El envejecimiento de las poblaciones es un tema de interés global, los cambios demográficos que se dan en los países desarrollados y los que se observan de manera muy acelerada en los países en vías de desarrollo es uno de los fenómenos de mayor importancia tanto para las ciencias sociales como de la salud. En este proceso es fundamental destacar los cambios sociodemográficos, los cuales nos están llevando a tener cada vez más poblaciones longevas en relación al número de niños (as) y adolescentes que tiende a disminuir, esto es, menos nacimientos, menos muertes y una mayor cantidad de personas adultas mayores.

Estamos viviendo en un mundo ya envejecido, el 12.3 % de su población total son personas adultas mayores, en América Latina y el Caribe, aún con distintos ritmos de avance se manifiesta de forma generalizada. Nuestro país, en el año 2020 será un país envejecido, más del 10 % de su población serán personas de 60 y más años de edad… ¿O somos ya un país envejecido, 10.03 %?. Actualmente de acuerdo a cifras del INEGI, esta población es mayor que la población menor de 5 años y las proyecciones de CONAPO nos señalan que para el año 2050 el número de personas mayores superará al número de jóvenes menores de 15 años.

Los avances científicos y la mejora en las condiciones de vida de las poblaciones han contribuido a una mayor esperanza de vida y a una disminución de la morbimortalidad, esta mayor longevidad nos lleva a generar una nueva cultura de envejecimiento y nos enfrenta a nuevos retos para su atención como es la feminización, fragilidad, el deterioro cognitivo, las demencias, la discapacidad, la discriminación y los cuidados de largo plazo, esto en un contexto de pobreza, rezago educativo, falta de seguridad social, de vivienda e inseguridad.

El envejecimiento debe considerarse de forma individual, los cambios demográficos, epidemiológicos y sociales hacen que deba ser considerado como un fenómeno colectivo.

Los cambios bio-psico-sociales que caracterizan el envejecimiento poblacional y a las personas mayores, más allá de las cifras, implican una readecuación y transformación de políticas, programas, estrategias y acciones específicas; las intervenciones que hagamos, permitirán gozar a este grupo etario de un mayor bienestar, por lo que debemos seguir formando y capacitando recursos humanos especializados, desarrollar infraestructura, equipamiento y generar políticas públicas con programas preventivos y de rehabilitación. Todo lo anterior con la participación de la academia, la sociedad civil organizada, la comunidad y las familias, generando entre todos esta nueva cultura en la atención a la cada vez mayor longevidad de las poblaciones, siempre en el marco de los derechos humanos.

Con el envejecimiento de la población surgen también oportunidades para innovaciones tecnológicas, de comunicación, transporte, vivienda, vestido, alimentos y servicios, entre otras. Se avecina toda una nueva era —la denominada digital aging.

Un ejemplo de estas áreas de oportunidad es la plataforma Vivir Bien resultado de la alianza entre Instituto Nacional de Geriatría, la Fundación Tagle y Grupo Ferrer. El sitio muestra que envejecer es mirar al mundo con otros ojos, a través de experiencias y conocimientos, es estar listos para nuevos retos dejando a un lado incapacidades y opiniones porque si hay algo que todos queremos, es seguir creciendo. Vivir Bien es mucho más que una plataforma digital, es un proyecto con información actual sobre que es el envejecimiento, recursos de nutrición, salud e investigaciones recientes que ayudan a mejorar la calidad de vida de la persona mayor y su entorno. Este proyecto ha sido diseñado para aprender más sobre el proceso de envejecimiento, ya sea si se trata de un familiar, un amigo, persona mayor o se está viviendo esta etapa de la vida. Visita el sitio en www.vivirbien.org.mx

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