Los menores deben consumir leche materna como único alimento a libre demanda durante los primeros seis meses de vida, ya que contiene las cantidades necesarias de vitaminas, glucosa, grasas, lípidos, proteínas, que requieren para su sano crecimiento.

La leche materna contiene propiedades antiinflamatorias, evita infecciones gastrointestinales, disminuye el riesgo de diarrea e infecciones respiratorias agudas como catarros y amigdalitis.

Los beneficios de la lactancia materna son también para la madre porque reduce la posibilidad de padecer cáncer de mama y contribuye a la reducción de peso, entre otros dones.

Consumo de verduras y frutas

A partir de los seis meses de edad, la lactancia materna se debe complementar con ablactación, es decir, incluir en la dieta verduras de todo tipo.

Se sugiere iniciar con una verdura por tres o cuatro días y variarlas sucesivamente, hasta que el bebé se haya acostumbrado y entonces ya se pueden mezclar.

En el caso de que el menor haya sido alimentado con fórmula en vez de leche materna, la ablactación debe iniciar a partir de los 5 meses de edad; el consumo de agua, antes de los seis meses, evita la deshidratación.

Posterior a las verduras, los menores tienen capacidad para ingerir fruta, por ejemplo, pera, manzana, durazno, plátano, dependiendo de la zona donde vivan y la temporalidad, de preferencia, evitar los cítricos.

Alrededor de los 8 meses, se puede dar pescado que proporciona ácidos grasos que otros alimentos no contienen y grasas polinsaturadas que previenen alergias y contribuyen a la construcción del cerebro y la retina del menor, incluso, recomendó a las mujeres embarazadas ingerirlo.

A los 12 meses, se puede dar al niño leche entera de marcas comerciales y, para aumentar los carbohidratos, se recomienda endulzarla con miel.

Los menores deben comer tres veces al día con colaciones entre comidas y mantener horarios establecidos, evitar los jugos tanto naturales como enlatados, así como refrescos, aumentar el consumo de agua natural y descarta los mariscos porque pueden provocar alergias.

No es necesario el consumo extra de vitaminas, a excepción de los casos en que los menores no tengan exposición al sol, quienes deben tomar vitaminas A, C y D.

Alimentar a los recién nacidos de manera adecuada contribuye a disminuir el riesgo de que padezca sobrepeso u obesidad, a mantener un buen ritmo de crecimiento, óptimas posibilidades de actividad física y buen desarrollo psicomotor, lo que conlleva a una mejor adolescencia y vida adulta.



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