MODERADOR: Preside esta ceremonia de inhumación de Valentín Campa Salazar, en la Rotonda de las Personas Ilustres, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

La doctora Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación.

Manuela Álvarez campa, nieta de Valentín Campa Salazar.

Santiago Álvarez Campa, nieto de Valentín Campa Salazar.

La diputada Laura Angélica Rojas Hernández, presidenta de la Mesa Directiva de la Honorable Cámara de Diputados.

La doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

El general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.

El almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.

La maestra Luisa María Alcalde Luján, secretaria del Trabajo y Previsión Social.

La maestra Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.

El maestro Eduardo Villegas Mejías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México.

La maestra Diana Álvarez Maury, subsecretaria de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos.

El maestro Eric Susan Reed, secretario técnico del Consejo Consultivo de la Rotonda y titular de la Unidad de Desarrollo Democrático.

El licenciado Víctor Hugo Romo, alcalde de Miguel Hidalgo.

El maestro Fernando Molina Arbustos, director general de Cultura Democrática y Fomento Cívico.

Le solicitamos a todas las personas ponerse pie para recibir al centro de este espacio a los restos de Valentín Campa Salazar.

(TRASLADO DE LOS RESTOS DE VALENTÍN CAMPA SALAZAR AL CENTRO DE LA ROTONDA DE LAS PERSONAS ILUSTRES)

MODERADOR: A continuación, hace uso de la voz Santiago Álvarez Campa, nieto de Valentín Campa Salazar.

SANTIAGO ÁLVAREZ CAMPA, NIETO DE VALENTÍN CAMPA SALAZAR: Muy buenas tardes.

Mi hermana Manuela aquí presente y yo crecimos en el seno de un hogar comunista y ateo. Nuestros padres y abuelos fueron sendos militantes, lo que implicó que todos ellos en algún momento fueron reprimidos y encarcelados por motivos políticos.

Nuestra abuela Consuelo Uranga que, por cierto, ingresó al PC, antes que el abuelo, fue encarcelada por primera vez en 1931.

En 1962, previo a la visita de John F. Kennedy y su esposa, nuestra madre, María Fernando Campa, y la abuela Consuelo fueron detenidas de manera preventiva y llevadas a una cárcel clandestina de la Dirección Federal de Seguridad durante los tres días de la visita oficial.

Nuestro padre, Raúl Álvarez Garín, uno de los actores más notarios del movimiento estudiantil del 68, estuvo recluido por tres años en Lecumberri, junto con muchos otros compañeros, como Félix Hernández Gamundi, quien hoy nos acompaña.

El abuelo Valentín no fue la excepción, todo lo contrario, estuvo en prisión en innumerables ocasiones, sumando un encarcelamiento en toda su vida de 13 años, 11 meses y 13 días, toda la década de los 60 estuvo preso.

Durante su encarcelamiento se le negó repetidamente la libertad preparatoria aludiendo que el encarcelamiento no ha logrado modificar su personalidad en cuanto a lo que se refiere a la ideología política que sostiene.

Los encarcelamientos en nada mellaron la integridad del abuelo. Su lucha por la defensa de los derechos y mejora de las condiciones de vida de los trabajadores siempre permaneció intacta; el abuelo nunca se dejó cooptar ante las ofertas de beneficio individual y tampoco se retiró de la lucha tras sufrir la privación de su libertad en innumerables ocasiones.

A continuación, voy a leer una breve semblanza que preparé conjuntamente con Eric Susan y todo su equipo, aquí en agradezco; y por otra parte también un agradecimiento a Eduardo Villegas, de Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México.

Valentín Campa Salazar, nació un 14 de febrero de 1904, en Monterrey, Nuevo León. Escribe en sus memorias: ‘En 1911, a los siete años presencie la matanza de cientos de chinos que todavía usaban trenzas. La infamia cometida fue producto de una psicosis colectiva, se pretendía justificar el genocidio con la gran calumnia de que los chinos habían envenenado los manantiales de la ciudad; esto ocurrió en Torreón. Esto marcaría el sentido social y rumbo político del abuelo.

A finales de 1921 se encuentra en Coahuila donde ingresa a trabajar en Ferrocarriles Nacionales, el lugar donde comienza su militancia sindical en la Confederación de Trabajadores y Transportes.

A finales del 26, el gobierno de Calles se tornó hostil ante los movimientos obreros y particularmente con el gremio ferrocarrilero, evento que abona al activismo del abuelo en defensa de los derechos laborales y lo impulsa a convertirse en organizador y dirigente ferrocarrilero. En represalia, es despedido.

A sus 23 años ingresa al Partido Comunista Mexicano y un día más tarde estalla la huelga general ferrocarrilera, donde participa activamente. Durante esta huelga fue encarcelado e incomunicado. El presidente Calles ordenó su fusilamiento inmediato, pero el gobernador de Tamaulipas, Emilio Portes Gil lo convence de desistir y el abuelo fue liberado con la prohibición de regresar al estado.

En 27, fiel a sus convicciones políticas, rechaza la invitación de Portes Gil para apoyar la campaña de reelección del presidente Obregón. Ese mismo año rechaza dos ofrecimientos de puestos en el gobierno a cambio de moderar su activismo sindical.

A fines de ese año se traslada a la Ciudad de México para integrarse de lleno a la administración nacional del sindicato ferrocarrilero.

En 34, el general Lázaro Cárdenas detuvo la persecución a diversas organizaciones obreras y políticas como el PSE, el partido fue reconocido como una fuerza política leal al gobierno y el abuelo colaboró con el general Cárdenas en sofocar la rebelión del general Saturnino Zedillo.

En 1940, tras la Tercera Internacional Comunista, en uno de los actos más vergonzosos de la izquierda mexicana e internacional, el abuelo junto con Hernán Laborde fue expulsado del Partido Comunista por negarse a participar en el atentado contra León Trotsky. La tajante negativa del abuelo ante el plan del asesinato fue ‘Nosotros somos revolucionarios no asesinos’.

Luego de su expulsión, se reincorporó a Ferrocarriles Nacionales y continúo militando las filas de la izquierda sindical. Como consecuencias de su lucha constante de la charrificación del movimiento obrero, a mediados de 1948 fue acusado de sabotaje y aprehendido en noviembre del 49, convirtiéndose nuevamente en preso político durante más de tres años.

Durante la presidencia de López Mateos estallaron las huelgas ferrocarriles del 59. Dada la represión a este movimiento, Valentín vivió en la clandestinidad durante un año hasta su detención en 1960, cuando fue condenado a más de 10 años de prisión.

Ya encarcelado, junto con otros líderes ferrocarrileros influyó en el movimiento estudiantil de 1968, que demandaba, entre otras cuestiones, la libertad a los presos políticos y la derogación del artículo 145 Bis de disolución social. Estos trágicos sucesos derivaron en el ya tipificado genocidio el 2 de octubre de 1968 y contribuyeron a gestar la construcción político social del México actual.

En libertad, y antes de la campaña federal electoral de 76, el XVII Congreso del Partido Comunista acordó de forma unánime impulsar la candidatura a la Presidencia de Valentín. Aún sin registro, su campaña adquirió una notable importancia y consiguió más de un millón 600 mil votos a favor, convirtiéndolo en el candidato sin registro con mayor votación electoral en la historia del país

Para 79, como resultado de la reforma política de Reyes Heroles, el Partido Comunista finalmente obtuvo registro y representación legislativa. El abuelo fue electo diputado federal y como reconocimiento a su labor y aportaciones en el ámbito político sindical fue nombrado presidente de la Cámara de Diputados.

En noviembre de 81 fue secretario de Actas en el 20 y último congreso del Partido Comunista donde se le concedió el honor de firmar la disolución del partido.

Siempre congruente con sus convicciones y tenaz en su acción política, el abuelo participó en la formación del Partido Socialista Unificado en México, en 88 apoyó al movimiento cardenista y poco después, en 91, participó en la fundación del PRD donde cada semana asistía a las reuniones y asuntos sindicales hasta su muerte, a los 95 años el 25 de noviembre de 1999.

Nuestro abuelo fue un hombre íntegro y consecuente en su lucha. Si él viviera, estaría peleando y castigos de crímenes de estado contra el pueblo de México, por mencionar algunos: Ayotzinapa, Aguas Blancas, Acteal, la Guerra Sucia, incluyendo el todavía impune Luis Echeverría Álvarez.

Por ello, reconocer su excepción aportación a México contribuye al establecimiento de una sociedad democrática y un Estado de Derecho pleno para todos los mexicanos.

Muchas gracias.

MODERADOR: Escuchemos ahora a la doctora Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación.

OLGA SÁNCHEZ CORDERO, SECRETARIA DE GOBERNACIÓN: Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes. Con su venia, señor presidente.

Mi espíritu vibra de emoción al encontrarme con todos ustedes en este día de homenaje póstumo a un mexicano de excepción, Valentín Campa Salazar.

El trascendental legado de este luchador social recibe hoy el justo lugar que le corresponde en la historia de México. Durante los pasados seis meses, hemos tenido honor de acompañar a nuestro presidente en su determinación de llevar a la rotonda a este mexicano de excepción.

En el proceso hemos contado con el enorme entusiasmo y compromiso de dos compañeros de la secretaría: la doctora Diana Álvarez Maury, subsecretaria de Desarrollo Democrático, participación Social y Asuntos Religiosos; y de Eric Susan, secretario técnico del Consejo Consultivo de la Rotonda, así como del talento de la escultora Maru Santos y contamos hoy con un monumento de enorme riqueza conceptual que nos trae al mismísimo Valentín Campa en efigie de cuerpo entero en la hermosa obra que hoy recibe los restos áridos de este mexicano ilustre.

Con la Cuarta Transformación, un hombre que fue marginado sistemáticamente por el Estado en su labor político social recibe el más merecido sepulcro de honor. Llega alguien completamente diferente a esta rotonda. Aquí yacen políticos, militares, artistas, científicos e intelectuales; hoy la rotonda recibe en su seno por determinación del señor presidente de la República a un luchador social.

Este es un espacio señero de la patria que nos convoca a mantener viva la memoria de mujeres y hombres que participaron en la larga lucha para lograr una genuina democracia centrada en el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo mexicano.

Las contribuciones de quienes yacen aquí constituyen una herencia común de las y los mexicanos.

En palabras del propio Valentín Campa, inicio la cita: ‘Para la gran corriente democrática de izquierda de nuestro país es importante cultivar la memoria histórica de nuestro pueblo; ay de los pueblos que la pierden y con ella se confunden’. Fin de la cita.

Viene al caso recordar rasgos esenciales del líder sindical. Desde muy temprana edad organizador de sus compañeros, gran articulador de las causas laborales, impulsor incansable de la unidad de los trabajadores.

En su lucha por mejorar salarios y condiciones de trabajo fue un activo promotor de la constitución de sindicatos, de industria y del equiparamiento salarial al interior de la misma.

Valentín fue un talentoso defensor de la auto organización de los trabajadores, libre de intromisión, tanto de patrones como del gobierno, fue un adalid del rechazo a la perversión que representa el charrismo.

En el marco del centenario de la fundación del Partido Comunista Mexicano viene a la memoria la entrega, por esta figura central del comunismo, de siete décadas de vida al impulso de la transformación del sistema político económico social a favor de los segmentos populares.

Una constante en la aportación política de Valentín Campa es la fundación de partidos. Muy joven se incorporó a la dirección del Partido Comunista Mexicano, al paso del tiempo contribuyó al nacimiento de partidos trascendentes en la trayectoria de la izquierda mexicana: el Partido Obrero Campesino Mexicano, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática. Hasta su muerte Valentín mantuvo su militancia política.

A este líder de la izquierda mexicana debemos la creciente apertura de espacios políticos para movimientos que dieron voz al pueblo. Celebro con especial emoción el arribo a esta rotonda de quien encarna valores enarbolados por la Cuarta Transformación a los que nos ha convocado nuestro presidente.

Valentín Campa fue siempre un hombre que se condujo con absoluta integridad, guardando la más estrecha congruencia con su causa. Su vida está marcada por una honestidad inquebrantable, nunca se mostró dispuesto a sacrificar su lucha, ni por dinero ni por la escalada de puestos políticos. Su afán por la justicia y la conquista de una mayor equidad en la sociedad son distintivo que ha marcado toda su trayectoria de vida.

Fiel creyente de la libertad, defendió a pesar su permanente proselitismo político el derecho de todo trabajador, ya sea militar en la opción partidaria de su preferencia o a no afiliarse a partido alguno, si esa era su libre determinación. Creía en la democracia, en el razonamiento y en la discusión.

La determinación presidencial que coloca en el centro de la atención social a Valentín Campa Salazar favorece brindar ejemplo a nuestros jóvenes de cómo puede una vida llenarse de realizaciones distantes de lo material cuando se entrega la existencia al servicio de los demás.

La solidaridad y el compromiso irrenunciable con la clase trabajadora fueron cualidades distintivas de Valentín Campa, quien resistió al lado de miles de mujeres y hombres la represión de la fueron objeto los intentos de auto organización que realizaron trabajadoras y trabajadores que buscaban defender sus derechos y la mejora de condiciones de vida para sus familias.

Las contribuciones de Valentín Campa se agigantan cuando nos aproximamos a ellas en la consciencia de que era un México muy distinto. Gracias a personas como él y a la lucha que dieron, México ha evolucionado.

En los tiempos de Campa marcados por acotamientos de las libertades y las condiciones extremadamente difíciles para los luchadores sociales no poco de ellos y ellas perdieron la vida por motivo de sus acciones o por heridas y lesiones infringidas en la calle o por enfermedades contraídas en condiciones insalubres en prisión.

En Valentín hay heroísmo. Cierra sus memorias publicadas a sus 74 años de edad y nos confianza: ‘Antes de la gran represión callista iniciada en 1930, llegué a la conclusión de que moriría joven con los zapatos puestos’. Nos deja muy clara Valentín su disposición del sacrificio.

Abrazó como vocación de vida el activismo y los movimientos que cuestionaron y rechazaron al sistema político autoritario de entonces.

Siempre dispuesto a pagar un altísimo precio por defender sus convicciones y las más profundas aspiraciones de los trabajadores que le respaldaban, Campa fue preso político en 12 ocasiones, vivió privado de su libertad ilegítimamente por casi 14 años.

La represión de que fue víctima por la promoción eficaz de sus ideas políticas sería hoy impensable y no resistiría el escrutinio al seno de una sociedad democrática y de un Estado de derecho comprometido con la vigencia de los derechos humanos.

Este reconocimiento sirve como un recordatorio del compromiso que nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho con las y los mexicanos: que nunca más el Estado mexicano servirá para reprimir al pueblo ni será cómplice o encubridor de violaciones a los derechos humanos.

No quiero dejar de rendir homenaje a las y a los caídos en la lucha por la democracia mexicana, comprometido siempre con la libertad, la justicia y la solidaridad. Reconocemos en ellos y muy claramente en Valentín Campa la labor colectiva de quienes sembraron las semillas de la transformación que ahora vivimos, mujeres y hombres con el coraje cívico para emprender la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa, donde nadie se quede atrás.

Los dirigentes sociales que pavimentaron el camino que ahora recorremos, nos heredaron la responsabilidad de ejercer el poder con sabiduría, pero también con humildad. El poder sólo adquiere sentido cuando se pone al servicio de los demás.

Como mexicanas y mexicanos debemos retomar los valores éticos que Valentín Campa enarboló para contribuir al fortalecimiento de una cultura democrática, a la distribución del poder, a proteger los intereses de las minorías como factores de paz y cohesión social, y que son motivo de esperanza para alcanzar la igualdad por la que tanto él luchó.

Hay aquí presentes quienes tuvieron la fortuna de interactuar con ese gran viejo, en las expresiones de su rostro he podido constatar lo merecido de este homenaje. Así pasa con quienes tocan nuestro ser con semejante contundencia, que quedan dentro de nosotros y su recuerdo nos marca con una nostalgia que en gratitud nos mueve el alma.

Que sirva esta ocasión para refrendar el compromiso y la responsabilidad que todas y todos tenemos de velar por la defensa de los derechos y la mejora de las condiciones de vida de las y los mexicanos, especialmente de quienes han venido desenvolviendo su vida en condiciones de desventaja, como es el compromiso de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.

Con tu llegada, Valentín, se abre espacio en el ánimo colectivo para muchos más Campa.

Muchas gracias.

MODERADOR: Escuchemos el mensaje del licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, compañeras, compañeros, familiares de Valentín Campa Salazar:

Yo celebro el que estemos rindiendo este homenaje a un dirigente social que contribuyó con su ejemplo, con su práctica política, a que en la actualidad estemos iniciando un proceso de transformación para establecer en México una auténtica, una verdadera democracia.

Es un homenaje muy merecido a Valentín Campa, que luchó muchos años por sus ideales, por sus principios, que no se rindió, no claudicó, no se vendió, que actuó siempre con integridad.

Tuve la fortuna de conocerlo y siempre me conmovía su humildad, él encarnaba la honestidad y la humildad, esas dos extraordinarias virtudes. Muy distante, muy apartado, muy lejano a otros dirigentes obreros, con ínfulas, con prepotencia, pero sobre todo con bienes materiales, acumulados que se enriquecieron en los cargos, en las representaciones, que poseían o poseen lujosas residencias, que se trasladaban en carros de lujo siendo dirigentes sindicales, con choferes, que llegaban a sentarse en la parte de atrás del automóvil. Y eso no era, desde luego, Valentín Campa.

Les comentaba que me tocó conocerlo en el edificio de Monterrey 50 asistiendo, como aquí se dijo, a las reuniones semanales de la organización sindical; ya mayor, ya grande, siempre ahí constante.

Por eso, repito, insisto, me da mucho gusto que se celebre este acto y que sus retos estén aquí en la Rotonda de las Personas Ilustres, donde merece estar el compañero Valentín.

Siempre recuerdo que la transformación que nosotros consumamos, a lo que hemos llegado, este proceso que se ha iniciado para acabar con el régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios, para que la justicia esté por encima del poder, este proceso, esta transformación es el fruto de la lucha de muchos dirigentes, no fue algo que se gestó en una campaña política, esto viene de lejos y ha significado el esfuerzo, el sacrificio de muchos dirigentes, unos que se nos adelantaron y otros que todavía viven y contribuyeron para lograr este cambio, esta transformación.

Creo que el mejor homenaje a Valentín Campa y a todos los precursores de esta lucha por la transformación de México, el mejor homenaje que podemos rendir es comprometernos a no fallarle al pueblo, a no robar, a no mentir, a no traicionar al pueblo de México. Así será, así vamos a actuar en homenaje a quienes han luchado en otros tiempos por la justicia, por la libertad, por la democracia y por la defensa de nuestra soberanía.

Muchas gracias.

MODERADOR: El licenciado Andrés Manuel López Obrador, acompañado de la doctora Olga Sánchez Cordero, la doctora Claudia Sheinbaum, así como de los familiares de Valentín Campa se trasladarán al monumento correspondiente para realizar una Guardia de Honor en memoria de este hombre ilustre.

(GUARDIA DE HONOR)

MODERADOR: El presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos recibirá de manos de un elemento militar la bandera nacional para entregarla a los familiares de Valentín Campa.

(ENTREGA DE BANDERA)

(ENTONACIÓN DE HIMNO NACIONAL)

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