Dicha peripecia se la debemos al mandatario Don Porfirio Díaz, quién durante su gobierno decidió empatar su onomástico con los festejos del Grito, en función del primer centenario de la Independencia de nuestro país.

Tal vez, en algún momento te has preguntado ¿Y dónde quedó la campana que hizo sonar Don Miguel Hidalgo y Costilla en ese entonces?, pues ésta se encuentra resguardada en un nicho ubicado justo arriba del balcón central de Palacio Nacional, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Ha sido conservada a lo largo del tiempo por los gobiernos en turno, como símbolo del comienzo de ese importante movimiento. Es aquella, que cada año el presidente en funciones hace repicar para dar el grito en la explanada del Zócalo Capitalino.

En nuestro país, por lo regular, para la conmemoración de fechas importantes se acostumbra realizarse en medio de ricos guisos, por lo que en este día tan especial para los mexicanos, no se hacen esperar los platillos más relevantes y tradicionales de nuestra cocina en toda su gama. Algunos ejemplos de ellos son: chiles en nogada, pozole, mole rojo, tamales, atole, y toda la variedad de antojitos tradicionales de nuestro país, como sopes, huaraches, pambazos, flautas, gorditas, quesadillas, etc.

La dieta del mexicano, proviene desde las civilizaciones indígenas originarias, quienes lograron domesticar algunas plantas como el maíz, el frijol y chile.

El desarrollo de la nixtamalización utilizando como principal insumo el maíz, dio lugar a uno de los principales alimentos de nuestra nación, “la tortilla”.

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