Señoras, señores; gobernantes de países del mundo:

Me da mucho gusto comunicarme con ustedes con motivo del 75 aniversario de la Organización de Naciones Unidas.

Represento a un gran país, a México, que tiene una historia y una tradición cultural como la de otros pueblos del mundo. Podría aquí hablarles de las grandes civilizaciones que fueron parte de la fundación de lo que ahora es nuestro país, de las grandes culturas que florecieron en lo que hoy es México.

Hablo de civilización, hablo de culturas porque los que conquistan, los que dominan, los que colonizan, siempre tratan de justificar sus atrocidades, descalificando a los pueblos originarios, llamándoles ´barbaros’ o ‘salvajes.’ No es el caso de México, de nuestro pueblo, como tampoco de otros pueblos del mundo, dominados, conquistados, colonizados.

Nosotros tenemos una extraordinaria historia -también de lucha- por la libertad, por la justicia, por la igualdad, por la defensa de nuestra soberanía nacional.

Hay tres grandes transformaciones en la historia de México:

Primero, la Independencia, cuando después de 300 años de ser colonia obtuvimos nuestra independencia. Esa fue la primera transformación, a principios del siglo XIX. Dos curas rebeldes, Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón encabezaron un movimiento para que se lograra la independencia de México y también un movimiento en favor de la justicia, porque fueron los primeros en proclamar la abolición de la esclavitud.

Luego, tuvimos una segunda transformación a mitad del siglo XIX, muy importante y de trascendencia mundial: el movimiento de Reforma que encabezó un gran dirigente, un liberal, el mejor presidente que ha habido en nuestra historia, un indígena zapoteco: Benito Juárez García. Se le conoció como El Benemérito de las Américas. Fue tan importante su proceder y su fama, que Benito Mussolini lleva ese nombre porque su papá quiso que se llamara como Benito Juárez.

¿Qué hizo nuestro prócer con la Reforma que se consumó en ese tiempo?

Separó al Estado de la Iglesia antes que en otros países. Llevó a la práctica el principio bíblico de que a Dios lo que es Dios y al César lo que es del César.

Luego, se llevó a cabo una tercera transformación a finales de siglo XIX y principios del siglo XX: la Revolución mexicana de 1910. Se luchó por la democracia, porque se padecía de una dictadura que se impuso durante 34 años. Se luchó para que se garantizaran las libertades y se luchó también por la justicia.

Dirigentes sociales muy importantes:

Los hermanos Flores Magón, que fueron precursores de esa revolución; desde luego, un hombre bueno, Apóstol de la Democracia, fue asesinado cobardemente: Francisco I. Madero; y dirigentes sociales como Francisco Villa, un dirigente defensor de los campesinos, leal al pueblo; Emiliano Zapata.

Con esta tercera transformación se avanzó mucho en el terreno de lo social; no lo suficiente en el terreno político, porque no se pudo establecer una auténtica, una verdadera democracia en el país. Después de la Revolución se creó un partido único que dominó durante mucho tiempo, y apenas ahora estamos dando los primeros pasos para que México sea un país verdadera, auténticamente democrático.

Posiblemente, por la falta de democracia -entre otros factores- se fue echando a perder la vida pública en el país. Empezó a imperar la corrupción política, que fue durante mucho tiempo el principal problema de México.

Nuestro país, con muchas riquezas naturales, que tiene buenas tierras para la producción agropecuaria, agua en abundancia, petróleo, minas y un pueblo bueno, noble, trabajador, poseedor -repito- de una herencia cultural milenaria de donde dimana la vocación del pueblo por el trabajo, por la creatividad. Bueno, con todo y eso no podíamos avanzar, por la corrupción que imperaba.

Nosotros, desde hace mucho tiempo venimos luchando para conseguir un verdadero cambio en el país y así lo decidió después de muchos años el pueblo de México. Nos eligió y nos hemos propuesto llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública de nuestro país.

Ya hablé de la Independencia, de la Reforma, de la Revolución y ahora estamos empeñados, comprometidos en llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país; sin violencia, de manera pacífica.

Y lo estamos logrando, a pesar de que estamos enfrentando dos crisis, como también se está padeciendo en otros países del mundo. Estamos enfrentando la pandemia del coronavirus, del COVID-19, esta enfermedad terrible; y estamos enfrentando también lo que desató -o produjo, originó- esta pandemia: una crisis económica, como en otros países.

Estamos enfrentando al mismo tiempo dos crisis, pero vamos saliendo, estamos avanzando, enfrentando a la pandemia.

Hemos actuado con responsabilidad. Nos han ayudado mucho los expertos, los científicos, los médicos, las enfermeras, los trabajadores de la salud que se han entregado con humanismo a salvar vidas y vamos avanzando, va bajando, disminuyendo el efecto nocivo de la pandemia. Lo que más nos importa es salvar vidas, se va avanzando.

Y también en lo económico, porque no aplicamos la misma estrategia de siempre, de endeudar al país, de rescatar a los de arriba con el sofisma de que, si llueve fuerte arriba, gotea abajo, como si la riqueza fuese contagiosa.

¿Qué hicimos?

Pues estamos apoyando abajo y de manera directa al pueblo. Es de abajo hacia arriba, estamos destinando recursos que son fruto del ahorro por no permitir la corrupción y fruto también de la austeridad republicana, porque ya no hay lujos en el gobierno.

Les comento que había un avión presidencial, existe todavía, pero está en venta, ya lo rifamos y todavía vamos a venderlo. Este avión es como un palacio en los cielos, algo insultante para nuestro pueblo. Un avión de lujo para 240 pasajeros, adaptado para 80, con sala de junta, con recámara. Algo, repito, ofensivo.

Entonces, ya el presidente de México, quien les habla, se traslada por carretera, en vehículos y en avión de línea. No está permitido utilizar aviones, helicópteros particulares para funcionarios, para servidores públicos.

También, entre otras cosas, desapareció un cuerpo de élite que cuidaba al presidente.

¿Saben cuántos cuidaban al presidente?

Ocho mil elementos. Se llamaba esa institución, que venía de tiempo atrás, Estado Mayor Presidencial. Y así se han terminado lujos, las extravagancias. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre.

Entonces, la fórmula es no permitir la corrupción y ahorrar. Y que no haya ostentación, lujos, en el gobierno y también liberar fondos para el desarrollo.

Entonces, todo lo que estamos reuniendo con esta fórmula de no permitir la corrupción y hacer un gobierno austero, sobrio, lo estamos destinando a apoyar a la gente humilde, a los desposeídos.

Todos los adultos mayores de México tienen derecho a una pensión; todas las niñas, los niños, con capacidad también reciben una pensión. 11 millones de estudiantes pobres reciben becas, y así muchos programas sociales.

Entonces, esto que se está invirtiendo abajo, acompañado del apoyo que nos están brindando nuestros paisanos migrantes, los que por necesidad se fueron a buscarse la vida a trabajar en Estados Unidos, que ya son 38 millones de mexicanos los que nacieron aquí, y también los que han nacido allá de padres mexicanos, 38 millones, pues nos están ayudando, mandan a sus familiares en México apoyos económicos, las llamadas remesas.

Este año, a pesar de la pandemia, va a ser un año récord en remesas, se van a recibir alrededor de 40 mil millones de dólares y ese dinero, mes con mes, con llega a 10 millones de familias pobres de nuestro país.

Entonces, con lo que estamos invirtiendo desde el gobierno y con las remesas estamos fortaleciendo el consumo y a pesar de la pandemia y de la crisis no hay hambre en nuestro país, se está garantizando el consumo básico a millones de mexicanos, y ya poco a poco se va recuperando la economía.

Esto también se complementa con el hecho de que acabamos de firmar un acuerdo con Estados Unidos y Canadá, un tratado que ya entró en vigor y esto significa que están llegando inversiones al país, se están instalando empresas y se están creando empleos para el bienestar de los mexicanos.

Yo tengo mucha fe en el futuro de México, pero también tengo mucha fe en el futuro del mundo. Yo soy un creyente y mi credo es el de la fraternidad universal.

Por eso, yo les envío a todas, a todos, un abrazo desde la Ciudad de México, capital de nuestra República.

 

Palacio Nacional, 22 de septiembre de 2020.