La Secretaría de la Igualdad Sustantiva invitó a la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, y a la activista, escritora y feminista colombiana, Catalina Ruiz-Navarro, al conversatorio “La Nueva Normalidad será feminista o no será”, una mesa de análisis y propuestas de cómo el feminismo deberá estar presente en las acciones de la “nueva normalidad” cuando termine la contingencia sanitaria; además, de colocarse como una herramienta básica para la formulación e implementación de Políticas Públicas y, finalmente conocer las propuestas de los diferentes feminismos actuales donde las mujeres unidas se encuentran.

El feminismo es preexistente a la pandemia, su expansión ha sido posible porque conectan desde sus condiciones de desigualdad para fortalecerse en el encuentro, sea que este suceda en las calles, en las tribunas, en las universidades, en los espacios públicos y privados. Las desigualdades y las violencias que viven las mujeres también son previas a la pandemia, pero esta nos ha permitido visibilizarlas de manera más evidente. La normalidad previa no era buena para todas las mujeres.

"La normalidad previa no era buena para todas las mujeres. Las demandas feministas han sido claras y las hemos escuchado: las mujeres y niñas de México necesitan vivir y decidir con libertad, en paz y en seguridad, para ellas y sus familias", comentó Gasman durante su participación.

Ante la llegada de la emergencia sanitaria a México, así como las medidas adoptadas para hacerle frente, como el confinamiento, Gasman abordó temas que se han visibilizado y que ahora forman parte de la discusión y preocupación de la agenda feminista, como lo son:

  • La seguridad de las mujeres en sus hogares y la atención al posible incremento de los roces familiares y las violencias contra las mujeres y sus hijas e hijos
  • Mejor distribución de las labores domésticas y de cuidados
  • La demanda de mayor autonomía económica para las mujeres y su inserción en trabajos dignos y remunerados
  • Revalorización y reconocimiento de actividades esenciales como la producción de comida, servicios escolares, educativos, de enfermería, de limpieza, entre otros.

Si estos temas se encuentran en la agenda pública de todos los días es gracias a la lucha feminista, como lo apunta Nadine Gasman: "hay generaciones que saben que es posible transformar el mundo y otras que llegan para decirnos cómo hacerlo, así son los movimientos feministas, con sus múltiples caminos, pero con un solo fin: lograr la autonomía plena de las mujeres y niñas del mundo para que cada una decida qué hacer con absoluta libertad".

Por ello desde el INMUJERES, como eje rector de la política nacional de igualdad entre mujeres y hombres, trabajamos con una visión por la igualdad que coincide con lo feminista y que se enfoca en disminuir las brechas de desigualdad. Con la pandemia aceleramos y fortalecimos la coordinación entre las instituciones del Gobierno Federal y también con las entidades en cada región.

Un ejemplo del trabajo coordinado es la creación del Grupo Impulsor de la Estrategia Nacional de prevención de las violencias contra mujeres, niñas, niños y adolescentes donde se propone, entre otras cosas:

  • Declarar como servicios esenciales los refugios, centros de atención a mujeres víctimas de violencia, guarderías y estancias infantiles y asegurar el funcionamiento de todos los servicios ministeriales.
  • Se fortaleció la línea de emergencia 911 para atención de las mujeres niñas víctimas de violencia.
  • Capacitación a las y los operadores del 911

Para crear una “nueva realidad” para las mujeres y las niñas, los hombres tienen que darse cuenta que en la normalidad en que nos encontrábamos antes de la pandemia tenían privilegios, mismos que son desfavorables para la otra mitad de la población: las mujeres. En consecuencia y debido a estas asimetrías no podemos aspirar a una sociedad justa e igualitaria.