Ana López Ferrer eligió dedicarse a la halterofilia porque en su familia es una tradición. Su mamá, hermana, primos y tío (su primer entrenador) han sido halteristas. Ha participado en varios campeonatos panamericanos juveniles y en eventos internacionales para mayores. Ganó medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

Participar en los Juegos Olímpicos en Tokio 2020 ha sido su mejor experiencia: “Me demostró que los sueños se hacen realidad, es algo que me llena de motivación y entusiasmo para seguir en este deporte que, a veces, llega a ser difícil”. Para Ana, las pequeñas gratificaciones y el trabajo constante son lo que le hacen sentir que todo vale la pena.

“Comencemos a cuidarnos desde adentro para que ayudemos a nuestro organismo a prevenir enfermedades y así tener una mejor calidad de vida”

Su rutina comienza a las siete de la mañana, desayuna y se alista para salir a entrenar de dos horas a dos horas y media. Después, según lo que marque su agenda, toma un masaje o fisioterapia ya que está recuperándose de dos cirugías. Más tarde acude a clases de inglés y luego vuelve a entrenar.

Ana compite en la categoría de los 55 kg, por lo que su alimentación debe incluir todos los grupos alimenticios, bien equilibrados, para que su cuerpo funcione y pueda dar el rendimiento que necesita.

En su refrigerador, el plátano, la manzana, la fresa, la frambuesa, la sandía y la naranja son un básico, junto con zanahorias, calabacitas, lechuga, pepino, jícama, espinacas y jitomates.

Esta joven halterista nos deja un último consejo: “Es muy importante llevar una alimentación balanceada porque de acuerdo a esta es como funciona nuestro cuerpo”.