar la cara con jabón neutro únicamente dos veces al día para no resecarla.
  • Retirar toda la suciedad de la cara o el maquillaje.
  • Evitar tallar, restregar o exfoliar
  • No apretar, rascar, escarbar ni frotar los granos, ya que esto puede producir cicatrices o infecciones en la piel.
  • Evitar las cremas o cosméticos grasosos. 
  • No dejarse el maquillaje en las noches. 
  • No hay que preocuparse, en la mayoría de los casos el acné desaparece después de la adolescencia.

Sin embargo, si el acné es intenso, empeora, deja cicatrices o está causando sufrimiento emocional, se debe contactar a un médico. 

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