Cuando te enojas suceden diversas reacciones en tu cuerpo como:

- Aumenta tu frecuencia cardíaca.

- Sube tu presión arterial.

- Se incrementan tus niveles hormonales, como la adrenalina.

 

¿Sabes qué es la ira?

La ira es una emoción humana completamente normal, que puede ser causada por factores de dos tipos:

- Factores internos: Pueden ser recuerdos traumáticos, malos pensamientos, celos enfermizos o todo aquello que se atraviesa por nuestra mente y nos impide pensar con claridad.

- Factores externos: Discutir con una persona, reclamarle a alguien ante lo que consideramos una injusticia, enfrentar una situación que se sale de nuestro control, como el retraso de un trámite, el tráfico, etc.

Cuando tienes un problema con la ira es porque se escapa totalmente de tu control y te hace una persona violenta, capaz de gritar, insultar o incluso golpear. Generalmente, después de esos arranques te invade un sentimiento de culpa, vergüenza y/o arrepentimiento.

 

Enseguida te dejamos unos consejos para controlarlo:

- Relájate: Cuando sientas que estás a punto de explotar, respira hondo y aléjate por un momento del pensamiento, persona o situación que te está irritando.

- Minimiza:  Intenta revertir la situación y no darle tanta importancia, al menos por un momento, mientras te tranquilizas y pones en orden tus pensamientos.

- Soluciona: Si existe alguna manera de enfrentar el problema, hazlo; si no es así, reflexiona, ¿tiene sentido explotar ante algo que no tiene remedio?

- Comunícate:  Si estás inmerso en una discusión, piensa bien antes de hablar para que ordenes tus ideas y baja el tono de tu voz y escucha a la otra persona.

- Sé condescendiente: Si no hay manera de entenderte con la otra persona porque está totalmente cerrada al diálogo, ponte por un momento en sus zapatos y trata de comprender el porqué de su falta de educación o de criterio.

- Ríete de ti mismo: El humor ayuda a calmar la rabia, relaja cualquier situación, siempre y cuando no parezca que te estás burlando de la otra persona. La idea es que no tomes las cosas demasiado en serio o como algo personal.

 

Si definitivamente no te es posible controlar tus arranques de ira a pesar de intentarlo, es urgente que busques ayuda profesional para que aprendas a manejar esos sentimientos. No permitas que afecten más tu entorno social y familiar.

¡Atiéndete!