30 de marzo de 2021, Ciudad de México.-  Para poder hablar de igualdad de género y un verdadero empoderamiento de mujeres y niñas es necesario erradicar diferentes aristas que nublan cotidianamente estos dos propósitos; uno de ellos es el sexismo pero otro igual de importante que poco se aborda es el racismo. 

Tanto la plataforma de acción de Beijing como el Plan de Acción de Durban, documento acordado de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia así como toda forma conexa de intolerancia, han sido durante 20 años la ruta para promover el cambio transformador necesario para un mundo sin desigualdad y sin racismo. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer y hacer de estas estrategias una realidad pues aún con el paso del tiempo ha sido difícil incorporar el racismo como motor estructural de la desigualdad de género dentro de distintos grupos de mujeres.

Por ello, en el marco del Foro Generación Igualdad se llevó a cabo la Sesión especial "De Beijing a Durban: abordar el racismo para no dejar a ninguna mujer o niña atrás", con el objetivo de poner los derechos de las mujeres y niñas Afrodescendientes en el centro de la agenda global de desarrollo y derechos, alineando principios clave de la Plataforma de Acción de Beijing y del Plan de Acción de Durban para co-crear estrategias innovadoras para eliminar el racismo y el sexismo.

Las mujeres negras siguen enfrentando múltiples desigualdades sumando la pobreza y el sexismo. Pese a todo ello, Maria-Noel Vaeza, directora regional para las Américas y el Caribe resaltó que las “afrodescendientes e indígenas son las más activas en nuestra región para construir un mundo igualitario, un mundo más justo que pueda poner en evidencia todas esas violaciones de derechos humanos en aquellas personas que más necesitan nuestro apoyo”.

Agregó que han desempeñado un papel clave en la conceptualización y propuesta de medidas para eliminar formas de discriminación basadas en la raza, etnia, sexo, idioma, religión, opinión política o de otro tipo, origen social, propiedad, nacimiento u otro estatus. Además, la lucha de las mujeres negras ha contribuido a la adopción de instrumentos internacionales de derechos humanos y ha generado innovaciones políticas nacionales y subnacionales, movilizaciones de base e iniciativas para empoderar a las mujeres negras.

Un claro ejemplo de ello es la marcha el 18 de noviembre  del 2015 en Brasil donde colectivas de mujeres negras lograron reunir a más de 50 mil mujeres exigiendo todo a una sola voz. Fue un vento clave para el desarrollo de la Agenda Sostenible y la eliminación del racismo.

Es necesario visibilizar todavía la brecha de discriminación de raza y género como también los avances que se han obtenido gracias a las movilizaciones de las mujeres afrodescendientes para priorizar que estos temas no dejen ser parte de la agenda pública y los retomen quienes tienen el deber de tomar las decisiones de cada país.

Algunos de ellos han sido la elaboración y presentación de un dossier sobre la Violación de los derechos humanos y la violencia contra las mujeres negras en Brasil en la Organización de Estados Americanos, OEA. Como la Sede del I Foro Feminista Negro, celebrado en septiembre de 2016, en Sota do Sauipe, Bahía, Brasil. Entre otros grandes avances.

“Somos las afrodescendientes las que alzamos la voz ante la necesidad de una evaluación de un Durban más eficiente, estamos conscientes de la situación de la pandemia de Covid-19, que ha profundizado las desigualdades que vivíamos como resultado del racismo estructural que enfrentamos las mujeres afrodescendientes,” destacó Paola Yáñez.

“En América latina aun cuando se habla de mestizaje no podemos olvidar que el racismo existe y niega nuestra existencia. El racismo es un problema social, pero también un problema económico que genera los efectos más graves de la desigualdad y la violación de los derechos humanos”, agregó Paola Yáñez, representante de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas.

Sin duda las estrategias implementadas deben estar acompañados de un verdadero trabajo en conjunto entre los países, generar compromisos internacionales de género y raza, así como la adopción de un enfoque interseccional en la lucha contra el racismo y el sexismo, para que los avances hacia la implementación de la Agenda 2030 y la recuperación socioeconómica covid-19 rinda frutos y no fracase nuevamente.

Epsy Campbell, vicepresidenta de Costa Rica, según sus largos años de trayectoria como activista y servidora pública puso en la mesa algunas recomendaciones que llamen a accionar ante las necesidades que apelan internacionalmente a todas.

Las recomendaciones son la siguientes: una generación de alianzas estratégicas para que los temas de las mujeres negras no sean solo de las mujeres; que toda política pública tenga una perspectiva racial y que las mujeres que están en la toma de decisiones trabajen para que más mujeres afrodescendientes participen y tomen los espacios de toma de decisiones, así como buscar que las mujeres tengan las posibilidades económicas necesarias para salir adelante, “la economía será la base para las mujeres pero también para los países. Poner fin al racismo y el sexismo debe ser la columna dorsal para este proceso de transformación” puntualizó la viceministra de Costa Rica.

Son necesarias políticas para evitar todo tipo de violencia a las que las mujeres negras están expuestas. Esther Pineda de la Universidad Central de Venezuela conceptualiza un tipo de violencia que se ignora a la hora de la tipificación: el afro feminicidio, que visibiliza un tipo de violencia estructural basado en el sexismo, la raza y la etnia perpetrando los procesos de desigualdad.  Por ello es importante incorporar una política interseccional y anti racista que reconozca el riesgo de las mujeres negras y poner un énfasis contundente. 

“Se requiere una acción urgente para que los gobiernos destinen partidas económicas presupuestales encaminados a resolver nuestros problemas sociales. Hacemos acuerdos con los gobiernos pero en la mayoría se quedan en el papel y es un riesgo para que se pueda erradicar de manera seria el racismo y el sexismo. Sin ayuda de los gobiernos en turno es imposible un cambio real”, recalcó Idalmi Minotta como uno de los grandes desafíos en el centro del debate.

Finalmente, Nadine Gasman, presidenta en el Inmujeres, reconoció los aportes de las mujeres negras a la agenda feminista que permitirá que los gobiernos trabajen en conjunto con las organizaciones de mujeres para acelerar el paso con la voz esencial de las mujeres negras quienes han alzado la voz día con día.

“Tan importante poner en el centro de este Foro Generación Igualdad las demandas, la impaciencia, la rabia de las mujeres indígenas negras, de las jóvenes en su diversidad para decir hemos avanzado pero no hemos avanzado con la fuerza con la rapidez donde queremos estar. Pero desde Inmujeres buscamos no dejar a ninguna mujer ni niña atrás, buscamos trabajar a la par de todas y así cambiar nuestro mundo,” concluyó Gasman.

En esta ocasión también participaron otras representantes de organizaciones de mujeres  afrodescendientes y expertas de Brasil y Diáspora: Enice Borges, especialista en género, raza y etnia, Vicenta Camisso del Insituto Afrodescendiente, Ana Carolina Querino de ONU Mujeres Brasil, Florbela Fernandez, quienes compartieron sus experiencias regionales poniendo énfasis en las estrategias y recomendaciones generales para un cambio sustancial con perspectiva de género y raza.