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Alimentos Chatarra

¿Las tortas, sándwiches, quesadillas, hamburguesas son comida chatarra?

Procuraduría Federal del Consumidor | 03 de junio de 2018

En la actualidad, es común escuchar la palabra “chatarra” para distinguir un tipo de alimentos, pero ¿qué se quiere dar a entender con ese término? De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de Lengua Española (RAE), este vocablo no sólo se utiliza para referirse particularmente a los metales viejos (trozos, aparatos que ya no funcionan, monedas, etc.), sino también para indicar que algo es de muy baja calidad alimenticia.

En realidad la comida no está preparada con chatarra, esta expresión lo que nos indica es que son comestibles pobres en nutrientes, con un alto contenido de azúcar, grasa y sodio. Ejemplo de ello, los son las papas fritas, los refrescos, golosinas, pasteles, helados, bizcochos, algunas comidas rápidas, como hamburguesas, pizzas, hot dogs, etc.

Hace unas semanas se quedó a dormir en mi casa mi sobrinita, me esmeré por prepararle una comida nutritiva, el menú consistía en: sopa de haba, pescado asado y ensalada verde. Le serví, y se puso a llorar, le pregunté: “¿Qué pasa?” entre lloriqueos, empezó a gritar que ella no quería eso y que no se lo iba a comer, la volví a cuestionar: “¿por qué no quieres?” Y me contestó: “es que tú no sabes cocinar como mi mamá”. Me quedé pasmada, entonces le dije: “¿cómo hace de comer tu mamá?”. A lo que respondió: “ella nos da de comer puras cosa ricas: hamburguesas, hot dogs, papas fritas, pizza, quesadillas y de postre pastel, galletas o frutas en almíbar con crema”.

¿Por qué nos gustan estos alimentos que potencialmente nos hacen más daño que aquellos que nos nutren mejor, y la gente que acostumbra a consumirlos cotidianamente no puede dejar de comerlos? Su ingesta hace que el cerebro libere una sustancia llamada dopamina, la cual genera en el organismo una sensación de bienestar, placer y saciedad. Por eso cuando una persona está estresada, enojada o ansiosa se le antojan.

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Florida, ingerir cotidianamente comida rica en calorías y grasas genera una adicción similar al que causan la cocaína y heroína. Para demostrar esto hicieron un experimento con ratas, a un grupo le dieron alimentos bajos en calorías y altos en nutrientes, mientras al otro lo alimentaron con tocino, salchichas y pastel (BACKHAUSS, 2018).

Los roedores del segundo grupo desarrollaron hábitos alimentarios compulsivos y se pusieron obesos. Además no sólo desarrollaron tolerancia al placer que les generaba dicha alimentación, sino que necesitaron comer cada vez más para desencadenar la misma sensación. Para medir el grado de adicción, los investigadores ofrecieron los mismos víveres a ambos grupos, pero acompañados de una descarga eléctrica en las patas. Las ratas nutridas sanamente pronto dejaron de ingerirla, pero las del segundo grupo siguieron haciéndolo pese al dolor.

La manera de comer se enseña en casa, en nuestras manos está elegir una alimentación sana, completa y equilibrada, para no cargar con las consecuencias de una alimentación altamente calórica y pobre en nutrimentos

Cambio en los patrones de consumo de alimentos.

La alimentación va más allá del simple acto de satisfacer una necesidad fisiológica, pues alcanza una fuerte dimensión “simbólica” que determina en cierta medida los hábitos y las costumbres transmitidas de una generación a otra,  en donde no sólo se indica qué comer, sino cuándo y cómo. En parte, la continuidad de un determinado estilo de vida, se mantiene debido a la enseñanza que transmite la generación de más edad, quien incita, induce y obliga a los más jóvenes a adoptar ciertos modos de pensamiento y comportamiento, según información de la Convención Nacional de Delegaciones, sectores y ramas de la CANACINTRA.

Aunada a esta experiencia de aprendizaje o endoculturación, en una sociedad industrial como la actual, caracterizada por un constante cambio e innovación de productos, el acceso y difusión de la información logran inculcar nuevos hábitos de consumo.

La incorporación gradual de la mujer en el ámbito laboral ha contribuido no sólo a al crecimiento de la variedad de alimentos procesados y comida rápida, sino también modificado la manera de comer en casa. A grandes rasgos, se puede decir que el cambio en los hábitos de consumo de alimentos se debe, particularmente, a la transformación del estilo de vida, gracias a la urbanización, a los empleos lejos de casa, al incremento en el ingreso y a un mayor acceso a la información, (PROMEXICO, 2018).

En un mundo globalizado, en donde los trabajos se han vuelto absorbentes, la hora de comida es corta, las jornadas de trabajo largas y todo mundo tiene prisa. El consumidor ha buscado nuevos lugares en donde comer rico, rápido y barato, dejando muchas veces, en segundo plano la calidad de los alimentos. En este sentido, los lugares de comida rápida se vuelven una opción, tanto por su accesibilidad, como por la rápida atención.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el abuso de alimentos chatarra es uno de los principales factores causantes del sobre peso y la obesidad,  pues su fuente es rica en grasas, sodio y azúcares. Del mismo modo, es causante de las enfermedades no transmisibles (ENT), por lo regular, crónicas y/o de larga duración y que además evolucionan lentamente como la diabetes, cardiopatías y varios tipos de cáncer.

En 2015, las tres principales causas de muerte en México correspondieron a enfermedades del sistema circulatorio – sobresalen las isquémicas del corazón (13%) y cerebro vasculares (6%)-; las endócrinas, nutricionales y metabólicas (17.5%), en donde destaca la diabetes mellitus (15%) y; los tumores malignos (13%).

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Con datos de la UNICEF, en la actualidad, nuestro país ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en adultos. Esta situación se mantiene constante en los últimos años, probablemente esta permanencia tenga que ver no sólo con la adicción que genera la chatarra, sino también con la percepción de lo saludable. A manera de ejemplo, sobre la alimentación de los mexicanos, menos de la mitad de la población no consideran productos chatarra a las papas fritas, los refrescos y garnachas cocinadas con alta cantidad de grasa, y que por el contrario los consideran nutritivos (CANACINTRA, 2012).

De acuerdo con la encuesta “Hábitos alimenticios en México” de la empresa en investigación de mercados Mercawise, de un total de 504 entrevistados (303 mujeres y 201 hombres), más del 50% de ellos acostumbran comer alimentos chatarra varias veces por semana y 13% todos los días (ver gráfica).

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Derivado del mismo estudio, en cuanto al consumo de refresco, 82% de los mexicanos encuestados beben al menos uno a la semana y 11% de ellos dijeron tomarlo varias veces al día (ver gráfica).

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Si comes de vez en cuando esta clase de comida y en raciones pequeñas, no afecta, pero si lo haces en exceso es dañina para la salud.

Alimentos ultra procesados.

Cada vez es mayor la cantidad de productos industrializados que hemos ido incorporando a nuestra dieta. Hace algunas décadas atrás, no existía tanta variedad de alimentos enlatados o envasados como hoy en día, algunos los encuentras ya preparados y listos para servir o calentar, por lo que requieren poca o ninguna preparación culinaria como sopas, frijoles, arroz, chilorio, etc.

En 2015 el consumo mundial de alimentos procesados fue de 4,867 miles de millones de dólares (mmd) y se espera para el periodo 2015-2020 crezca a una tasa  media de crecimiento anual (TMCA) de 5.7%. En el caso de México dicha estimación es de 5.1%, según un estudio sobre la industria de alimentos procesados (PROMEXICO, 2018).

Asimismo, destaca que en nuestro país las categorías con mayores ventas fueron panadería (15,718 mdd) y lácteos (11,550 mdd), juntos concretaron el 52% del consumo total de alimentos procesados. En tanto, para las categorías de comida lista como de productos del mar y cárnicos se espera un crecimiento anual de 5.8% y 5.7%, respectivamente, para el mismo periodo.

Podríamos pensar que lo procesado también es saludable, sin embargo, muchos no lo son, como por ejemplo, los alimentos ultraprocesados, que se caracterizan por haber sido modificados en su contenido nutricional, además son altos en grasas, sodio y azúcares de rápida absorción, conocidos también como comida basura o chatarra, pues tienen bajo o nulo valor nutricional y alto contenido calórico.

Algunos de los insumos de la comida chatarra (grasas, almidones, azúcares), que se utilizan para elaborarlos, se derivan directamente de los alimentos. Sin embargo, otros se obtienen a partir del procesamiento adicional de ciertos componentes alimentarios, como la hidrogenación de los aceites, que genera grasas trans, hidrólisis de las proteínas y la purificación de los almidones. Por lo regular, la mayor parte de los ingredientes de esta clase de productos son aditivos (colorantes, enducolorantes, espesantes,  saborizantes, conservadores, etc.), y en ocasiones se le adicionan micronutrientes sintéticos para fortificarlos. (OPS, 2018).

Estos comestibles se asocian con la incidencia de enfermedades complejas por su baja calidad y gran cantidad de aditivos utilizados en el proceso de industrialización. Una dieta que está compuesta en su mayor parte por productos ultraprocesados listos para consumir, no es saludable.

Etiquetado.

Es importante revisar las etiquetas para tener una idea de lo que no estamos llevando a la boca, de esta manera podemos comparar la calidad de los alimentos ente las diferentes marcas y elegir lo que más nos convenga.

De acuerdo con el “Sondeo sobre información impresa en los etiquetados de envases o empaques de alimentos procesados y bebidas envasadas no alcohólicas”, realizado en la Ciudad de México a 660 personas, entre 22 y 36 años, por la Dirección General de Estudio sobre Consumo de Profeco, en febrero de 2018. Al 77% de los personas, el leer las etiquetas de los empaques, le ha permitido elegir de una mejor manera la marca o presentación que acostumbra comprar, y del mismo modo un 82% le facilitó el poder hacer una comparación con otras marcas o presentaciones.

De las especificaciones que vienen en los empaques, fueron tres las principales razones que la mayoría de los encuestados dijeron tomar en cuenta para elegir comprar un determinado producto:

1) Información de los ingredientes – contenidos.

2) La cantidad o porcentaje que contiene de cada ingrediente.

3) Aporte calórico.

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De las personas que dijeron haber leído las etiquetas de los productos, al 75% le ha permitido cambiar la cantidad o frecuencia con la que consume o consumía  determinados alimentos y/o bebidas envasadas.

Precios de alimentos naturales y/o frescos.

En este apartado te decimos cuánto cuestan algunos alimentos naturales, frescos y ricos en nutrientes, a fin de que sepas que tienes muchas opciones para comer de manera sana, y económica, sólo es cosa de hacer compras informadas, para ello en el sitio en internet de Profeco, www.gob.mx/profeco, está a tu disposición la herramienta Quién es Quién en los Precios, la cual te permite comparar precios entre la variedad de establecimientos en 49 ciudades del país.

Para estos comparativos, seleccionamos tres alimentos de origen animal: carne de pollo, res y huevo; cuatro leguminosas: frijol, haba, lenteja y garbanzo; 10 frutas  y 10 vegetales.

De origen animal.

En el caso del pollo se muestran precios de la pierna, de la pechuga sin hueso y sin piel, y del entero. Esta carne se vende en el mercado entre $27 y $118, en tanto que la de res entre $90 y $459.90. Según la elección del lugar de compra, la cantidad extra a pagar por ellas es de hasta 203%  (ver tabla).

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Leguminosas.

Este tipo de semillas combinadas con un cereal son proteínas de alto valor biológico, equivalente al de la carne. El rango de precios en el frijol Flor de Mayo, bolsa de 900 g, va de $21.90 a $33.50, mientras que en el de las habas, lentejas y garbanzos, en bolsa de 500g, va de $17.90 a $48.36, según marca y lugar de compra. De estos tres últimos granos, las lentejas son las más económicas (ver tabla).

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Frutas y Verduras.

Las frutas y verduras se caracterizan por contener una gran cantidad de nutrimentos como vitaminas y minerales. En las primeras, los precios por kilogramo oscilan entre $3.85 (sandía) y $52.00 (Pera D’Anjou), mientras que en las verduras van desde $5.00 (chayote sin espinas) hasta $69.95 (Aguacate Hass). De los 20 productos analizados, el chayote registró la mayor diferencia de precios entre establecimientos y la pera D’Anjou la menor (72%), como se muestra en la siguiente tabla:

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Recomendaciones:                                                                                 “Somos lo que comemos”.

REFRÁN POPULAR

  • Lee las etiquetas de los empaques para que puedas comparar la calidad de un mismo tipo de producto en diferentes marcas.
  • Se selectivo con tus alimentos, es importante analices la información nutrimental, así sabrás los ingredientes con los que está fabricado y la cantidad que contiene de cada uno de ello, sobre todo los referentes a grasas, sodio y azúcares. Elige los más saludables.
  • Toma en cuenta que no todas las grasas son malas como las saturadas y de tipo trans, el organismo para funcionar adecuadamente también requiere de un poco de las grasas buenas o insaturadas como las contenidas en las almendras, nueces, aguacates, etc.
  • Aumenta el consumo de alimentos frescos y naturales y disminuye el de los procesados y ultraprocesados.
  • Combina en cada comida de tu dieta diaria alimentos de los siguientes grupos: 1) Frutas y verduras, 2) Cereales y tubérculos, y 3) Leguminosas, oleaginosas y productos de origen animal.
  • Evita la comida rápida o comida chatarra, pues es baja en valor nutrimental y alta en azúcares, grasas, sodio y aporte calórico, consumirlos en exceso generan obesidad y enfermedades conexas como las no transmisibles (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia y cáncer, entre otras).
  • Realiza mejores compras, para ello ponemos a tu disposición la consulta interactiva de precios, en el sitio oficial de Profeco, http://www.gob.mx/profeco, en la sección de Quién es Quién en los Precios. Así sabrás en qué establecimiento pagarás menos por tus productos.

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Fuentes:

 

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