En 2013, la Secretaría de Gobernación (Segob) publicó la obra “El Primer Congreso Constituyente de México. El Congreso de Chilpancingo y la Constitución de Apatzingán, 1813-1814”, la cual describe cómo se realizó el primer Congreso Mexicano de 1813, donde José María Morelos y Pavón, el Siervo de la Nación, presentó el documento “Sentimientos de la nación”.
Esta publicación da cuenta de los conceptos esbozados en los primeros textos constitucionales, los cuales han guiado los pasos de la institucionalidad mexicana a lo largo de más de dos siglos. También muestra el trabajo de Morelos, ese héroe enamorado de la justicia y el orden, en sus distintas dimensiones, tanto en el ámbito militar como en el legislativo.
Después de asumir la dirección de la insurgencia americana ante la fragilidad de la Junta de Zitácuaro, Morelos tomó una acción decisiva: convocó a la integración de un Congreso, aun cuando la situación de guerra hacía imposible dar cabal cumplimiento al proceso de elección que implicaba esa medida. El paso que dio el cura de Carácuaro con tal determinación fue de una gran trascendencia, pues por su intervención la nación asumió el derecho soberano de elegir su destino político.
Así, el 6 de noviembre de 1813 el Congreso firmó el Acta de Independencia, en la que se proclamó que la América Septentrional “ha recobrado el ejercicio de su soberanía usurpado; que en tal concepto queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español”.
La Constitución de Apatzingán significó un extraordinario avance desde el punto de vista doctrinario, porque en ella quedaron contenidas muchas de las garantías individuales que ha admitido nuestro derecho público y apareció el embrión de nuestras instituciones democráticas actuales.
