MODERADORA: El presidente de México depositará una ofrenda floral y montará Guardia de Honor acompañado de los distinguidos integrantes del presídium.

(GUARDIA DE HONOR)

MODERADOR: Damas y caballeros, sean todos bienvenidos al evento 107 Aniversario Luctuoso de Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó Bertoliat, y la presentación del Repositorio Digital de Memoria Histórica y Cultural de México.

Preside este evento, este 107 Aniversario Luctuoso de Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó Bertoliat, y la presentación del Repositorio Digital de Memoria Histórica y Cultural de México, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Damos la más cordial bienvenida a las autoridades que nos acompañan en el presídium.

Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del presidente de México y presidenta honoraria del Consejo Asesor de la Memoria Histórica y Cultural de México.

General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.

Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.

Doctora Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Ingeniero Alfonso Romo Garza, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República.

Maestro Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación.

Licenciada Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.

Doctora Gabriela Pulido Llano, directora general de la Memoria Histórica y Cultural de México.

Maestro Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México.

Mario Núñez Mariel, bisnieto de Adolfo Bassó Bertoliat.

General de división diplomado de Estado Mayor, Homero Mendoza Ruiz, jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

Asimismo, damos la más cordial bienvenida a las autoridades federales, locales, sociedad civil, representantes de los medios de comunicación, así al público que nos sigue a través de las redes sociales y por internet a todo el mundo.

Todos ustedes sean bienvenidos.

A continuación, escucharemos el mensaje a cargo del ingeniero Alfonso Romo Garza, jefe de Oficina de la Presidencia de la República.

ALFONSO ROMO GARZA, JEFE DE LA OFICINA DE LA PRESIDENCIA: Muy buenas tardes.

Comienzo estas palabras agradeciendo la presencia del señor presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; de su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez.

Saludo con mucho cariño a la familia Madero, la familia Valdés Madero, la familia Madero Garza y todos los familiares cercanos que aquí están presentes.

Agradezco profundamente este compromiso de todos ustedes para revaluar el destino y el legado de mi bisabuelo Gustavo A. Madero y no podría dejar de mencionar también a Adolfo Bassó, aquí está su bisnieto también, Mario Núñez Mariel.

En la noche del 18 al 19 de febrero de 1913 se consumaba la tortura y el asesinato de Gustavo A. Madero. Como dice Ignacio Solares, no hay otra muerte tan trágica en nuestra historia como la de Gustavo A. Madero.

En el amanecer de un día como hoy, hace 107 años, yacía en la Ciudadela, precisamente en este lugar, un hombre que había entregado su vida a un ideal de justicia, democracia y libertad, comprometido hasta las últimas consecuencias.

En el cadáver de este hombre de 38 años, con terribles signos de la tortura y las vejaciones sufridas, en su saco, tres cartas de su esposa Carolina. En una de ellas, su esposa le pedía regresar a casa y olvidarse de la política. Nada más lejos de él, sentía su compromiso con su nación con la misma fuerza que el compromiso que tenía con su familia.

En un banquete que Rafael Hernández y Ernesto Madero ofrecieron a mi bisabuelo Gustavo, este dictó el que fue su último discurso. En él expresa un compendio de lo que había sido su vida y su conciencia al final de su trayectoria: ‘Sí, señores, por mi parte me siento tranquilo y puedo levantar muy alta la frente para decir que creo haber cumplido con mi deber como buen ciudadano’.

Mi bisabuelo actúo con inteligencia y sagacidad para financiar la Revolución y al mismo tiempo era perfectamente consciente de los riesgos que asumía con su compromiso político y con sus valientes decisiones al lado de su hermano Francisco. Pasó de ser un laborioso empresario a convertirse en un activo revolucionario.

Gustavo era un hombre práctico, de mentalidad empresarial, muy lejos de la personalidad más idealista de su hermano.

Compartían las mismas convicciones democráticas, pero con visiones muy distintas; de hecho su hermano Francisco, apenas un año mayor que él, se refería a Gustavo en una carta de 1904 dirigida a su tío Catarino Benavides con estas palabras: ‘Qué hombre más íntegro y afectuoso este hermano que Dios me di, íntegro y afectuoso’, imposible definirlo mejor.

Conocemos su personalidad a través de sus cartas, la mayor parte de ellas dirigidas a su esposa Carolina, a la que suele dirigirse en ellas como ‘su adorada hijita’.

Esas colecciones de cartas nos muestran en profundidad cómo era mi bisabuelo. Son cartas escritas con cuidado, llenas de sentido común y (falla de transmisión), reflejan más bien todo lo contrario: mesura, equilibrio y sensatez. En ellas se percibe a un hombre que ama profundamente a su esposa y a sus hijos por los que se interesa continuamente.

El matrimonio tuvo siete hijos, de los cuales cuatro fallecieron en sus primeros cinco años de edad. Cada fallecimiento de sus hijos, cada enfermedad constituyó un duro golpe para él, sobre todo cuando se veía obligado a viajar y no podía estar junto a ellos.

Mi mamá recopiló aquellas cartas y en ellas se puede leer el corazón de este hombre que amaba a su familia y a México con el mismo corazón desde los primeros años de matrimonio, marcados por los viajes de negocios de Gustavo, hasta los últimos años de zozobra política. En todo momento el amor a su esposa y a sus hijos destaca por encima de todo.

El personaje histórico de Gustavo A. Madero esconde un lugar muy humano de una persona extremadamente sensible, amante de la música que practicaba con el violín.

De trato refinado, equilibrado con un profundo sentido de la responsabilidad personal, especialmente ante sus seres queridos. Un hombre íntegro, incapaz de traicionar o engañar a nadie, mesurado, siempre dispuesto a decir su percepción de las cosas, aunque a veces esto lo llevo a discrepar de su hermano Francisco.

Parece difícil conciliar la figura de aquel heroico mártir que asumió la muerte conscientemente como un compromiso con su patria, con el hombre de elevados sentimientos y de extrema dulzura que reflejaba en su intimidad.

En mi bisabuelo convivía el cerebro práctico de la Revolución y el corazón de un esposo y un papá enamorado de su familia. El amor por su patria expresado en trabajo y estrategia, recabación de fondos y apoyo continuo con la ternura de un hombre que deseaba siempre estar junto a los suyos.

El 15 de diciembre de 1910, desde Nueva York, escribe que su regreso a México sería entregarse a una muerte segura, sabía que ese era el destino que les esperaba. Nunca ambicionó el poder o los honores, tenía muy claro que su papel era el de quien se entrega a una causa amada con la única recompensa de verla cumplida y lo asumió con entereza hasta sus últimas consecuencias.

Sus últimas cartas tienen un tono de despedida consciente del futuro que le espera, se percibe en ellas esa constante claridad por asumir con valentía un destino con un desenlace previsto, es entonces cuando la incomprensión de los que lo rodean se hace más dolorosa para él.

Gustavo mantuvo su lealtad hasta el final, otros miembros de la familia y amigos prefirieron su seguridad antes que el peligro que implicaba un compromiso con la causa de la Revolución; sin embargo, él fue un hombre leal, leal a su causa, leal a su hermano, leal a su familia, tuvo muchas diferencias de criterio con su hermano Francisco, pero no lo abandonó en los momentos más difíciles.

Si algo marcó profundamente la vida de mi bisabuelo fue la lealtad a su hermano y Francisco se lo reconoció cuando recibió la noticia de su muerte que le produjo un gran dolor.

Refiriéndose a su hermano Francisco escribe: ‘El pobre de Pancho, como siempre, con muy buena voluntad, muy bondadoso, pero no sabe mandar por más que tiene muchos con quién hacerlo’.

Mi bisabuelo era muy consciente de que su hermano lo necesitaba, lo habían dejado solo y Gustavo era una de las pocas personas en las que Francisco podía confiar absolutamente, porque sabía que nunca lo traicionaría y que haría las cosas bien.

Un día, caminando por el Castillo de Chapultepec, Francisco le dijo a su hermano: ‘Me van a matar’, pero Gustavo contestó: ‘No, nos va a matar y me van a matar a mí primero’.

Mi abuela Carolina Madero Villareal refiere que un día Gustavo le comentó a su hermano: ‘Pancho, con esa actitud que tú tienes nos van a matar’, el presidente respondió ‘Ya lo sé, que nos van a matar’, entonces Gustavo le lanzó esta pregunta: ‘A ti no te importa, ¿verdad?’, Francisco le respondió tajante: ‘Pues, no’ y Gustavo le abrió su alma ‘pero a mí sí, porque tengo a mis hijos y a mi mujer y no quiero que me maten’. Fue entonces cuando el presidente le propuso ‘pues vete de México, vete de embajador a Japón para que no te maten’.

Sin embargo, ya conocemos la historia, Gustavo pospuso su viaje a Japón y siguió apoyando a su hermano en la Ciudad de México sabiendo el destino que probablemente le esperaba.

Participó en la Marcha de la Lealtad el 9 de febrero, 10 días antes de que lo asesinaran. Francisco iba escoltado por los cadetes del Heroico Colegio Militar dirigidos por el teniente coronel Víctor Hernández Covarrubias y mi bisabuelo en un discreto segundo plano.

Desde ese momento, Gustavo se mantuvo al lado de su hermano, se convirtió en su escudo, fue quien le presentó los nombres de los 22 conjurados y eligió estar siempre a su disposición desde el número 14 de la calle de Londres.

Victoriano Huerta se unió a los sublevados, Gustavo lo descubrió y lo llevó ante su hermano encañonado con su pistola, pero Francisco no le creyó y mandó liberar a Huerta. Esta liberación fue la sentencia de muerte de los dos hermanos y de Adolfo Bassó, como aquí tú lo vas a comentar.

Pocos días después, Huerta se autoproclama presidente de México pidiendo la renuncia a Francisco I. Madero; mientras Huerta se proclamaba presidente, Gustavo era asesinado aquí en la Ciudadela.

Gustavo, conocedor desde el inicio de la traición de Victoriano Huerta, sin embargo, obedeció a su hermano y buscó encontrarse con el general. Aceptó una invitación suya a comer. En esa comida, el general le pidió la pistola para verla y mi bisabuelo se la entregó; en ese momento mi bisabuelo es apresado, traído a la Ciudadela y brutalmente asesinado.

Adolfo Bassó, marino de Campeche, que recuperó el Palacio Nacional el 9 de febrero de 1913 y obligó al general Gregorio Ruiz a rendirse, apresado junto con Gustavo A. Madero fue testigo de su tortura, más tarde lo fusilaron junto con otros soldados cuando gritaba su último ¡Viva México!

Una y otra vez Gustavo había pedido a su hermano que abriera los ojos, que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, pero no le hizo caso; de todos modos, Gustavo le seguía obedeciendo.

La lealtad a su hermano se consumó hasta sus últimas consecuencias, le fue leal hasta la muerte, Gustavo nunca dejó a su hermano Francisco, aunque este no le escuchó, especialmente en las decisiones más importantes.

Gustavo ha sido acusado de corrupto, algo absolutamente infundado; en realidad hoy podemos decir que fue uno de los grandes líderes de bajo perfil de la Revolución, el hombre que desde un segundo plano organizó y dirigió, dirigió y unificó voluntades, consiguió fondos y estableció canales de diálogo, hizo un trabajo muy eficaz y desinteresado.

Voy a contar algo que me contó mi abuela del gobierno del general Cárdenas. Vino la repartición agraria y se casó con Manuel Garza Nieto, repartieron las tierras y recuerdo que me dijo: ‘Ponchito, tuve que vender las arras de mi boda para poder mantenernos un poco de tiempo mientras nos restablecían’. Entonces, eso de que era corrupto, por ningún motivo.

Antes de concluir no quiero dejar pasar la ocasión para elogiar a mi bisabuela, Carolina Villarreal, que nos dejó un gran testimonio de fortaleza llevando adelante a la familia con el dolor de su esposo asesinado y el orgullo de saberse viuda de un hombre íntegro.

A mí abuela Carolina y a mi mamá, que hicieron una labor minuciosa para guardar la memoria de mi bisabuelo.

Y a Ignacio Solares, incansable investigador que ha documentado la vida de Gustavo, un esfuerzo infatigable de conocimiento y divulgación.

Gracias a ellos conocemos hoy el testimonio de fidelidad que nos dejó mi bisabuelo, ejemplo para las futuras generaciones de mexicanos que podremos reconocer en él al hombre que fue fiel a su patria, a su familia y a sus convicciones hasta la muerte con el honor del deber cumplido y sin la búsqueda del brillo de los reflectores.

Quiero agradecer a Elena Paula por haber convocado y organizado a la familia para vivir este acto tan emotivo y lleno de significado.

Agradezco la presencia de Mario Núñez Mariel, bisnieto de Adolfo Bassó, quien fue testigo presencial de la tortura de mi bisabuelo, y fusilado momentos después.

Si nuestros bisabuelos estuvieron unidos en el trance de la muerte, a nosotros nos corresponde ahora unirnos en su memoria.

La vida y el legado de mi bisabuelo quedan muy bien resumidos en un epitafio anónimo firmado con las iniciales MMA y fechado en febrero de 1916:

‘Don Gustavo A. Madero, uno de los hombres más inteligentes, más nobles y más generosos que haya alentado bajo el cielo patrio y el más castigado por la calumnia, por la pasión política y por el olvido de sus correligionarios de sus colaboradores y de sus favorecidos. Su vindicación ante la historia es una deuda insoluta a esta generación de mexicanos’.

Para nosotros, sus descendientes, y aquí está su nieto mayor, aquí está mi tío Manuel Garza Madero, que manda agradecer sensiblemente a la familia en nombre de todos el que el estar aquí, para nosotros sus descendientes es un gran orgullo y una gran responsabilidad llevar su sangre en nuestras venas.

Gustavo nos deja el gran testimonio del amor verdadero a la patria y a la propia familia. Su herencia es un legado muy valioso para todos que debe germinar en nuestra consciencia y en nuestros corazones.

Nuestra obligación es alimentarlo y transmitir eso a estos niños aquí presentes, a sus tataranietos y a todo el país la conducta intachable y entregada de un hombre que vivió y murió por sus ideales.

Para mí en lo personal es un gran orgullo trabajar al lado de un presidente que ha retomado los valores que nutrieron la vida de Francisco y mi bisabuelo Gustavo, y que se ha propuesto reformar al país en esta Cuarta Transformación con las mismas convicciones sobre las que ellos edificaron sus vidas. Mi agradecimiento más sincero, señor presidente.

También mi gratitud a la doctora Beatriz Gutiérrez, que siempre ha buscado resaltar la figura de mi bisabuelo y transmitir su legado. La doctora Beatriz Gutiérrez nos ha enseñado que resaltar la figura de Francisco y Gustavo no se puede reducir a dar sus nombres a una avenida, sino a estudiar el ambiente en que se desarrolló su vida, su historia.

Divulgar los testimonios de las personas que lucharon junto a él y a su hermano Francisco, escribir, difundir, iluminar las situaciones presentes con la luz de su conducta intachable, sus libros, Viejo siglo nuevo, Dos revolucionarios a la sombra de Madero y recopilación y edición de episodios de la Revolución mexicana de Rogelio Fernández Güell han ayudado a entender desde nuevas perspectivas la trayectoria de los Madero y han dado voz a los actores de la Revolución que lucharon por la democracia y la justicia, una tarea intelectual que hace llegar su ejemplos a los mexicanos de hoy y de mañana.

Muchas gracias, doctora, y muchas gracias a todos los aquí presentes.

MODERADOR: Enseguida hace uso de la palabra Mario Núñez Mariel, bisnieto de Adolfo Bassó Bertoliat.

MARIO NÚÑEZ MARIEL, BISNIETO DE ADOLFO BASSÓ BERTOLIAT: Muy buenas tardes a todos.

Señor presidente.

Qué gusto verlo, nada más le puedo decir, sin ninguna gracia de cortesía fuera de lugar, es un placer verlo y es un placer estar aquí; sin embargo, siempre en este tipo de circunstancias pasa algo curioso.

Como se trata de algo demasiado importante, que es el recuerdo de mi bisabuelo, capitán de fragata Adolfo Bassó Bertoliat, cada hora que pasa son muchas más las cosas que quiere uno decir y después le dicen a uno: ‘Tienes cinco minutos’ ¡En la madre! Cinco minutos, sólo cinco minutos para hablar de un héroe de esa dimensión. No, pues está canijo. Pues, ahí voy, ahí voy.

Yo no podría recordar con dignidad a mi bisabuelo, capital de fragata Adolfo Bassó Bertoliat, sin recordar a mi abuela, a su hija, a Ana Bassó. Fue ella la que me contó, la que me dijo en tradición oral que fue el asistente militar de don Adolfo la que le relata cómo dispara la ametralladora que mata a Bernardo Reyes cuando trata de ocupar Palacio Nacional. Esa es la dignidad de mi abuela.

La dignidad de mi gran bisabuelo fue la de cambiar la historia de México con una sola ráfaga de ametralladora, disparándola por órdenes del general del Villar cuando llegaban los usurpadores a Palacio Nacional.

Ese hecho ha sido invisibilizado durante 107 años. Nunca se le ha dado la dignidad total a don Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó Bertoliat, héroes y mártires de la democracia, formidables personajes de nuestra historia, dignísimos mexicanos, que es tiempo, señor presidente, y le ruego que lo haga, una iniciativa a la Cámara de Diputados para que en el Muro de Honor los nombres de Adolfo Bassó Bertoliat, de don Gustavo A. Madero queden inscritos en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.

Una vez relatado y pedido y solicitado algo que me parece de total dignidad histórica de este pueblo mexicano, recuerdo que en 1959 estaba yo a punto de irme a la secundaria Tres Héroes de Chapultepec cuando mi abuela Ana me dijo: ‘Ven al comedor’. Era un comedor horripilante. Me dijo: ‘Vamos a comernos una lata’, y digo -mi abuela era fanática como buena campechana, una lata de calamares en su tinta- yo dije ‘Abuela, son las 10:00 de la mañana, dice: ‘No importa, tú vente’.

Y después de tomar y comer los calamares, que era uno de sus pasiones, que lo sacaba de su ropero, de la magia y de los secretos familiares, me dijo viéndome a los ojos ‘¿Tú sabes cómo fue que asesinaron a mi padre?, ¿tú sabes cómo fue que fusilaron a mi padre?’.

Yo le dije ‘Lo he escuchado dos o tres veces, pero verdaderamente, verdaderamente no lo sé. Me dijo: ‘Bueno, pues te lo voy a contar’.

En ese instante, sin una lágrima, me empezó a decir: ‘Él es el que dispara la ametralladora, él que sostiene la defensa de Palacio Nacional junto con el general del Villar, él es el que ayuda a escapar después de que lo detienen, porque ya se le habían acabado las balas y lo detienen en Palacio Nacional los usurpadores, él es el que estando ahí ya preso, prisionero, ayuda escapar a prisioneros con una cuerda’. Siendo él marino, que sabía de cuerdas y nudos, que sabía de todo lo que vida como capitán de fragata le había dado, es decir, una gran sencillez y al mismo tiempo una gran fineza

Era un hombre de gran elegancia, como demuestra la fotografía que está afuerita. Ese hombre además era especialista en derecho marítimo, en derecho internacional marítimo.

El caso es que por haber matado a Bernardo Reyes y a instancias y presión de Rodolfo Reyes, como aquí podría testificar mi súper amigo Paco Ignacio Taibo. que aquí se encuentra, es lo que le va a costar la vida, es lo que va a impulsar a su hijo Rodolfo Reyes a presionar para que sea fusilado.

Victoriano Huerta lo va a entregar, a pesar de que él después va a reconocer que era un hombre inocente, y lo va a entregar y lo envían a la Ciudadela, y ahí se encuentra con su amigo, porque eran amigos personales, con don Gustavo A. Madero.

Se ven a los ojos, no se dicen demasiado, asesinan a don Gustavo, como bien acaba de relatar su bisnieto, y después se acercan a mi bisabuelo. Mi bisabuelo, por lo por decía mi abuela, tenía la voz de mando del capitán fragata y le dijo: ‘Un momento, cabrones, a mí no me van a asesinar, a mí me fusilan y además van a esperar a que vea la Osa Polar, que es la que ha guiado toda mi vida de marino’.

Entonces, la soldadesca se detiene y esperan a que busque la estrella. Y no solamente busca la estrella, sino les dice con toda entereza: ‘Tienen que decir que aquí murió un valiente y yo digo cuándo disparan, yo abro el fuego’. Y él abre el fuego.

Todavía viene la descarga de fusilamiento, cae el abuelo, que era un hombre muy alto y que, para el gabinete del chaparro de Francisco I. Madero, el queridísimo Francisco I. Madero, el dignísimo de Francisco I. Madero, cae y en lugar de darle Aureliano Blanquet el tiro de gracia, le da un bayonetazo en el corazón, lo mató de un bayonetazo.

En fin, el caso es que el abuelo queda para siempre, de ahí lo entierran en el Panteón Dolores en una fosa común; y mi abuela, a los dos días, con su tía Chacha se van a la fosa común a buscar el cadáver y lo descubren con las iniciales bordadas en su camisa, la AB. Descubren a don Adolfo, lo sacan de la fosa común y lo llevan a enterrar dignamente al Panteón Francés.

Esa historia, esa historia que quedó troquelada en mi memoria, que quedó troquelada en el corazón, son historias que quedan en el corazón y que quedan para siempre, y que son la dignidad propia de uno mismo, son la razón ontológica de uno mismo, es lo que nos hace ser lo que somos.

Nuestro pasado familiar cuando hay la dignidad de héroes de la patria que se jugaron la vida al servicio de la nación y la República.

Esa fuerza, esa fuerza, señor presidente, y con el cariño que le tengo, a pesar de que es la primera vez que nos vemos, esa fuerza creo que es la de la 4T a la que yo denominaría la cuarta revolución social.

Soy viejo marxista, eso soy y eso sigo siendo. Es una cuarta revolución social, no podemos permitir que la derecha y la reacción nos vuelva a quitar otra vez, como hicieron con don Francisco, con José María Pino Suárez, con Gustavo A. Madero y con Adolfo Bassó Bertoliat, que vengan a arrancarnos la necesidad de transformar un país que entregaron los oligarcas hecho pedazos, hecho pedazos, no poco, no mucho, hecho pedazos.

Es lo que hay que salvar, es a donde estamos todos con usted y estamos todos con usted desde la izquierda, que es de donde venimos, ahí nacimos políticamente.

Yo no voy a esconder, por primera vez es el primer gobierno con el que quiero colaborar, donde no tengo esconder quién soy, donde puedo decir abiertamente que soy marxista desde siempre, donde me atrevo a decir que nosotros los pobres, que la reivindicación de nosotros los pobres no sólo es necesaria y suficiente, es de dignidad básica de vida humana.

No podemos dejar el país con 60 millones de jodidos. Es inhumano, es idiota hacerlo, es terriblemente ominoso, es desquiciado. Y su razón de fuerza de los pobres primero, señor presidente, lo traigo en el corazón, los pobres primero; pero no sólo los pobres, los que trabajan, obreros y campesinos, las mujeres benditas y santas de este país que están levantando uno de los movimientos de resistencia más absolutamente dignos de la historia de México.

El que no defiende con el alma a las mujeres de México no tiene dignidad de seguir en la vida con la cara en alto, el que no distingue que no podemos permitir que en nuestro país esté desangrándose de esa manera, el que no entiende que es tiempo de modificar la vida, de que es tiempo de modificar estructuras y sentidos de la existencia, es un conservador más, señor presidente. Y yo estoy con usted, los conservadores son irremediablemente pendejos.

Le digo ya para terminar, y no quiero excederme, aunque creo que ya me excedí, sí estamos con la revolución social, porque es una necesidad histórica, no es una necesidad menor, es la verdadera necesidad de todas y todos los mexicanos.

Hay que transformar este país para bien, hay que transformarlo para vivirlo en dignidad, hay que transformarlo para vivirlo como el centro del continente.

Soy diplomático, lo fui muchos años, nuestro México es el centro del continente y como centro de continente vamos a armar el Parlamento de las Américas para decirles a todos: Ya es tiempo de vivir en paz, construyamos la paz continental, ¿por qué?, porque es una guerra civil hemisférica, porque es una guerra de todos, porque aquí ya se está jugando la vida del planeta, ya se está jugando la vida de las sociedades, ya se está jugando la vida misma de todos los que nos levantamos en la mañana recordando quiénes somos y cómo nos llamamos.

Con eso les ruego que me disculpen los exabruptos.

Viva este país, señor presidente. Estamos con usted, no de hocico para afuera, estamos con usted con el alma.

Muchas gracias.

MODERADOR: A continuación, se presentará el video del repositorio Memórica.

(PROYECCIÓN DE VIDEO)

VOZ HOMBRE: México se construye todos los días, la vida cotidiana, la cultura y el arte, las decisiones y las acciones van formando lo que somos, nuestra esperanza y nuestra historia, así creamos herencia viva, la memoria de México

Pero la memoria sirve de poco sin el derecho a recuperarla y hacerla parte de nuestro presente. Por eso la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México ha creado Memórica, un espacio social dinámico e incluyente que reúne en un solo sitio de acceso libre archivos y documentos digitales de diversas instituciones públicas y privadas.

Aquí, los usuarios cuentan con recursos tecnológicos que les permiten interactuar con los contenidos digitales, formar comunidades y espacios que le dan vida nueva a lo que nos da razón de ser por el derecho a la memoria y la identidad mexicanas.

En Memórica el trabajo conjunto es de la mayor importancia. Por eso, reconocemos los esfuerzos de las entidades que se han dedicado a salvaguardar la herencia del pasado en beneficio de todas y todos.

Tú también súmate a Memórica. Comienza un nuevo diálogo con tu presente y tu pasado por el derecho a la memoria y a la identidad.

México, haz memoria.

VOZ MUJER: Gobierno de México.

(FINALIZA VIDEO)

MODERADOR: Solicitamos a la directora general de Memoria Histórica y Cultural de México, doctora Gabriela Pulido Llano, nos dirija su mensaje.

GABRIELA PULIDO LLANO, DIRECTORA GENERAL DE MEMORIA HISTÓRICA Y CULTURAL DE MÉXICO: Señor presidente, doctora Beatriz Gutiérrez Müller, secretarios, coordinadores, directores, distinguidas personalidades que nos honran con su presencia, familias Madero y Bassó, las saludamos con todo nuestro respeto.

Señoras y señores:

El historiador ruso Tzvetan Todorov escribió: ‘Una sociedad necesita conocer la historia, no solamente tener memoria’, y nosotros añadimos, porque la memoria no es la historia, pero sí es el principio de la historia. Memoria, historia.

Hace casi 107 años un mexicano recordó así lo que pasó un 19 de febrero, tras hacer un crudo análisis de la situación nacional del momento en que hablaba, cito: ‘¿A qué se debe tan triste situación? Primero y antes de todo, a que el pueblo mexicano no pueda resignarse a tener por presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fue asesinar al presidente y al vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular’.

El discurso del que estos párrafos forman parte le costaron la vida a su autor, el senador Belisario Domínguez, asesinado dos semanas después. El general Huerta pudo matar al senador chiapaneco porque lo tenía a la mano, pero no fue el único que se expresó de esta manera. En febrero del mismo año del 1913, el gobernador de Coahuila, don Venustiano Carranza, había reprochado al presidente de los Estados Unidos que reconociera un gobierno espurio que trataba de implantarse sobre la traición y el crimen.

Y en mayo Emiliano Zapata y sus generales lo definieron así: ‘Al usurpador del poder público, general Victoriano Huerta, cuya presencia en la Presidencia de la República acentúa cada día más y más su carácter contrastable con todo lo que significa la ley, la justicia, el derecho y la moral’.

Esa es la memoria documental de México, eso es lo que dicen documentos de febrero, mayo y septiembre de 1913. Y el primer acto del cuartelazo victorioso, el que nos recuerda la fecha, el lugar, el acto que hoy nos convoca, fueron los asesinatos del diputado Gustavo Adolfo Madero González y el capitán fragata Adolfo Bassó Bertoliat, a quienes hoy el gobierno de la República rinde un merecido homenaje.

¿Cómo recordaríamos eso sin la preservación de sus documentos?, ¿cómo podríamos aprender la historia y evitar la búsqueda de soluciones fáciles como la que ofreció Victoriano Huerta y que los medios de comunicación habían presentado machaconamente en los meses previos por razones y de formas que sustentadas en la documentación histórica como nos comentaba en la mañana Rafael Barajas ‘el Fisgón’, en los eventos de reflexión histórica que rodean a este homenaje.

La historia sirve para orientar nuestra actuación en el presente. Decía el gran historiador Álvaro Matute: ‘La historia nos provee de la consciencia de valores. Si eso no funciona, entonces la historia no sirve para nada’. Y una de las funciones que se ha propuesto este gobierno es poner los documentos, las fuentes de la historia al alcance de todos los mexicanos.

Por eso, hoy me llena de orgullo hablar en nombre de un colectivo de personas -están por aquí todos con sus gafetes de staff, disfrazados de staff- cuyo trabajo verán reflejado en esta primera etapa del repositorio digital Memórica México, Haz Memoria, en su lanzamiento al público.

Hablo en nombre de este equipo primero para agradecer la confianza depositada en nosotros.

Y segundo, mencionar que para nosotros era un deber presentar Memórica, que se encuentra en una primera fase, no sólo para rendir cuentas del trabajo que se nos encomendó, sino también para abrir la puerta a todos a una iniciativa que se va a ir construyendo día con día durante los próximos años con la colaboración de las instituciones y por supuesto de las personas.

También hoy nos convoca la memoria, la memoria familiar que ha constituido núcleos, comunidades, una identidad, un arraigo, las familias Madero y los bisnietos del capitán de fragata Bassó no me dejaran mentir, y la memoria colectiva, una memoria desde la experiencia terrible y dolorosa de la Decena Trágica que nos constituye como país y cuya historia hay que contarla, hilvanando, reflexionando acerca de las memorias.

Es una obligación de quienes creemos que la historia es la maestra de la vida. Memórica es una herramienta y no un fin, es un repositorio digital de acceso abierto desarrollado en un tiempo récord de seis meses y que implementó todos los protocolos internacionales relacionados con las tecnologías de la información.

La naturaleza de esta herramienta es solamente colaborativa, interinstitucional y es principalmente una herramienta contra el olvido. El pueblo de México nos dirá si lo hemos logrado.

Gracias a Alejandra Frausto, a Marx Arriaga, José Mariano Leyva por su enorme generosidad como anfitriones, a Paco Ignacio Taibo II, a Adriana Castillo y a las coordinaciones de la Oficina de Presidencia, a todas.

Gracias infinitas a ellas y a todos sus equipos solidarios increíbles por el apoyo que nos brindaron para la organización y realización de este importante evento.

A Gabriela Cantú, una mención muy especial.

Gracias también a todas las instituciones, todas, aquí están presentes todos sus titulares, que nos han apoyado durante este tiempo, que nos abrieron las puertas de los acervos, archivos y colecciones que dirigen para que en persona conversáramos de esta iniciativa tan importante desde hace meses. La lista es larga y la gratitud no cabe aquí.

Muchos dieron la bienvenida a nuestra intervención, incluso en sus propios procesos y proyectos de preservación y digitalización, a la estrategia digital del gobierno a cargo de Emiliano Calderón y su gran equipo, sin quienes simplemente no existiría Memórica.

Gracias también a los especialistas de diversas instituciones con quienes compartimos el valor del acceso abierto y quienes nos han enseñado los caminos que en sus diversas instituciones han tomado tanto las humanidades digitales, como los paradigmas relacionados con los repositorios de acceso abierto.

Buscamos también aportar un grano de arena en la política nacional de repositorios, iniciativa encabezada por el Conacyt, a cargo de la doctora María Elena Álvarez Buylla.

Para terminar, ya los invitamos a navegar: www.memorica.mexico.gob.mx para todos ustedes a partir de hoy y nosotros quedamos a sus órdenes.

Muchas gracias.

MODERADOR: Enseguida hace uso de la palabra el maestro Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México.

EDUARDO VILLEGAS MEGÍAS, COORDINADOR DE MEMORIA HISTÓRICA Y CULTURAL DE MÉXICO: Este edificio ha sido testigo de actos terribles que ya nos han relatado aquí. El más atroz de ellos guarda su memoria en una placa de mármol, a pocos pasos de aquí, en honor a dos protagonistas de los tiempos aciagos de la Revolución: los ya mencionados Gustavo Adolfo Madero y el capitán de fragata Adolfo Bassó Bertoliat.

Estamos aquí en presencia del propio presidente de la República, de su esposa, de muchas notables personalidades y de algunos de sus parientes, para rendirles un merecido homenaje por esa valentía que sigue siendo fuente de inspiración. Arriesgaron su vida por el ideal de la democracia y perdieron, perdieron frente al embate de la tiranía de un puñado de traidores sedientos de poder.

Sin embargo, su sacrificio no fue en vano. Ese primer experimento trunco de gobierno popular sembró la semilla para que la sociedad mexicana, con el tiempo, estuviera en condiciones de iniciar su Cuarta Transformación.

Miles y miles de hombres y mujeres sin rostro y sin nombre también contribuyeron, como Madero y como Bassó, para que el cambio fuera hoy posible. Con todas, con todos tenemos una enorme deuda cuyo pago es el más férreo compromiso por intentar cada día en los hechos, con actos concretos, rendir homenaje a su recuerdo.

Nuestra obligación es rescatar el legado de los gigantes que construyeron el país con su esfuerzo y con su sangre. La herencia es muy rica, consiste en cultura, en valores, en historia, que nada envidia al resto de las civilizaciones.

Honrar la tradición milenaria de nuestros pueblos originarios, las aportaciones venidas de África, de Asia y de Europa, y el ejemplo de tantos héroes es un deber de todo mexicano, pero es un deber sagrado para quienes se encuentran en la posición privilegiada de servir a los demás.

Estamos en esta Biblioteca de México para mostrar con palabras y en obras que cumplimos nuestro deber con el pasado y con el presente.

Los discursos que me han presidido expresan esa voluntad por reconocer que somos el fruto de luchas difíciles por la justicia social. Y aunque las palabras se las lleva el viento, sigue siendo un signo indeleble del cambio profundo que está en proceso el que ahora se hable de reivindicaciones políticas que en las altas esferas de gobierno antes sólo merecían silencio o burla o menosprecio.

No es cosa menor que nuestros pensamientos se dirijan a Gustavo Madero y a Adolfo Bassó, a los marginados y a las excluidas, porque las palabras nos dicen quiénes somos y a quiénes nos debemos. Es importante nombrarlos porque su recuerdo nos da sentido como nación, pero sabemos que no bastan los discursos, aun cuando son el primer paso para la verdadera reconciliación con el pasado y con el presente.

Las palabras adquieren su fuerza cuando se encarnan en hecho concretos. Por ello es que se colocó una corona fúnebre hace unos momentos en las afueras de la Ciudadela y se tocó la Marcha del Silencio, por ello es que una nueva sala de juntas en Palacio Nacional está dedicada a Los Olvidados, por ello es que este gobierno busca recortar gastos superfluos para distribuir mejor las finanzas públicas, y es también por ello que hoy se presenta una herramienta tecnológica cuyo objetivo es colaborar en la recuperación de la memoria de México.

El conocimiento de nuestra historia, de las grandes hazañas y de la vida cotidiana ha sufrido mutaciones fundamentales. Antes aprendíamos sobre nuestra identidad y pasado a partir de las narraciones de los libros, de los ejercicios escolares, de escuchar a los abuelos y de la ceremonias cívicas y religiosa; ahora en cambio existen muchos medios masivos de comunicación con interpretaciones dispares, canales de YouTube con infinidad de documentales y la enciclopedia más colosal jamás redactada.

Información es poder y la información que puede consultarse en internet no tiene paralelo ni precedente desde que el humano es humano; sin embargo, esa información es sobre todo de los países con antecedentes imperialistas.

Conocemos más y conocemos mejor, porque hay más información, más fotografías, más libros, más películas, más investigación sobre la Belle Époque, sobre la construcción de la Torre Eiffel, sobre las trincheras de la Primera Guerra Mundial, sobre la dinastía Tudor, sobre el holocausto nazi o sobre la recesión del 29 en los Estados Unidos, conocemos más sobre todo esto que incluso sobre nuestro propio linaje familiar o nuestro propio barrio.

Hablamos mejor inglés que náhuatl o maya, a pesar de que sea parte de una convivencia diaria.

Las nuevas tecnologías son, sin duda, un campo de confrontación que beneficie en principio a las grandes empresas, al capitalismo rapaz y a los intereses de ciertas naciones.

Esto es claro, no podemos pecar de ingenuidad ante las amenazas permanente a la privacidad, a las tendencias inducidas o a las llamadas fake news; pero también es claro el germen democrático de las benditas redes sociales y del acceso abierto a la ciencia y a la información.

Tenemos que apostar por ganar espacio y presencia en el mundo digital, un espacio y una presencia que dé cuenta de los matices y riqueza que tenemos como pueblo.

Hoy es el día del Ejército mexicano y se celebra en recuerdo del repudio del Congreso de Coahuila al usurpador Huerta, asesino intelectual de Gustavo Madero y de Adolfo Bassó y de miles más que murieron durante su fugaz despotismo.

Hoy, en este significativo día, la Presidencia de la República anuncia un portal electrónico que levanta la voz en el ciberespacio para mostrar que también México es grande, que su gente es excepcional, que sus culturas son exuberantes, su gastronomía exquisita y su historia, su historia es una guía para el espíritu. Disfrútenlo.

MODERADOR: Damas y caballeros, escuchemos el mensaje que nos dirige el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Servidores públicos, familiares de Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó, amigas, amigos.

Este homenaje a Gustavo A. Madero es al mismo tiempo un acto de desagravio a su persona y a la de Adolfo Bassó, quienes fueron víctimas del más cruel de los asesinatos políticos durante uno de los periodos más vergonzosos de la historia de México.

Gustavo A. Madero era un fiel colaborador de su hermano Francisco. Su eficacia política quedó demostrada muchas veces, él fue el encargado de recaudar los fondos para hacer posible la Revolución, él articulaba a los periodistas que defendían el movimiento frente a la prensa porfirista, él siempre advirtió a su hermano de la traición que se avizoraba.

Sobre lo antes dicho recuerdo con brevedad tres pasajes, tres episodios:

El primero se relaciona con la forma cómo Gustavo A. Madero se ocupó de recaudar los fondos para financiar la revolución maderista. Es realmente excepcional saber a ciencia cierta cuánto se invirtió para derrotar al régimen porfirista.

El dinero utilizado fue relativamente poco. Desde los primeros días del triunfo, la Revolución fue auditada en forma rigurosa, como ninguna otra revolución en el mundo. Costó 642 mil 195 pesos, de los cuales 358 mil se destinaron a la compra de armas, municiones y equipos. El monto total fue reconocido por el gobierno interino que, respetando el acuerdo del 31 de mayo de 1911, en Ciudad Juárez, se le entregó a Gustavo A. Madero, quien procedió a devolverlo a los aportantes.

Otro hecho histórico a destacar es cuando Francisco I. Madero llega a la Presidencia, luego del negro interinato del conservador Francisco León de la Barra. En ese entonces el porfiriato estaba prácticamente intacto y beligerante, la reacción a cualquier medida a favor de la democracia o de la justicia, en particular todo aquello que se viera como una afectación a los intereses creados, contaba con el apoyo de la prensa que había recobrado su libertad. Miren la paradoja, gracias a quien era blanco de los más feroces ataques, mordían la mano a quien les quitó el bozal. Dura, pero clara expresión de Gustavo A. Madero que nunca le perdonarían.

Y por último en este recuento subrayo que era tan importante, tenía tanta fortaleza Gustavo A. Madero que hasta el mismo traidor y siniestro de Victoriano Huerta le temía. Alfonso Taracena cuenta que cuatro meses antes del golpe de Estado, en octubre de 1912, un grupo de conspiradores partidarios de Bernardo Reyes visitó a Huerta en su casa de Popotla para invitarlo a participar en la rebelión y Huerta les respondió: ‘Miren, yo quiero a mi general Reyes y lo respeto, yo jalo si otros jalan, porque la verdad no quiero meterme entre las patas de los caballos’. Suelta una carcajada y añade: ‘Las pezuñas del chaparro me parecen blandas, pero ‘Ojo Parado’ -el apodo que los porfiristas le pusieron a Gustavo A. Madero- me parecen blandas las pezuñas del chaparro, pero ‘Ojo Parado’ las tiene muy duras.

Por eso chacal de Huerta, energúmeno, lo primero que hizo fue aprehender personalmente mediante el engaño a Gustavo A. Madero para luego entregarlo, junto con Bassó, a la jauría militar.

Es impúdico relatar la crueldad del crimen de Gustavo. La tortura alcanzó los grandes y los grados más altos de infamia y de ruindad. Fueron tan miserables que ni siquiera le dejaron a Bassó cumplir su último deseo que, como bien marinero, era morir fusilado viendo las estrellas. Lo asesinaron sin ninguna formalidad, ni miramiento.

Claro que no todos lamentaron este abominable hecho. Había escrito algo sobre esto, sobre cómo un sector lo celebró, pero no voy a leerlo, también porque no quiero, no quiero polarizar más.

Termino diciendo que Gustavo A. Madero fue un revolucionario honesto y cabal, y me llena de orgullo vivir estos momentos para recordar con cariño a quienes lucharon por la democracia y siempre supieron actuar con arrojo.

Les convoco a no olvidar, mantengamos siempre nuestra memoria histórica.

Muchas gracias.

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