El envejecimiento es un proceso absolutamente natural e irremediable por el que atraviesa toda persona con el paso del tiempo. Frecuentemente se cree que los padecimientos de la tercera edad son originados por la vejez en sí misma, pero hay que considerar que el envejecimiento del organismo no es uniforme, sino que algunos órganos envejecen más rápido que otros.

Las dificultades cotidianas ante las que se enfrentan los adultos mayores son el deterioro físico derivado del proceso natural del envejecimiento, asociado a la presencia de una o más enfermedades y al estilo de vida del individuo, que puede provocar que no consigan realizar por sí mismos las actividades más elementales del día a día. 

El cuidado en el hogar de un adulto mayor o una persona con dependencia ha ido en crecimiento en las últimas décadas, por lo que se sitúa como el principal escenario en el cual se realiza la atención de este sector, considerando a la familia como el elemento fundamental para llevarlo a cabo, se estima que quien lo proporciona en su gran mayoría son mujeres. 

Algunas de las actividades cotidianas que el adulto mayor encuentra dificultad para realizar son subir y bajar escaleras, su aseo personal, vestirse, salir de la casa, apego a un tratamiento terapéutico, usar el teléfono, cocinar, limpiar la casa, moverse dentro de su domicilio, lavar la ropa y comer.

La atención de una persona envejecida involucra un gran esfuerzo físico, emocional y económico. Para muchas personas que cuidan, ya sea por decisión o imposición, el dedicar tiempo de cuidado representa un cambio en la forma de vida, en la distribución del tiempo, en las actividades cotidianas e, inclusive, en la relación que establecen con los otros y con ellos mismos.

En general el adulto mayor puede necesitar ayuda para acostarse o levantarse de la cama, para el aseo y limpieza personal, incluso a algunos hay que darles de comer y apoyarles con la toma de medicamentos y el monitoreo de su salud.

Para que la comunicación con la persona de la tercera edad se vea facilitada habrá que tomar en cuenta: ayudarle a que hable por teléfono con otros familiares y amigos, procurar utilizar frases breves y concretas; el contacto físico es determinante, de ser posible podemos poner las manos entre las del adulto mayor cuando le hablemos, o bien, abrazarlo o tocarle el hombro. 

El cuidador debe procurar hablar al adulto mayor con voz suave y de frente, tratando de ser lo más expresivo posible y utilizar la mímica si es necesario, llamarle por su nombre, despacio, y ser paciente con él, expresar claramente lo que debe hacer, sin dejar lugar a incertidumbre, las preguntas deben ser sencillas y sin regañar, no dejar que éste duerma todo el día si no lo ameritan las atenciones médicas

Si se da el caso de ponerle calzones y pañales desechables, se debe proteger la piel con vaselina y talco, reducir el número de prendas de vestir, buscar ropa que sea lavable y que no requiera planchado.

Al comer, revisar la temperatura de los alimentos; en caso de asistir a restaurantes, escoger aquellos de servicio rápido, donde haya tranquilidad y gran variedad de alimentos, explicarle al mesero la enfermedad de su familiar si se cree pertinente. Si el adulto mayor ya no come debe apoyársele en la alimentación con biberón o por sonda; esto queda a decisión de la familia y, desde luego, con asesoría profesional.

Para lograr que los cuidados sean adecuados y adaptados a cada persona, es importante contar con información básica que permita conocer los padecimientos y sus posibles complicaciones para prevenirlas. También lo es que el cuidador cuente con información sobre su autocuidado, para no enfermar y para no manifestar sobrecarga.

Impulsando los esfuerzos de Atención al Envejecimiento y, particularmente, considerando las necesidades detectadas entre la población derechohabiente, en el Instituto contamos con el Curso de Apoyo para Cuidadores Informales de Personas Envejecidas, disponible para todo público en el siguiente link: 

http://www.issste.gob.mx/cursocuidadores2/, el cual se centra en los cuidados básicos tanto de las personas mayores en el hogar como el de las y los cuidadores.

En él se encuentra una amplia información de calidad que permite incrementar las habilidades y estrategias para que el cuidador pueda proporcionar una mejor atención al familiar frágil o con alguna demencia que recibe ayuda cotidianamente.

Recuerda que la vejez no es una enfermedad, es una condición propia de las etapas de la vida, ¡apóyalos!