En una zona infectada en la cual se intercambian animales, mercancías y productos, los animales del hato que no están vacunados corren un alto riesgo de contraer la enfermedad, de manera que el contagio es un hecho común no fortuito, el cual provoca brotes de la enfermedad.

Cuando se presentan casos clínicos de brucelosis la vacunación se vuelve necesaria, pero en realidad debería ser una medida preventiva. Los propietarios del ganado deben estar conscientes de que son ellos los principales responsables de establecer un adecuado programa de prevención de enfermedades en sus Unidades de Producción Pecuaria (UPP).

Desafortunadamente es común que algunos Médicos Veterinarios que participan en las campañas no acudan con regularidad a las UPP para vacunar a las crías, por lo tanto, cuando alcanzan los 12 meses de edad o más, no están inmunizadas contra la enfermedad, de tal forma que al ser vacunadas algunas llegan a abortar uno o dos meses antes del parto.

Esta situación ha provocado que el ganadero desconfíe de la vacuna, cuando en realidad el problema no radica en la calidad o seguridad del biológico, sino que al ser aplicado tardíamente las hembras pueden estar ya infectadas debido a la convivencia con animales positivos.

Desconocimiento de la distribución y aplicación de las vacunas en el país

En México se cuenta con dos fuentes de información sobre las cifras de vacunación en la prevención de brucelosis bovina: una es la que aportan las industrias farmacéuticas respecto al número de dosis de vacuna comercializada; la segunda se refiere a reportes oficiales de vacunación.

Uso de combinación de vacunas

Las cepas S19 y RB51 poseen características distintivas de las que depende su uso; entre ellas destacan la prevalencia, el tipo de explotación y el estatus sanitario de la región. Por tal razón es fundamental elegir con cuidado cuál de las dos vacunas utilizar, pero no ambas, para prevenir la enfermedad.

Por ejemplo, en algunos ranchos las becerras son vacunadas con la cepa S19 y en la revacunación se utiliza la RB51. Otro ejemplo común es cuando las becerras han sido vacunadas y revacunadas con RB51, y las inmunizaciones posteriores se realizan con S19. El uso combinado de ambas cepas dificulta la diferenciación entre los animales infectados y los vacunados, lo que complica la segregación y eliminación de los animales del hato que resultaron positivos, y por lo tanto obstaculiza el control de la enfermedad.

Fuente: Prevención de la brucelosis en rumiantes, INIFAP