MODERADORA: Damos inicio a esta ceremonia con los honores al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

(HONORES)

MODERADOR: Preside esta ceremonia con motivo del 50 Aniversario Luctuoso de Lázaro Cárdenas, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

MODERADORA: Integran la línea de honor la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

MODERADOR: Diputada Dolores Padierna Luna, vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

MODERADORA: Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del general Lázaro Cárdenas del Río.

MODERADOR: Doctor Lorenzo Meyer, historiador y académico mexicano.

MODERADORA: Y el senador Eduardo Ramírez Aguilar, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

MODERADOR: También nos acompañan Gabinete Legal del Gobierno de México.

MODERADORA: Invitados especiales.

MODERADOR: Representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida.

MODERADORA: Hace uso de la palabra el historiador Lorenzo Meyer.

LORENZO FRANCISCO MEYER COSSÍO: Buenos días a todos.

El tiempo es muy corto y el tema es muy profundo, así que me disculpan si soy breve y, en cierto sentido, simple.

Al general Cárdenas no se le puede entender obviamente sin la Revolución mexicana, cómo es que a los 25 años llega al generalato y cómo es que a los 39 llega a la Presidencia. Bueno, eso solamente se explica por la Revolución.

El régimen, bastante anquilosado del porfiriato, se pone bocarriba y tenemos entonces la posibilidad de una enorme emergencia de gente joven que hubiera quedado en el anonimato sin la Revolución.

Pero la Revolución no explica todo porque hubo muchos como el general Cárdenas, también jóvenes, también generales, también con posiciones de gobierno que casi no nos acordamos de ellos.

Antes del general Cárdenas hubo otros presidentes a los cuales no les hacemos este homenaje, es al general Cárdenas.

¿Cuál es la razón por la cual estamos hoy aquí?

Quiero enfatizar a la persona, al valor personal del general Cárdenas, tres puntos nada más quiero subrayar.

El primero es su decisión de enfrentarse al poder máximo político de ese momento, que es el general Calles, él era el que manejaba el tinglado político mexicano, el factótum. Decide enfrentarlo con inteligencia, con riesgo y, por lo tanto, con valor. Lo hacen muy rápido, en unos cuantos días está eliminado como factor político y se regresa a la Presidencia la fuerza que debía de tener.

El segundo punto que quiero enfatizar es que esa fuerza, esa energía, la canaliza de una manera que no lo habían hecho los anteriores presidentes, ni los que vinieron después. Es una canalización hacia la transformación rápida de una de las partes más importantes de la sociedad mexicana y que es la distribución de la riqueza rural, la reforma agraria, son 20 mil hectáreas las que el general Cárdenas reparte entre siete mil 600, siete mil 700, seis mil, vamos a ponerle así, campesinos.

Es una de las grandes transformaciones de la estructura social, también de la económica, pero sobre todo de la social, es un ajuste de cuentas con la historia mexicana, darle ese reconocimiento y esa posibilidad al mundo rural.

Entonces, son dos puntos: primero, enfrentarse a Calles, transformar la Presidencia; el segundo, transformar al México rural; y el tercer punto, y muy importante, es el enfrentarse a los poderes extranjeros.

El general Cárdenas no nacionalizó la industria petrolera de la noche a la mañana. Hizo un esfuerzo, un esfuerzo por crear una empresa mixta, una empresa anglomexicana, en donde los ingleses se vieron forzados a reconocer lo que la Constitución de 17 había propuesto, que la propiedad original del petróleo era de la nación.

Casi se consigue eso en función de Poza Rica, que se acaba de descubrir y se iba a explotar, pero otras razones, una concentración, una decisión y una concentración de fuerza de todas las petroleras hizo que finalmente esta posibilidad no se hiciera y se fuera; se forzó al general Cárdenas a ir más lejos, más profundo, más radical, a la expropiación y nacionalizó. Nacionalización definitiva del petróleo.

Eso que el embajador norteamericano Josephus Daniels llamó ‘un rayo que salió de un cielo donde no había nubes’, estaba despejado, ¿de dónde salió? Otra vez, de esa parte de la personalidad del general Cárdenas, de usar ese poder acumulado y ahora ya con una base social realmente fuerte por la reforma agraria y su apoyo al movimiento obrero, y logra lo que no habían logrado ni de Carranza, Obregón y Calles, que era hacer efectivo el artículo 27 en su párrafo 4º, que es la nacionalización del petróleo.

Yo creo que eso es lo que nos tiene, entre otras cosas, aquí y donde termino poniendo el énfasis en el general Cárdenas como persona, como individuo, no sólo como representante de la Revolución mexicana, sino el valor individual del general.

Muchas gracias.

MODERADOR: El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano hará uso de la palabra.

CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLÓRZANO: Señor licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República, amigos todos.

Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento de Lázaro Cárdenas, voz y consciencia del México profundo.

Estamos aquí reunidos porque, más allá de los recuerdos y cariños familiares, su vida fue de entrega y servicio a las causas de ese México, la soberanía, la igualdad, el fin de las explotaciones del hombre, la reforma agraria, la emancipación de los pueblos originarios, la paz y la equidad internacional, la democracia, el bienestar y la convivencia fraterna y constructiva entre los mexicanos. Dejó un valioso legado para las generaciones que han seguido a la suya.

Desde muy joven, como se sabe, se incorporó a la Revolución mexicana y, desde entonces, se identificó e hizo suyas las causas reivindicatorias y en las distintas trincheras a las que ganó acceso y, valiéndose de todas sus capacidades, buscó impulsarlas para convertir las aspiraciones en realidades. Cárdenas fue indiscutiblemente un hombre de la Revolución.

Tuvo la convicción, y así en algún momento lo declaró, que la Revolución mexicana en sus posiciones avanzadas era compatible con los principios del socialismo en su ulterior e inevitable desarrollo, esto es que antes de llegar a esa etapa, quiero pensar, tendrían que cumplirse los objetivos y dar satisfacción ante el pueblo de los compromisos de la Revolución.

Imaginó y luchó por un México de respeto absoluto a los derechos de la gente, a sus libertades ciudadanas; con una amplia intervención del Estado en la economía para garantizar crecimiento, distribución equitativa de beneficios entre trabajo y capital, equilibrios regionales, mercados competitivos con equidad; consumación de la reforma agraria impulsando la organización ejidal colectiva donde resultara conveniente, propiedad privada con sentido social, tanto de los medios de producción como del suelo. Erradicación de toda violencia de la vía pública, respeto a la autodeterminación y a la no intervención, repudio a toda acción bélica, apoyo a todo esfuerzo en favor de la paz y negociación pacífica de diferencias internacionales, solidaridad activa con los pueblos en lucha por su liberación, cooperación internacional sobre bases de equidad; cuidado y manejo racional de los bosques, con una democracia de profundas raíces nacionales, sin desconocer las aportaciones de otras corrientes de pensamiento y diferentes experiencias y prácticas compatibles con ésta, con pleno respeto y sin la más mínima limitación por las ideas expresadas o las posiciones políticas, filosóficas, sociales asumidas por cualquier ciudadano o cualquier colectivo.

Su lucha más importante, la que más íntimamente sintió, fue la del rescate del ejercicio pleno y efectivo de la soberanía nacional. Por eso, se aplicaron durante su gobierno los principios de la reforma agraria a las propiedades de extranjeros que incumplían con la ley.

De ahí también el cumplimiento estricto de los pactos internacionales suscritos a nombre de nuestro país, los llamados a la paz y las protestas por las invasiones del nazifascismo y el militarismo japonés, la solidaridad internacional practicada con la República Española y el asilo a los perseguidos políticos; y, desde luego, la expropiación de las compañías petroleras haciendo respetar los fallos de la justicia mexicana y manteniendo en alto la dignidad nacional.

Fue un decidido impulsor de la educación popular, de la escuela rural, las escuelas ‘Hijos del Ejército’, los internados indígenas, las escuelas para hijos de trabajadores, el Instituto Politécnico Nacional, las normales rurales.

Luchó porque los pueblos originarios se incorporaran con equidad, social, económica y política al desarrollo nacional, respetando costumbres, formas de organización tradicional y peculiaridades, reconociendo sus culturas y los aportes de éstas al desenvolvimiento de la cultura nacional, así como restituyendo tierras a las que legítimamente tenían derecho.

Durante el periodo de gobierno 1934-1940, numerosos escritores y artistas fueron activos en impulsar las ideas y la obra revolucionaria. Crearon la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la LEAR, y el Taller de la Gráfica Popular, y tuvieron una intensa actividad en el muralismo, la creación musical, el desarrollo del cine.

En esos años nació el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que desde entonces realiza una valiosa labor en el rescate y cuidado de nuestro patrimonio histórico y se decretó que el Castillo de Chapultepec albergara el Museo Nacional de Historia.

Durante su gobierno fue intensa la estructuración institucional. Se crearon entonces el Banco Ejidal, Almacenes Nacionales de Depósito, el Banco Nacional de Comercio Exterior. El Banco de México dejó de ser un banco de depósito para transformarse en banco central, Petróleos Mexicanos y su antecesora Petromex, la Comisión Federal de Electricidad, la Secretaría de Guerra y Marina se transformó en Secretaría de la Defensa Nacional y se crearon asimismo, como dependencia directa del titular del Ejecutivo, los departamentos autónomos de Marina, Forestal, de Caza y Pesca, Asuntos Indígenas, Educación Física y Asistencia Social Infantil.

Tuvo clara consciencia de las capacidades y limitaciones propias, confió en los conocimientos y criterios de muchos otros para sacar adelante compromisos y problemas. Nunca dudó innecesariamente de los demás a menos que hubiera razones objetivas para ello.

Armó numerosos equipos de trabajo de los que fue parte y no quien por su reconocida personalidad y trayectoria fijara forzosamente las pautas de las acciones a seguir.

Buscó una sana convivencia entre los mexicanos todos, favoreció el diálogo y la conciliación de intereses, así logró la pacificación de su estado natal durante la rebelión cristera y por esa misma actitud surgieron, ya a cargo del Ejecutivo federal, los 14 puntos de la política obrera.

El encuentro cara a cara, no rehuir e ir personalmente al encuentro de los problemas donde éstos aparecían entre quienes se mostraban descontentos fueron constantes de su conducta pública. Ante conflictos que pensó podían contribuir a solucionar con su presencia nunca se valió de terceros para ello.

Fue militar, orgulloso de serlo, pugnó por el mejoramiento material y social de los cuerpos armados y buscó que los miembros de las fuerzas políticas participaran como cualquier ciudadano en la vida política y cívica del país.

De ahí surgió el sector militar en el partido político del gobierno que buscaba la presencia de los miembros de las Fuerzas Armadas en las decisiones de las organizaciones sociales y políticas en las que podían participar por fuera de sus tiempos de servicio, así como su integración en la convivencia cotidiana con los grupos civiles de la población.

En este sentido, interpretó el sentir de sus compañeros de armas que nunca fueron apolíticos y no veía razón para que evitaran manifestar en cualquier momento su sentir ante los problemas de la nación, de su institución o de su entorno social, sin por ello tener que acatar el criterio o preferencias de sus superiores. En este sentido, Cárdenas fue un militar civilista.

Fue activo en las luchas populares, las luchas emancipadoras de su tiempo, en la Revolución formó parte de sus posiciones agrarias, educativas y sociales más avanzadas.

Creyó y fomentó la unidad y organización de obreros y campesinos como forma de fortalecerlos en sus reivindicaciones y luchas sociales y políticas. Fue solidario con los mineros de Nueva Rosita y Cloete en su huelga demandando mejores condiciones de trabajo al American Smelting.

Condenó con fuerza el crimen de Rubén Jaramillo y su familia y fue también un empeñoso luchador por la liberación de los presos ferrocarrileros del 59 y de los presos políticos del 68.

Fue respetuoso de la oposición, como se puede constatar ante los persistentes y viscerales ataques de las oposiciones, respondiendo a ellos con su labor política y conducta cívica, pues sabía qué y quiénes la movían y quiénes las representaban, con la convicción que no significaban riesgo alguno a la obra de la revolución y menos a los principios que normaban su proceder, sino que se fortalecían éstos respetando a esas oposiciones que, por tronantes y agresivas que fueran, solamente ejercían su derecho constitucional a la disidencia.

Termino diciendo que para honrar a Lázaro Cárdenas sobra la lisonja del discurso, para hacerlo es necesario retomar con firmeza y entusiasmo las causas que él hizo suyas: el rescate pleno de la soberanía nacional, el romper las cadenas de la dependencia política y económica, manteniendo incólume la dignidad de la nación, el fortalecimiento político de los trabajadores del campo, la industria, el taller y los servicios mediante su organización, elevar las condiciones de vida de la gente, promover la paz y la convivencia fructífera entre las naciones.

Ese será el mejor recuerdo y la forma genuina de honrar a Lázaro Cárdenas.

Muchas gracias.

MODERADORA: Escuchemos el mensaje que dirige el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, nietos, nieta, señora Celeste, familiares, amigos del general Lázaro Cárdenas del Río, amigas, amigos todos.

Al lado de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez, Francisco I. Madero, el general Lázaro Cárdenas del Río es una de las figuras históricas más inspiradoras para el gobierno que represento, el gobierno de la Cuarta Transformación.

Los dos primeros, Hidalgo y Morelos, iniciaron en el territorio de la Nueva España la construcción de México como un país independiente, entregaron su vida por esa causa y, aunque no llegaron a verla culminada, dejaron un importantísimo legado político y moral que sigue siendo la base y el fundamento de nuestra soberanía.

Además, a ellos debemos trascedentes actos de justicia, como la abolición de la esclavitud decretada por Hidalgo el 6 de diciembre de 1810 en Guadalajara, Jalisco; por los principios igualitarios plasmados por Morelos en los Sentimientos la nación, dados a conocer en Chilpancingo, Guerrero.

Benito Juárez García, a quien considero el mejor presidente en la historia de México, no sólo fue un férreo defensor de la patria, sino también un hombre honesto y austero. Venció al bando conservador, emancipó al poder público de la subordinación al clero, condujo al país en el triunfo con la intervención francesa y el imperio, y restauró la República; pero además no se dejó derrotar por los oropeles del poder y llevó como presidente de la República una vida sencilla y modesta.

El presidente Madero, el llamado Apóstol de la Democracia, fue también un mártir de la libertad. Puede decirse que su breve gobierno de apenas 14 meses -surgido tras el derrumbe del porfiriato y violentamente interrumpido por el cuartelazo de Victoriano Huerta- fue el único periodo verdaderamente democrático que se vivió en México en el siglo XX. Nadie tan demócrata como Madero.

La reacción golpista, como sabemos, no logró mantenerse en el poder por mucho tiempo, y el traidor Huerta fue derrotado por las facciones revolucionarias, lo que inició un ciclo de violencia fratricida que no habría de terminar hasta 10 años después, con la llegada al poder de Plutarco Elías Calles y la fundación del Partido Nacional Revolucionario.

Sin embargo, el ideal antirreelecionista que había dado inicio a la Revolución se vio traicionado por el maximato, una simulación impuesta por Calles para reservarse los hilos del poder mediante el tutelaje de los presidentes formales.

La llegada del general Cárdenas a la Presidencia significó, como aquí se ha dicho, el fin del maximato y el inicio de una etapa nueva caracterizada por trascendentes decisiones nacionalistas y de profundo contenido humanista.

La diferencia principal entre Cárdenas y los líderes revolucionarios que se repartieron el poder entre 1917 y 1934 reside en que el general Cárdenas fue capaz de concebir un proyecto de país y de Estado con instituciones dedicadas a procurar el bienestar de la población. Fue, pues, el general Cárdenas un estadista con dimensión social.

Su estrategia fue sencilla, pero profunda. Primero, apoyó al pueblo y se ganó su confianza, luego lo organizó y con ese respaldo popular recuperó el petróleo y otros bienes de la nación que Porfirio Díaz había entregado a particulares, principalmente extranjeros.

Como gran estadista, comprendió que la agricultura y la industria, bases fundamentales del desarrollo del país, debían sustentarse en la mejoría de las condiciones de vida de campesinos y obreros, y a ellos dedicó buena parte de sus empeños como gobernante.

Impulsó la reforma agraria. En efecto, entregó 20 millones de hectáreas a un millón de familias campesinas, la creación de ejidos sin violentar las formas comunitarias ancestrales; fomentó el surgimiento de centrales sindicales y la vigencia de los derechos laborales y emprendió la creación de infraestructura para el desarrollo independiente de México con una visión nacional ajena a los faccionalismos; reconoció el papel de los empresarios en la economía y suspendió la hostilidad oficial hacia la Iglesia católica.

Uno de los aspectos más entrañables que se recuerdan de la presidencia cardenista es la solidaridad que brindó a la República Española agredida y a la postre destruida por el fascismo y la generosidad con que recibió al exilio español en nuestro país.

Además de este y otros gestos de profunda humanidad y solidaridad, la política exterior del presidente Cárdenas tiene una faceta que denota su genio político, la habilidad para mantener buenas relaciones con Estados Unidos, sin ceder un centímetro de soberanía nacional y sin transigir en la defensa de los intereses de México.

En ese sentido, la nacionalización de los ferrocarriles y de la industria petrolera representan hazañas dobles por lo que significaron de positivo para la independencia y el desarrollo económico del país, y porque su realización produjo ciertamente inconformidades y roces diplomáticos, pero no conllevó conflictos internacionales de grandes dimensiones.

Aquí agregaría que se tuvo la fortuna de que en Estados Unidos gobernaba un titán de las libertades, Franklin Delano Roosevelt, y el embajador de Estados Unidos en México, Daniels, era también un hombre progresista y respetuoso de la soberanía de nuestro país.

Por lo demás, el general Cárdenas fue un mandatario que escuchaba a la ciudadanía, que convivía con los humildes y los desposeídos, y que no permitió que el cargo lo separara de la gente común. Ha sido, sin duda, el general Cárdenas el presidente que más amor y respeto ha profesado al pueblo.

El 20 de noviembre de 1939, un año antes de concluir su mandato, escribió en su diario la siguiente nota: ‘He podido conocer el verdadero fondo moral de muchos servidores públicos al observar en sus semblantes el disgusto que les causa la demanda de auxilio o de justicia de las gentes pobres; entonces, pienso más en la tragedia interminable de nuestro propio pueblo.’

La obra de gobierno realizada por el general Cárdenas en seis años dejó una herencia tan sólida y vasta, que la camarilla, el grupo neoliberal y oligárquico no logró destruirla en las cuatro décadas en las que permaneció en el poder.

Ahora, por voluntad del pueblo, desde el 1º de diciembre del 2018 hemos emprendido la Cuarta Transformación de la vida pública de México; es decir, estamos poniendo fin a un régimen profundamente corrompido, violento y antidemocrático que llevó al país a un nivel de devastación y de descomposición sin precedentes en su historia.

El divisionario de Jiquilpan, Michoacán, fue el más importante consumador de la Revolución mexicana que fue la gran transformación, la tercera gran transformación en la historia del país. Por eso, la Cuarta Transformación lo asume como una fuente de inspiración y como un ejemplo a seguir.

Casi 90 años nos separan del inicio de la presidencia cardenista. En ese lapso, el país y el mundo han experimentado enormes transformaciones, pero hay principios éticos y políticos del cardenismo que distan mucho de ser anacrónicos; por el contrario, resultan particularmente vigentes y necesarios para quienes estamos empeñados en llevar a cabo la construcción de un país que no excluya a nadie, una economía que no deje a ninguno en la intemperie, una moral pública a prueba de lucros y ambiciones, una institucionalidad que no oprima y un Estado que tenga por fin último el bienestar de la población.

Por eso, este 19 de octubre, cuando se cumple medio siglo de ausencia física del general Cárdenas, su memoria es una presencia entrañable e irrenunciable en la nación que estamos construyendo.

¡Viva el general Lázaro Cárdenas del Río!

MODERADOR: El presidente de México depositará una ofrenda floral y montará guardia de honor en el mausoleo del general Lázaro Cárdenas del Río. Lo acompañan los distinguidos integrantes de la línea de honor.

(OFRENDA FLORAL Y GUARDIA DE HONOR)

(TOQUE MILITAR ‘SILENCIO’)

MODERADORA: Se les invita a entonar nuestro Himno Nacional.

(HIMNO NACIONAL MEXICANO)

MODERADOR: El presidente de México se dirige a la escolta de bandera para despedirse de nuestro lábaro patrio.

Se les informa que a un costado del presídium se encuentran rosas para quienes deseen otorgar sus respetos en el mausoleo del general Lázaro Cárdenas del Río.

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