El Covid-19 llegó no solo a crear una crisis sanitaria a nivel mundial, sino también vino a visibilizar la precariedad en la que viven millones de niñas y mujeres. La antigua normalidad no era buena para las mujeres. Antes de la pandemia ya existían desigualdades importantes que afectaban a las mujeres en todos los ámbitos sociales. “La emergencia sanitaria ha empeorado muchas de estas desigualdades y ha creado algunas nuevas. Por eso decimos que las mujeres y niñas son las más afectadas antes y durante este contexto, y también quienes tendrán más desafíos para la recuperación post pandemia”, indicó Gasman.

Un ejemplo de ello son las dobles o triples jornadas de trabajo que tienen que realizar las mujeres Las tareas del hogar y los trabajos de cuidados han recaído principalmente en ellas, además del teletrabajo, la búsqueda de empleo o el desgaste que produce el desempleo. Nadine Gasman, mencionó: “de las personas que han podido trabajar desde casa, el 56% fueron mujeres y 44% fueron hombres. Sin embargo, mientras que alrededor de seis de cada 10 mujeres eran responsables del trabajo doméstico y de cuidados, esta cifra se reduce a alrededor de cuatro de cada 10 entre los hombres”.

Además, la pandemia ha puesto a las mujeres en la primera línea de respuesta. Ya sea como enfermeras, cuidadoras, quienes hacen la limpieza; quienes trabajan en las farmacias o en los comedores comunitarios. Pero al mismo tiempo, también las ha puesto en la primera línea de sobrecarga, cansancio, riesgo y peligro. Sin embargo, y como suele suceder, lo más importante no ha sido necesariamente lo más valorado socialmente.

También, entre quienes no cuentan con un empleo, las mujeres están sobrerrepresentadas: de las personas en desempleo abierto (aquellas personas que buscaron un empleo durante la contingencia sanitaria), 45% fueron hombres y 55% fueron mujeres.

Asimismo, la pandemia ha traído desafíos, particularmente durante el confinamiento, como la digitalización de todas las relaciones, lo cual ha aumentado la brecha digital de las mujeres en pobreza, migrantes, que viven en zonas rurales e indígenas. Estas brechas ya existían desde antes de la pandemia, pero al volverse las tecnologías canales prioritarios de comunicación y trabajo, aumentan las desventajas que enfrentan las mujeres que no tienen acceso a ellas.

¿Qué hacer ante este panorama precario para las mujeres? “Debemos construir una nueva normalidad más justa, solidaria e igualitaria. Y ahora en esta nueva realidad, es el momento para construir las condiciones que marcarán el futuro y aprovechar este periodo, para cimentar las bases de una nueva normalidad más justa y en el que las mujeres tengan mayores espacios de participación laboral y económica, y por tanto mejores condiciones de vida para ellas y sus familias”, indicó la presidenta del Inmujeres.

Agregó que “de cara a la recuperación post covid es necesario poner a las mujeres y a las niñas en el centro de nuestros esfuerzos, de los gobiernos, de la academia, desde la sociedad civil y desde cualquier ámbito. Tengo la seguridad que la lucha contra la desigualdad entre mujeres y hombres debe formar parte de la recuperación”.

Para atender esta situación, el Gobierno de México ha implementado una política económica solidaria en la que se están priorizando los apoyos al 70% de hogares más vulnerables; se han aumentado los programas que impactan directamente en la vida de las mujeres lo que significa que se han entregado 4 millones de créditos durante 2020 para microempresas, trabajadoras del hogar, trabajadores independientes y mujeres que viven situaciones de violencia, principalmente.

Desde el Inmujeres, se están implementando proyectos en beneficio de las mujeres, como: el PROIGUALDAD 2020-2024 que reúne las principales acciones del gobierno federal en materia de igualdad de género en todos los ámbitos de la vida de las mujeres y niñas; Mucpaz, proyecto que propone elaborar un diagnóstico participativo sobre los principales problemas de violencia que enfrentan las comunidades y algunas propuestas de alternativas para resolverlos; se está implementando una estrategia Integral para Promover la Autonomía Económica de Mujeres en Situación de Violencia dirigida a las mujeres que viven o han vivido violencia de género y se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Para concluir, Nadine Gasman pidió construir una nueva realidad para las mujeres desde lo local: “Hoy es nuestra oportunidad para construir desde el estado de Sinaloa y sus 18 municipios una “nueva normalidad” más justa, más solidaria, más local, y más feminista. Una nueva realidad que apueste por la autonomía de las mujeres, impulse mayor poder para decidir sobre sus vidas, reconozca sus aportaciones dentro y fuera de los hogares, y garantice el derecho que tienen todas las mujeres a vivir libres de violencias”.