Si bien es cierto que las personas suelen visualizar su retiro como una vacación permanente sin preocupaciones y llena de disfrute, también es muy cierto que la gran mayoría llega a la edad de retiro sin los recursos suficientes para siquiera mantener el mismo nivel de vida.

Por desgracia para un segmento importante de la población el desconocimiento o la desconfianza hacia el Sistema de Ahorro para el Retiro se han consolidado como los principales factores que conlleva a las personas a atenerse a las contribuciones obligatorias, las cuales en el mejor de los casos les generarán una tasa de reemplazo de aproximadamente el 30% de su último salario; para el caso de los trabajadores independientes o no cotizantes el escenario suele ser mucho peor.

De acuerdo con diversas publicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, menos de la mitad de la población de América Latina y el Caribe ahorra para su retiro haciendo contribuciones obligatorias al sistema jubilatorio, por lo que en general no logra ahorrar lo suficiente para un retiro digno y no compensa la falta de aportes para una pensión a través de mayor ahorro por otros mecanismos; adicionalmente, el acceso limitado a instrumentos financieros y la desconfianza generan un ahorro menor al que podría realizarse, y en ocasiones fuera del sistema.[1]  

En este sentido, a la población que logra una pensión insuficiente, le complementa otro sector en la región que suele no tener derecho a una pensión dado que no ahorra a través de los sistemas jubilatorios o bien no lo hace durante una cantidad suficiente de años como para tener acceso a una jubilación al terminar su vida laboral, y además tampoco compensa la falta de aportes mediante un incremento del Ahorro Voluntario. Ambos escenarios representan una problemática social que incumbe tanto a los ahorradores como al gobierno a fin de encontrar una solución oportuna.

Al respecto, una estimación para América Latina y el Caribe refiere que en 2050 entre el 47% y el 60% de los adultos mayores no habrá ahorrado lo suficiente para financiarse una vejez digna, en términos de género, la situación de las mujeres se agrava debido a su menor conexión con el mercado laboral[2].

Trasladado al contexto mexicano, la perspectiva no es muy diferente: de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la tasa de reemplazo de acuerdo con las normas de las aportaciones obligatorias (contribución definida) será menor a la esperada por las personas y aún más baja en comparación con la pensión que brinda el régimen de reparto. En ambos regímenes tanto el de décimo transitorio como el de Cuenta Individual la tasa de reemplazo significará una drástica caída del poder adquisitivo; los periodos de cotización cortos y una reducida densidad de cotización agravan más el problema[3].

Las encuestas realizadas por la OCDE sobre seguridad social en la Ciudad de México y otras ciudades indican que alrededor del 70% de los trabajadores de entre 25 y 35 años no ha pensado en cómo va financiarán su vejez. Aún en los grupos de edad más cercanos a la edad de retiro, entre el 50% y el 60% de los trabajadores de 50 a 55 años ha pensado poco o nada al respecto[4].

La principal problemática en este sentido es que en su mayoría las personas en edad laboral carecen de la capacidad para  visualizarse a futuro y dimensionar la importancia de trasladar el consumo de sus años productivos a los años de jubilación[5], cuestión que en la práctica resulta complicada ante  factores de comportamiento, incertidumbre, desinformación y falta de ingresos.

Con base en lo anterior, el tiempo restante hasta la jubilación y las acciones de cara al retiro desempeñan un papel muy importante: determinarán la calidad de vida en los años posteriores a la jubilación. En este sentido, realizar Ahorro Voluntario ya sea por canales institucionales como el Ahorro Solidario o por medio de aportaciones voluntarias vía domiciliación, permitirán incrementar la tasa de reemplazo.

Mediante una adecuada planificación financiera y una estrategia con perspectiva a largo plazo es posible mejorar sustancialmente los años a vivir en el retiro. Emplea las calculadoras previsionales de PENSIONISSSTE o CONSAR para conocer cuál es la tasa de reemplazo actual estimada de acuerdo con tus condiciones actuales, y cuánto necesitarías ahorrar adicionalmente para tener una tasa de reemplazo similar a tus ingresos actuales.

Si tienes dudas adicionales, no olvides contactarnos mediante nuestro Centro de Atención Telefónica, o visitar el Centro de Atención al Público más cercano a tu domicilio.               

[1] Banco Interamericano de Desarrollo. (2016). Ahorrar para desarrollarse: Cómo América Latina y el Caribe puede ahorrar más y mejor. Washington, D.C.: BID.

[2]Bosh, M. (2013). Mejores pensiones, mejores trabajos. Hacia la cobertura universal. Washington: Banco Interamericano de Desarrollo. 

[3] OCDE. (2016). OECD Reviews of Pension Systems: Mexico. Ciudad de México: Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) para la edición en español.

[4] Ídem.

[5] Diamond, P. (2006). The Economics of Pensions. Oxford Review of Economic Policy, 22(1), 15-39.