Una de las tradiciones más importantes de México es el Día de Muertos, dos días al año, 1 y 2 de noviembre, cuando los hogares de las familias mantienen un altar que se ha ido formando unos días atrás, con flores, veladoras, papel picado, comida, etc. Aunque esa es la forma en que lo conmemoramos hoy en día, debemos recordar que la celebración es más antigua, de hecho, se remonta a nuestras raíces prehispánicas, donde las ofrendas eran diferentes.
En la parte central de lo que hoy es México, donde se ubicaba el antiguo imperio Mexica, se creía que al morir, cada persona tenía un lugar específico al cual llegar, el más conocido era el Mictlán. Pero para poder llegar ahí, el recién fallecido tendría que caminar por nueve casas, cada una con alguna misión que cumplir, para poder pasar a la siguiente.
En este cuento acompañaremos a Sintiopil, un joven mexica que ha tenido que partir a la tierra de los muertos antes que sus padres. En su lecho de muerte, su padre le dice qué verá al otro lado y lo responsable que debe ser en cada tarea que le toque realizar.
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