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México tiene una larga tradición de mujeres y hombres ilustres. Ángel Gaviño Iglesias, médico apasionado por las bacterias, es una muestra de ello.

Nacido en la Ciudad de México en 1876, el trabajo de este científico mexicano impulsó la creación en 1905 del Instituto Bacteriológico Nacional (IBN) el cual, bajo su dirección, inició el estudio de enfermedades infecciosas que amenazaban al país en aquellos años, como el tifo, la difteria, la tuberculosis o la viruela.

La historia del trabajo y aportes del IBN se relaciona con grandes nombres como el Instituto Pasteur. Incluyeron la elaboración de vacunas y sueros antitóxicos para prevenir y combatir las enfermedades infecciosas, y estar preparados posibles brotes, como había ocurrido con el brote de peste bubónica en 1903 en Mazatlán, y que pudo controlarse gracias a la aplicación de la vacuna antipestosa preparada por el entonces Instituto Patológico Nacional, al que pertenecía el doctor Gaviño.

En reconocimiento a la ejemplar labor del doctor Gaviño Iglesias para la salud pública mexicana, la Secretaría de Salud, el gobierno de la Ciudad de México y la Universidad Autónoma de México se unieron para develar el obelisco en memoria del médico mexicano, ubicado en el Panteón de Dolores.

En palabras del Secretario de Salud, José Narro Robles, “El olvido o la indiferencia, no alcanzan a quien combatió desde la trinchera medica enfermedades como el tifo, la viruela o la fiebre amarilla […] Nuestra generación tiene la obligación de cuidar lo que heredamos de personajes como el doctor Ángel Gaviño, por eso honramos su memoria”.

054. El desarrollo de un país, resultado del trabajo de grandes hombres y mujeres

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