El padecimiento ocurre cuando un folículo (el conducto por el cual se transporta sebo y células muertas a la superficie de la piel), se tapa y aparece un grano o espinilla.
Estos granos o espinillas se presentan, comúnmente, en cara, cuello, espalda, pecho y hombros. El acné puede producirse tras cambios hormonales como los que suceden en la pubertad, periodos menstruales, el embarazo, el uso de píldoras anticonceptivas, así como algunos productos cosméticos y ciertos fármacos.
Para tratarlo se deben adoptar medidas permanentes como limpiar la piel con un jabón suave que no cause resequedad dos veces al día y hacer ejercicio. 
Es importante que los granitos no se aprieten ni se rasquen, debido a que se generan cicatrices e infecciones en la piel; tampoco se debe tocar la cara con las manos sucias y se deben buscar cosméticos no grasosos.
En muchas ocasiones, el acné desaparece después de la adolescencia aunque, en algunos casos, puede persistir hasta una edad mediana.
Por eso, es importante no hacer caso omiso del padecimiento y consultar a un dermatólogo para recibir tratamiento oportuno.

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