En 2014, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), publicó el libro “Foresta mexicana”, el cual, mediante 411 fotografías de los múltiples tipos de bosques de México, acompañadas de textos breves sobre sus características, distribución de ecosistemas, tipos de vegetación y la aportación de los bosques en el sector ambiental, económico y social, muestra la belleza natural de nuestro país.
Aquí se señala que los recursos forestales son parte de esta riqueza y están representados por los bosques, selvas, manglares, matorrales, pastizales, entre otros tipos de vegetación, que en conjunto cubren el 70% de nuestro territorio nacional.
Para clasificar los bosques se consideran diferentes rasgos de la comunidad arbórea o del ambiente en el que se desarrolla; por ejemplo, según el número de especies dominantes, pueden mencionarse los bosques de pino, oyamel o encino. En otros casos, se valora la latitud o altitud para referirse a bosques boreales o bosques de alta montaña. De acuerdo con la diversidad en tipos de bosques en el mundo, en cada región se adopta un sistema de clasificación que resulte conveniente.
En esta obra los bosques se clasifican en bosque cálido, templado y seco, cuyo clima general corresponde a la siglas A, C y B, respectivamente. Por las condiciones geográficas particulares de México, un bosque se presenta en una combinación de climas A y C, al que se le define como bosque cálido templado. Los bosques cálidos tienen dos subtipos: el húmedo y subhúmedo. A su vez, el bosque templado tiene tres subtipos: húmedo, subhúmedo y frío.
Los bosques son memoria, devenir, metáfora y silencio; los bosques son diversidad, misterio y encuentro; son espiral y milagro, máquina y lenguaje, agua, retorno y fuego. El movimiento se transforma en vida y el bosque en hábitat de ahuehuetes, águilas reales y millones de individuos que dan vida y bailan al ritmo de chorros de luz.
"Foresta mexicana"
