El Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) en Guerrero y la doctora Carmen Fernández Cáceres, directora general de Centros de Integración Juvenil (CIJ), llevaron a cabo una ponencia en línea titulada “Consecuencias de la Violencia Familiar en Niñas, Niños y Adolescentes”.

Al inicio de la ponencia, la especialista explicó que la familia es el primer grupo de identidad que se tiene, donde se reciben la nutrición, el afecto y la seguridad necesarios para el crecimiento pleno. En el entorno familiar también se modela la autoestima y se interiorizan las normas y formas de interacción social, por lo tanto, los actos violentos que se viven en este ambiente tienen consecuencias que afectan a las niñas, niños y adolescentes en todos los ámbitos. Afirmó que es necesario notar que la violencia, definida como un acto de poder u omisión intencional que causa daño a una persona, no sólo se manifiesta de manera física, sino que existen diferentes tipos de violencia, como psicoemocional y sexual, actos de humillación, dominación y omisión, y negligencia.

“Todas estas expresiones de violencia dejan daños que pueden llegar a ser irreparables, y que se manifiestan como problemas en el desarrollo físico y mental de los menores de edad”, aseveró.

Informó que el maltrato es catalogado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los principales problemas de salud pública que involucra trastornos de salud mental y consumo de drogas. Detalló que durante el periodo de enero a marzo de 2022, en México se reportaron 7 mil 213 delitos contra personas de 0 a 17 años de edad, y más de 83 mil casos de violencia familiar. Destacó que de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), 50% de las niñas, niños y adolescentes de México viven en pobreza, y de estos, 63% ha experimentado algún tipo de maltrato. Por otra parte, agregó que la violencia familiar aumentó 24% con respecto al 2020, mientras que los problemas de salud mental aumentaron 25% durante el periodo de confinamiento. Asimismo, afirmó que un entorno familiar violento es uno de los mayores predictores de consumo de sustancias psicoactivas y trastornos de salud mental.

La doctora Fernández comentó que la relación entre violencia familiar y consumo de drogas tiene efectos que van más allá de lo físico. Las consecuencias que la violencia parental tiene en los menores de edad incluyen trastornos de personalidad, comportamientos sexuales de alto riesgo, enfermedades del corazón y de transmisión sexual, así como sentimientos de soledad y abandono, baja autoestima, dificultad para tener relaciones emocionales sanas y significativas, e incluso riesgo de suicidio.

Añadió que, en caso de que los padres consuman drogas, se suman sentimientos de aislamiento, miedo de buscar ayuda, culpa y la idea de que son responsables tanto de lo que le pasa a sus padres como a sus hermanos. “Para estos niños, la infancia se vuelve infeliz, y tienen que crecer demasiado rápido para poder cuidarse a sí mismos”, lamentó.

Explicó que en 2021, Grupo Pompidou y CIJ desarrollaron un proyecto cuyo objetivo fue desarrollar las herramientas prácticas para proteger a los hijos de padres que consumen drogas, el cual otorga servicios orientado a la familia y a los niños, y se enfoca particularmente en la salud mental y el consumo de drogas. Para concluir, indicó que también cuenta con programas para tratar la violencia y dependencia a sustancias con servicios conexos, y servicios de tratamiento dirigidos a mujeres embarazadas, a madres y sus hijas e hijos, y mujeres víctimas y supervivientes de situaciones de violencia.

En el evento también participaron el doctor Carlos de la Peña Pintos, vicepresidente del Patronato Nacional y presidente del patronato estatal de CIJ en Guerrero, quien mencionó que es importante detectar, desde el propio núcleo familiar, cualquier situación que afecte a las niñas y los niños, así como crear conciencia de la problemática que la violencia familiar representa.

Por su parte, la licenciada Lizette Tapia, presidenta honoraria del CIJ Ixtapa-Zihuatanejo recalcó la importancia de cuidar la salud mental desde la infancia, y aplaudió la iniciativa de SIPINNA para crear una relación de trabajo con el Sistema para el desarrollo Integral de la Familia (DIF) y CIJ, puesto que la vinculación de estas tres instituciones trae consigo la posibilidad de crear más programas como “Tú creciendo, yo aprendiendo”, que esperan poder echar a andar al inicio del próximo ciclo escolar.

Finalmente, la licenciada María Cecilia Lara, directora de la unidad de  Chilpancingo, cerró la plática con un agradecimiento a la doctora Fernández en nombre de los CIJ del estado de Guerrero por su labor para promover la prevención de adicciones y la violencia.

El evento fue dirigido por la abogada Xóchitl Sosa Rumbo, secretaria ejecutiva de SIPINNA Guerrero. También se contó con la presencia de los directores de las cuatro unidades de CIJ en el estado: el licenciado Raúl Sánchez Aguilar, director de Acapulco; la psicóloga Leslie Narváez Castrejón, directora de Zihuatanejo y la licenciada Ethel Correa, directora de la Unidad de Hospitalización Punta Diamante.

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