La palabra alergia procede del griego, de las palabras Alos (“otro, diferente, extraño”) y Ergos (“reacción”). Por tanto, alergia significa “reacción diferente”. La alergia es una reacción exagerada frente a la exposición a sustancias extrañas al organismo, sustancias externas y diferentes a los componentes propios del organismo de cada uno, que producen la aparición de distintos síntomas. Estas sustancias son. llamadas alérgenos.

Los alérgenos pueden ingresar al organismo por diferentes conductos, como el aparato digestivo (alimentos y medicinas), el respiratorio (inhalarlas), por la piel mediante contacto o cuando la atraviesan (inyecciones, picaduras).

Cuando el sistema inmune detecta estas sustancias extrañas lo primero que hace es intentar neutralizarlas. Esta respuesta causa una serie de reacciones físicas se secretan químicos como las histaminas que provocan los síntomas de las alergias.

En una reacción alérgica pueden presentarse reacciones como picor, estornudos, mucosidad o la congestión nasal. Los ojos rojos con picor y lagrimeo pueden ser un indicio de conjuntivitis y la dermatitis atópica se manifiesta por la piel seca con mucho picor. Las formas más severas de alergia se caracterizan por la inflamación de los labios, con dificultad respiratoria que en los casos más graves puede llegar a comprometer la vía aérea y tener que manejarse en unidades de cuidado intensivo.

El asma y la rinitis alérgica son dos de las enfermedades alérgicas más frecuentes ya que, se estima que la cifra de asmáticos en todo el mundo supera los 300 millones de personas, de las cuales el 80 por ciento también presenta síntomas de rinitis.

La primera medida y más eficaz para prevenir las alergias es evitar el contacto con el alérgeno. En segundo lugar, hay medicamentos eficaces en el tratamiento de síntomas, como son los antihistamínicos. Es importante decir que todos estos tratamientos mejoran y controlan los síntomas, pero no curan la alergia.

Si una persona presenta síntomas de alergia debe acudir a un especialista que en este caso es el Alergólogo, o también llamado Inmunólogo Clínico para que, mediante una serie de pruebas cutáneas o análisis de sangre, determine las causas que desencadenan los malestares y diagnostique el tipo de alergia que padece, proporcionando el tratamiento adecuado.

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