Las Mipymes son pieza fundamental para reducir la desigualdad, según datos del Consejo Internacional para la Pequeña Empresa, estos negocios  a nivel mundial representan más del 90 por ciento del total de empresas, generan entre el 60 y 70 por ciento del empleo y son responsables del 50 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).[1]

En nuestro país, las microempresas representan el 95% de los establecimientos[2] en los que laboran 20.9 millones de personas.[3] Especialmente importante de notar, es que estos trabajadores suelen pertenecer a los sectores más vulnerables de la sociedad, como las personas en condiciones de pobreza, mujeres y jóvenes.

Si bien estas unidades económicas pudieran representar grandes ventajas económicas y sociales para nuestro país, la realidad es que enfrentan grandes obstáculos en su funcionamiento y crecimiento que condicionan su productividad, pues apenas contribuyen con el 10% del PIB nacional.

Entre los principales retos que tienen que enfrentar las microempresas en México están los relacionados con el acceso al financiamiento y la adquisición de conocimiento para la operación de sus negocios, pues en su mayoría, estos se clasifican como de supervivencia y dependen en gran medida del acceso al crédito para operar sus micronegocios.

Ante ello, la Secretaría de Economía, a través del PRONAFIM, ha centrado su política pública en la generación de condiciones que satisfagan las necesidades financieras y formativas de los y las microempresarias mexicanas que les permitan aumentar su productividad, aportar al desarrollo de sus comunidades y, en consecuencia, al crecimiento económico del país.

Con enfoque de género, el Pronafim impulsa la creación de micronegocios y el aumento de su productividad mediante servicios de microfinanzas con mejores condiciones. Esto es, con la intermediación de Instituciones de Microfinanzas (IMF) ofrece microcréditos que pueden ir acompañados de capacitación financiera y empresarial, con tasas de interés competitivas, acompañados de ahorro con capacitación, o con especial atención en zonas donde no existen servicios financieros.

Asimismo, mediante organizaciones incubadoras, el Programa impulsa la capacitación de la población para que desarrolle sus habilidades financieras y empresariales, tome decisiones mejor informadas, realice planes de negocios y vincule sus proyectos productivos a fuentes de financiamiento y a cadenas de valor.

En este Día Mundial de la Microempresa, el PRONAFIM refrenda su compromiso con la población microempresaria y, mediante un proceso continuo de llevar al sector microfinanciero al siguiente nivel de evolución, seguirá contribuyendo a la creación de unidades económicas y al aumento de la productividad de las ya existentes.

[1] Blog: Empresas generadoras de empleo, disponible en la página http://www.un.org/es/events/smallbusinessday/

[2] Censos económicos 2014. INEGI

[3] Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, cifras al primer trimestre de 2018. INEGI. El número hace referencia a la población activa ocupada en unidades económica no agropecuarias.