Aunque parezca extraño, nuestro cerebro requiere de algunas sustancias contenidas en los alimentos para la formación y la restauración del tejido cerebral, y determinadas facultades mentales requieren una mayor cantidad de nutrientes. 

Día con día le suministramos a nuestro cerebro -vía la alimentación- sustancias que lo fortalecen o debilitan: alimentos altos en ciertas grasas o azúcares pueden estar asociados a un estado de inflamación del hipocampo, región cerebral relacionada con el establecimiento de la memoria a corto plazo y a alteraciones bioquímicas y estructurales significativas. 

En cambio, todo alimento que contenga silicio resulta benéfico para el cerebro. Éste se encuentra en la avena, cebada, manzanas y pepino. 

La relación entre la nutrición y el funcionamiento cerebral es muy importante, ya que alimentarse de manera deficiente puede propiciar un envejecimiento y alteraciones en los procesos de aprendizaje. 

El cerebro es un órgano que siempre está integrando sucesos, recuerdos y estímulos, y al decir siempre, nos referimos incluso a los tiempos en los que dormimos. Es decir, no se apaga y constantemente está en funcionamiento. 

El cerebro es muy cambiante como respuesta a situaciones del medio ambiente, de ahí surge su capacidad de recordar y aprender, aspecto que se conoce como plasticidad cerebral. La plasticidad cerebral hace que se establezcan nuevas conexiones entre las células del cerebro (neuronas) y que realicen un proceso de intercambio de energía, llamado sinapsis. 

Los ácidos grasos poliinsaturados, es decir, los omega 3 (contenidos en alimentos como el salmón y el aceite de oliva), son fundamentales para llevar a cabo esta labor de plasticidad que posee el cerebro. 

Estilos de vida adecuados, sin excesos y con buena alimentación promueven la neurogénesis, proceso por el que se generan nuevas neuronas a partir de células madre y células progenitoras. 

Los carbohidratos son recomendables y son un verdadero carburante para el cerebro, tales como el arroz o pasta, que son indispensables para que las neuronas obtengan una buena dosis de energía y los impulsos eléctricos sean conducidos manteniendo así la concentración y una adecuada actividad neuronal. 

Otros alimentos indispensables para el cerebro son los cítricos, los huevos y las legumbres, ya que nos proporcionan las vitaminas necesarias para garantizar la construcción de células nuevas. Además, las vitaminas son garantía de una adecuada oxigenación del tejido cerebral. 

Gracias a la buena alimentación se pueden cuidar todos los aspectos de nuestro organismo garantizando una adecuada función de todos sus componentes. 

Para un cerebro sano y para fortalecer los procesos de nutrición cerebral consume los alimentos que se mencionan enseguida, son deliciosos y seguramente ya cuentas con ellos en tu alacena.

CURRY: Ha demostrado mejorar la memoria y la generación de células.

CARNE ROJA: Es una excelente fuente de vitamina B12, ayudando a la actividad cerebral.

NUECES: Fuente de grasas omega-3, fitoesteroles y antioxidantes.

MORA AZUL: Mejoran el aprendizaje, la memoria y el pensamiento

CAFÉ: Estimula los neurotransmisores del cerebro.

APIO: Calma la inflamación en el cerebro y es fuente de leutolina.

 

Manten una alimentación SANA, VARIADA Y SUFICIENTE