Como en todo, siempre hay voces a favor y en contra, por lo que a continuación se presenta una breve semblanza del hombre, no del estadista, y tal vez así logremos un mejor entendimiento de él y sus actos a lo largo de su vida.

Benito Juarez quedó huérfano a los 3 años, solo hablaba zapoteco, era pastor de ovejas, posterior a la muerte de sus abuelos se quedó con su tío Bernardino quien le enseñó a hablar un poco de castellano, 9 años después y debido a la pobreza con la que vivían y a su interés por aprender, se fugó a la ciudad de Oaxaca para alcanzar a su hermana Josefa quien servía en la casa de Don Antonio Maza, un comerciante extranjero quien al paso de los años se convertiría en su suegro al casarse con su hija adoptiva Margarita Maza.

Ya en la ciudad de Oaxaca, y después de ser el cuidador de la granja de la familia Maza, fue encuadernador del sacerdote español Antonio Salanueva quien lo apoyó con su educación en el seminario aprendiendo perfectamente el latín. Juárez fue un extraordinario estudiante pero su vocación nunca fue religiosa, por lo que estudió jurisprudencia en el Instituto de Ciencias y Artes de la ciudad de Oaxaca, donde también dominó la lectura del inglés y francés llegando a ser el Rector del Instituto.

A partir de ahí empezó su carrera política como diputado local y luego federal, Gobernador del Estado, ministro suplente de la corte y un sinfín de nombramientos, hasta llegar a ser Presidente de la República en varias ocasiones y el resto de la historia que hoy conocemos.

En resumen, Juárez primero se educó y se moldeó a sí mismo y después forjó, a su manera y expresión, la sociedad de su tiempo. Valdría la pena que nosotros también nos preparemos para el futuro en el ámbito de nuestras capacidades y entorno. Siempre es bueno aprender de los demás.