Cuando hablamos de los mil días, nos referimos al periodo del ser humano que comprende hasta los primeros 2 años de vida. Este espacio ha sido estudiado con más énfasis por ser el más importante en el desarrollo del ser humano y por brindar una oportunidad única para que los niños obtengan los beneficios nutricionales e inmunológicos que van a necesitar el resto de sus vidas.

Esos 1000 días a los que hacemos referencia, será donde se forman la mayor parte de los órganos y tejidos, así como el potencial físico e intelectual de cada persona. Los daños que pudieran ocasionarse durante estos días tendrán graves consecuencias en el individuo, por lo que la prevención es fundamental.

Para mejorar el estado nutricional de los niños, es recomendable que todas las mujeres tengan una nutrición adecuada, antes de la concepción y durante la gestación; debido a que los bebés reciben a través de la placenta todos los nutrimentos de la madre, se considera también que la dieta de la madre es uno de los factores de mayor influencia sobre el crecimiento y desarrollo fetal. En el periodo previo a embarazarse y durante el embarazo la madre debe recibir suplementos de ácido fólico, hierro, yodo, calcio, zinc, cobre entre otros. La alimentación tiene mucho que ver, pero también debemos estar pendientes del entorno del bebé y las experiencias que viva, que dejarán huella para siempre.

Uno de los papeles más importantes en esta etapa lo lleva la leche materna, ya que es un alimento único e irremplazable, garantiza todos los nutrimentos para un desarrollo adecuado, previene infecciones y estrecha la relación madre-hijo. En las primeras horas de vida el apoyo del personal médico y la familia será crucial para sugerir el apego y enseñen a la madre a alimentar al pecho materno de manera exclusiva al recién nacido y lactante, y por supuesto orientándola sobre la importancia de mantener una adecuada alimentación y así lograr que la lactancia materna sea siempre el pilar fundamental de la alimentación del niño en la primera etapa de vida. 

Será entre las semanas 16 ó 17 cuando el pediatra indique la alimentación complementaria, todo dependerá del registro y seguimiento de los médicos, la alimentación infantil debe realizarse en familia y en un entorno agradable, para estimular el apetito y los buenos hábitos alimentarios.  El consumo de estos alimentos será paulatino, para identificar intolerancia.

Es durante la etapa de la niñez cuando se forman muchos hábitos alimenticios, gustos y también se reconocen los desagrados, la familia, los amigos y los medios (especialmente la televisión) influyen sobre las elecciones de comida y los hábitos alimenticios de nuestros niños. Por eso en líneas anteriores se invita a compartir la mesa con la familia, recordemos que los niños suelen imitar a los mayores, de esta forma podría ser mínima la resistencia a la incorporación de frutas, verduras y alimentos que le sean ofrecidos, logrando una dieta sana y variada.

Cuando el niño o niña recibe una buena alimentación tiene más posibilidades de sobrevivir, de crecer de una manera saludable, de desarrollar plenamente su capacidad de pensamiento, verbal, emocional y sus aptitudes sociales. En los últimos años se han producido importantes cambios en el estilo de vida de la población y con ello en la alimentación de niños y adolescentes. El sobrepeso y la obesidad no solo está determinada por los genes, sino que también la ingesta excesiva de proteínas en los primeros mil días de vida tiene mayor impacto en el futuro de la niña y el niño, una correcta nutrición durante los primeros mil días es la solución para apoyar el crecimiento y desarrollo adecuado con el fin de que los niños obtengan todos beneficios nutricionales

¡Cuidemos juntos la salud de nuestras niñas y niños!

Fuentes: