Las mujeres indígenas tienen un papel esencial en nuestra sociedad: son impulsoras y ejecutoras de la defensa por los derechos humanos y de sus territorios, preservan sus lenguas, sus saberes ancestrales y se encargan del cuidado de la salud en sus comunidades transmitiendo el conocimiento de la medicina tradicional, pese a ello, sigue sin reconocerse plenamente su papel en la construcción del país, por lo que el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) refrenda su compromiso para revertir estas desigualdades y generar las condiciones que hagan efectivos sus derechos individuales y colectivos.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Indígena, en el que se recuerda la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara que se opuso a la dominación colonial y fue asesinada el 5 de Septiembre de 1782 en La Paz, Bolivia, el Inmujeres reconoce los valiosos aportes de todas, pues además de las actividades productivas que lideran, las mujeres indígenas tienen un papel fundamental en la promoción del desarrollo comunitario.

Por ejemplo, las mujeres indígenas se han convertido en las principales gestoras de los servicios básicos a sus comunidades, son las que gestionan las escuelas, las clínicas, el agua, los caminos y la electricidad; además participan en campañas de salud, de reforestación, de nutrición y quienes procuran el bienestar de sus comunidades. El trabajo de ellas en la esfera familiar y fuera de ésta, son un elemento primordial para la sobrevivencia y la continuidad de sus culturas.

Sin embargo, a pesar de estos aportes, las mujeres indígenas continúan viviendo situaciones de desigualdad social y política, con menos derecho de acceso, uso y transferencia de la tierra, violencia, y enfrentan desigualdades estructurales que las dejan en desventaja de desarrollo y participación respecto al resto de la población; por ello el gobierno de la Cuarta Transformación ha puesto en marcha acciones y programas claramente orientados a garantizar el ejercicio de sus derechos.

En la presente administración la voz y experiencia de las mujeres indígenas vale, y la dirección de los programas de Bienestar dan cuenta de ello: mayor porcentaje de zonas indígenas y marginadas atendidas, criterios universales y enfoque de derechos elevado a rango constitucional en la operación de políticas públicas dirigidas a las comunidades indígenas, mayor atención a las pensiones de adultas mayores y personas con alguna discapacidad, becas para estudiantes con escasos recursos y el acceso a la salud tienen ahora un enfoque prioritario para disminuir las brechas de desigualdad.

El Inmujeres refrenda su compromiso para promover todos los derechos de las mujeres indígenas; fortalecer su participación política, su acceso a la educación, a la salud y a los recursos productivos y económicos.