PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas y amigos participantes de estos foros que iniciaron el día de ayer para consultar a los ciudadanos, con la participación de servidores públicos y elaborar el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

Es un hecho importante el que se celebren estos foros y que se le dé relevancia a la planeación para el desarrollo, que durante todo el periodo neoliberal estuvo en desuso. No se hablaba de planeación para el desarrollo.

Se guiaban los anteriores gobernantes de las recetas que enviaban desde el extranjero, de las llamadas reformas estructurales. Desde allá se definía la agenda nacional y se imponían las políticas públicas, entre comillas, porque al final de cuentas eran políticas que iban dirigidas a garantizar el bienestar de las minorías y a marginar a la mayoría de nuestro pueblo.

Por eso es muy importante el que, en un acto soberano, después de mucho tiempo, los mexicanos podamos elaborar un programa de desarrollo propio a partir de nuestra realidad, de nuestras necesidades.

Estamos iniciando una etapa nueva, es un cambio profundo, una transformación -lo he dicho en otras ocasiones y lo repito ahora- no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de régimen.

Por eso es el momento de expresar, aprovechando este foro, que para nosotros ya se terminó con esa pesadilla que fue la política neoliberal, declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política o modelo neoliberal con su política económica, de pillaje, antipopular y entreguista. Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista.

Como siempre suele pasar en estos casos la pregunta de nuestros adversarios va a ser: ‘¿Y qué proponen?, ¿cuál es el modelo alternativo?’.

Ahora nos toca y esa es la respuesta, edificar lo que sigue, con la consciencia de que lo que hagamos no sólo será por la regeneración de nuestra vida pública, sino inspiración para otros pueblos.

Tenemos la responsabilidad de construir una propuesta posneoliberal, una propuesta posneoliberal y de convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, de ordenamiento político y convivencia entre los sectores sociales.

Debemos demostrar que la modernidad puede ser forjada desde abajo y sin excluir a nadie y que el desarrollo no tiene por qué ser contrario a la justicia social.

Propongo a continuación algunos lineamientos para lograr este propósito de crear, elaborar la nueva política, la política posneoliberal.

Voy a mencionar sólo conceptos básicos. En el Plan de Desarrollo creo que van a elaborarse a detalle y a explicarse con toda la argumentación suficiente estos conceptos; pero considero que, en el programa alternativo, en el programa para suplir al periodo pos o mejor dicho para iniciar el periodo posneoliberal y suplir, hacer a un lado la pesadilla de los 36 años del neoliberalismo o neoporfirismo, creo que los conceptos básicos, el primero honradez y honestidad, que no son lo mismo, no es igual la honradez a la honestidad.

La honradez es muy importante porque es no apropiarse de lo ajeno, es no robar, y eso es muy importante; pero la honestidad tiene una mayor dimensión, porque implica no robar y ser consecuente, es decir, actuar como se piensa. Esa es, desde mi punto de vista, la honestidad, el ser congruentes. Entonces, es honradez y honestidad.

Otro concepto: No al gobierno rico con pueblo pobre. Poner fin, como lo estamos haciendo, al dispendio con una política de austeridad republicana. Decía Díaz Mirón: ‘Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras existan quienes no tienen lo indispensable, lo básico’.

Otro concepto: Economía para el bienestar, que pensemos en que haya crecimiento de la economía, pero también distribución de la riqueza y del ingreso. Que eso en esencia es desarrollo. Que no nos quedemos solo en aumentar los niveles de crecimiento económico, sino que siempre pensemos en el desarrollo.

Otro concepto: El mercado no sustituye al Estado. Esa fue una patraña para imponer la política neoliberal, un sofisma. Ninguna parte el Estado se diluye, en ninguna parte el Estado incumple con su responsabilidad económica, política y social. Ni en China, ahí está el Estado; ni en Estados Unidos.

Solo a estos tecnócratas despistados se les ocurrió de que no hacía falta el Estado y que, si acaso había que usar al Estado para rescatar al sistema financiero en quiebra, como cuando el Fobaproa, pero no pensaban en que el Estado tiene como función principal conseguir la felicidad del pueblo, conseguir que mejoren las condiciones de vida y de trabajo de todos los mexicanos.

Este concepto también se vincula a otro que es muy importante: Por el bien de todos, primero los pobres. Atender a todos, escuchar a todos, respetar a todos, pero darle preferencia a los más necesitados, a los vulnerables, a los débiles, a los explotados, a los olvidados, a los marginados. Eso es humanismo y eso tiene que ser una característica de nuestro gobierno y un concepto fundamental de la nueva política de desarrollo.

Otro concepto: No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera. Esto significa igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la dignidad de los adultos mayores y el derecho de los jóvenes a tener un lugar en el mundo. Rechazamos toda forma de discriminación por características físicas, posición social, escolaridad, religión, idioma, cultura, lugar de origen, preferencia política, ideológica, identidad de género, orientación y preferencia sexual.

Otro concepto muy importante: No hay paz sin justicia. La paz es fruto de la justicia. No vamos a resolver el grave problema de la inseguridad y de la violencia sólo con el uso de la fuerza, tenemos que atender las causas que originan la violencia, tenemos que reactivar la economía, crear empleos, que haya desarrollo, bienestar, atención a los jóvenes y de esa manera vamos a tener condiciones favorables para garantizar la paz y la tranquilidad.

Cuantitativamente de esto depende en un porcentaje considerable el que se consiga la paz y la tranquilidad en el país, lo demás es complementario; el que haya policías, elementos del Ejército, de la Marina, que nos ayuden como lo están haciendo para que se tenga presencia en todo el territorio, se cuide a los ciudadanos, se proteja a los ciudadanos, que -como se está haciendo- haya coordinación, perseverancia, que todos participemos para garantizar la paz y la tranquilidad sin violar derechos humanos, sin el uso excesivo de la fuerza, sin masacres, sin violencia.

Repito, lo principal es que haya justicia para que tengamos paz en el país.

Otro concepto que los neoliberales consideran pasado de moda, anacrónico, pero que para nosotros es vigente, porque a veces dicen: ‘Ustedes quieren regresar al pasado, pues sus posturas, propuestas, son del pasado; no, están entendiendo las nuevas circunstancias, los nuevos tiempos, no piensan en el presente y en el futuro’.

Hay muchas cosas del pasado que son fundamentales, que deben de retomarse y que deben de valorarse por su importancia, desde luego a la luz de los nuevos acontecimientos, de las nuevas circunstancias, pero son principios básicos, como el del ‘Respeto al derecho ajeno es la paz’.

Ese es un concepto que significa la no intervención, que nosotros no tengamos afanes hegemónicos, que no aspiremos a ser un imperio, que aspiremos a ser una nación libre y fraterna con todos los pueblos del mundo. Que apliquemos, que llevemos a la práctica, como se está haciendo, en política exterior el principio de la autodeterminación de los pueblos, de la solución pacífica de las controversias, de la cooperación para el desarrollo.

Otro concepto: No más migración por hambre o por violencia. Que la migración sea opcional, no forzada; que el que quiera irse del país lo haga por gusto, en ejercicio de su libertad, no por falta de oportunidades de trabajo y de bienestar.

Otro concepto: La democracia, que significa el poder del pueblo, el mandar obedeciendo. De verdad, no como retórica o como concepto teórico.

La democracia en sus dos vertientes: en lo que es la democracia representativa y lo que es la democracia participativa. Y enfatizar mucho en la democracia participativa, hacer realidad el referéndum, el plebiscito, la consulta ciudadana, la revocación del mandato, llevar a la práctica lo que establece nuestra Constitución en su artículo 39 acerca de que el pueblo tiene en todo momento el derecho de cambiar la forma de su gobierno y es el pueblo el soberano.

Por eso también el que podamos dejar establecido el principio de la revocación del mandato, porque el pueblo pone y el pueblo quita y que siempre tenga el pueblo las riendas del poder en sus manos. Una auténtica democracia.

Que se terminen las prácticas de la falsificación en las elecciones, de la compra del voto, del acarreo, del clientelismo, de los fraudes electorales, elecciones libres y limpias. Esa debe de ser otra aportación de nuestro gobierno en esta nueva etapa.

Y, por último, un concepto más: Ética, libertad y confianza. Vamos al renacimiento de México, a la búsqueda del bienestar material y también a la búsqueda del bienestar del alma. Vamos a la Cuarta Transformación haciendo uso de la gran reserva de valores que tenemos en nuestro país.

México es de los países con más riqueza en valores culturales, morales, espirituales. Para lograr, apoyándonos en nuestras culturas, una sociedad más justa, más libre, más democrática, más independiente y, sobre todo, más fraterna, amorosa. Muchas gracias.